POLICÍA Y PUEBLO

Por Donaldo Mendoza

   El presidente Iván Duque Márquez hizo una visita relámpago a Cali, y desarrolló un consejo de seguridad. Duque ordena máximo despliegue de la Fuerza Pública para garantizar la seguridad a la capital del Valle del Cauca. Así podría resumirse el tratamiento que hasta ahora el presidente de la República le ha dado a la protesta social, que hace sentir su grito de indignación por todo el territorio nacional.

   En consecuencia, no es difícil deducir que el presidente ha delegado sus funciones de gobierno a la Policía y el Ejército. Para él, y he ahí lo peligroso, el problema no es social sino de orden público y nada más. El mensaje que se glorifica en esa actitud del ejecutivo es que los manifestantes y las fuerzas del orden tendrán que vérselas, a ver cómo resuelven el problema. Y empoderados, los manifestantes, policías y soldados no se ven en el origen humilde de ambos, sino en condición de antagonistas y, en algunos casos, enemigos a muerte.

   Un trágico y desgraciado compendio, que en éste y otros gobiernos se ha ido agudizando.

Más de treinta muertos e innumerables heridos, hasta la fecha, es el saldo parcial entre dos bandos que difícilmente pueden llegar a algún acuerdo, dado que lo que hay entre ellos es una obstinada y mutua desconfianza. Y si el presidente no asume a tiempo la dirección y el liderazgo que le corresponde, no sabe uno a dónde vaya a terminar esta zozobra.

   Por lo que dicen en los medios los voceros del paro, el fin de la protesta y de los bloqueos, aún no ve luz al final del túnel. Quien se tiene que mover, y pronto, para llegar a algún consenso es el presidente Iván Duque. La historia lo ha puesto en este momento para que demuestre qué grandeza y qué talante de estadista tiene. Debe deponer soberbia y dejar de escuchar a ciertos miembros de su partido, a quienes lo social les importa un pito.

   Y dos reflexiones finales: 1) el próximo presidente, ojalá de corazón social, tendrá la difícil, pero necesaria tarea, de restañar las heridas y los odios que hoy se observa entre Policía y Pueblo por causa de las protestas; una protesta incubada en dos terceras partes de la población de Colombia, que sufre toda clase de necesidades, y sobrevive sin un mínimo de dignidad. Policías y Pueblo, cuyos hijos nacen y viven en los mismos barrios y estudian en los mismos colegios y universidades.

   Y 2) la utopía que se canta en un poema de Nicolás Guillén (Cuba, 1989): “NO SÉ POR QUÉ PIENSAS TÚ” (fragmento): No sé por qué piensas tú,/ soldado, que te odio yo,/ si somos la misma cosa,/ yo,/ tú. // Tú eres pobre, lo soy yo;/ soy de abajo, lo eres tú:/ ¿de dónde has sacado tú,/ soldado, que te odio yo? // Me duele que a veces tú/ te olvides de quién soy yo;/ caramba, si yo soy tú,/ lo mismo que tú eres yo.

BLOG DEL AUTOR: Donaldo Mendoza

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