Óbito del profesor Orlando Cantillo

Por Jose Atuesta Mindiola

Ciénaga ciudad Caribe, Villa de San Juan Bautista, donde el mar y la laguna se entrelazan a sus pies. Como una perla efímera brilla en la historia de nuestro país, Ciénaga fue sede de la presidencia de la República, en ese entonces, Estados Unidos de Colombia, entre mayo y junio de 1867, cargo que ocupó el general Joaquín Riascos García. De sus tradiciones la más famosa es la leyenda del Caimán en el puerto Cachimbero que se robó a Tomasita el 20 de enero, día de San Sebastián. Y de sus personajes famosos como los escritores Álvaro Cepeda Samudio, “el Cienaguero Universal”, Darío Torregrosa Pérez, Rafael Canevá Palomino, Guillermo Henríquez y Clinton Ramírez. En ámbito de música popular Andrés Paz Barros y Guillermo de Jesús Buitrago (1920-1949), el más grande cantor de la música popular de Colombia, que, con solo 29 años de vida, le fue suficiente para perpetuarse en la historia musical.

En Ciénaga, ciudad marina y vecina de la zona bananera, nace Orlando Cantillo Castro (1950). Un sempiterno soñador que aprendió de grandes maestros, que “estudiar no es un deber, sino una envidiable oportunidad de aprender a conocer la liberadora influencia de la belleza en el reino del espíritu, para la alegría personal y para el provecho de la comunidad para la cual se trabaja”.

Orlando Cantillo Castro estudioso de la pedagogía, la dramaturgia, la literatura universal, las tradiciones y el folclor. Obtuvo el título de Licenciado en Idiomas en la Universidad del Atlántico y llegó a Valledupar en 1977. No pudo dejar la nostalgia de la leyenda del Caimán y con algunos paisanos sacaban la comparsa el 20 de enero, porque era un amante y actor del carnaval.

En el campo de la docencia trajo la afición libertaria de la poesía vanguardista, la experiencia de la dramaturgia y los talleres de literatura. Con calidad ejerció el arte de la docencia, apoyado en tres facetas universales de las acciones humanas: la fe, la ética y la estética. Las clases eran con fe, tenía la certeza del conocimiento y las habilidades para que los estudiantes alcanzaran el aprendizaje significativo. Ética, responsables en las normas establecidas, respetuoso de las opiniones y de comunicación asertiva. La estética, su decencia plena, elegancia para decir las cosas. Defendía la belleza el entorno como motivación de vida y exaltaba las virtudes para promover la autoestima y la belleza espiritual. Irradiaba donosura para comentar sus anécdotas, sus reflexiones y le daba vida a la vida con apuntes de humor fino.

ORLANDO CANTILLO, TIJITO , CANDY Y YO , 2014

Yo que tuve la oportunidad de conocerlo desde marzo de 1978, cuando empecé mi experiencia docente en la sede nocturno de bachillerato comercial del Centro capacitación ‘Rosita Dávila de Cuello’ en Valledupar. Después trabajamos por muchos años en el Instpecam, de donde fue docente, coordinador académico y estuvo de rector encargado. Nuestra amistad se fortaleció en los caminos luminosos de la poesía y en las ideas afines por la docencia, el arte y la defensa de la dignidad de pensar y vivir lejos de la violencia. Con frecuencia coincidíamos en eventos culturales, y muchas personas que se acostumbraron a vernos cerca, hasta el punto de que a veces a me saludaban con su nombre y viceversa.

Banquete, Orlando Cantillo, Candida Rosa Barrios y Rosa Campo

En homenaje que el Instpecam en el marco de las efemérides de los 70 años le brindo al profesor Orlando Cantillo, dijo en una entrevista: “Valledupar me abrió las puertas y la vida aquí me ha dado de todo, por eso con gratitud le he correspondido a Valledupar y me siento orgullosamente vallenato”.

CHABELA, su adorada esposa, y los ángeles del jardín de vida, sus tres hijas: Inés, Laura y María Pía. La ausencia temprana de María Pía fue una herida insuperable en su alma. El 30 de agosto, el distinguido maestro de inteligencia universal se quedó dormido para siempre; a sus familiares y amigos nos queda la grandeza infinita de sus recuerdos que hacen menos triste el dolor de su partida.
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DÉCIMAS AL PROFESOR ORLANDO CANTILLO
Por José Atuesta Mindiola

I
Se ensombrece hoy el color
en este treinta de agosto,
el pecho se pone angosto
por el peso de un dolor.
Adiós dijo el profesor
de preclara inteligencia,
sendero de la conciencia
con su esplendente rastro,
Orlando Cantillo Castro
defensor de la docencia.

II
El Valle guarda su estela
de estudioso profesor,
de teatro fue director,
de la voz hizo una escuela.
Y con su esposa Chabela
tres hijas inteligentes:
Inés y Laura, presente,
en el cielo María Pía,
ahora le hará compañía
a su padre eternamente.

III
Amigo Orlando Cantillo
un lector universal,
de la expresion regional
un guardián de su castillo.
En acordes de estribillos
esos versos cienagueros
en el Puerto Cachimbero
de la leyenda el caimán;
tus paisanos recordarán
tu espíritu carnavalero.

BLOG DEL AUTOR: Jose Atuesta Mindiola

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