Edwin Bustamante | Morbid Macabre es una de las bandas clásicas del metal que se hace en Medellín desde la década de los 80. La agrupación fue una de las más esperadas.

CON BANDAS DE Ecuador, España, Inglaterra y Antioquia, el segundo día del festival de música popular más importante de la ciudad estuvo cubierto por un manto oscuro, fabricado por armonías de punk y metal.

Daniel Rivera Marín|El Colombiano|Medellin 

Por un pequeño hueco que se formó entre dos nubes grises, se logró colar, a las 3:40 de la tarde, el único rayo de luz que tuvo la segunda tarde metalera de Altavoz.

El día frío estuvo acorde a la iconografía oscura del género, en la que redundan calaveras, cadenas y maquillaje. Por la cancha Cincuentenario deambulaban personajes sacados de una película de Tim Burton a los que les daban vida las semicorcheas que galopaban en el bombo de la batería.

Las guitarras que reverberaban hasta el Parque Norte con sus distorsiones, fueron la alegría de los muchachos que tocaban instrumentos invisibles y hacían círculos con la cabeza, al compás que los músicos que estaban en la tarima dictaban.

Las más modernas fusiones del metal, el death, el black, el brutal, hasta el hard core, el industrial y el punk, hicieron un homenaje a la misma deidad: el rock. Miguel Vinueza, bajista de la banda ecuatoriana Descomunal, destacó la buena energía que tuvo el festival ayer, «gente con muchos gustos que vinieron a disfrutar de la música de su predilección. Hubo mucho respeto».

Una de las bandas más celebradas de la tarde fue Vitam et Mortem, quienes llegaron desde Carmen de Viboral. Su vocalista, Julián David Trujillo, poseedor de una voz rasgada que le fluía sin ningún esfuerzo, no disimuló la alegría en el escenario, pues desde el público exigían canciones y ellos hacían lo propio, traer del inframundo los acordes del black death metal.

«Muy bacano Altavoz. Nos tocó una hora en la que la gente todavía estaba entrando, pero estuvo brutal, las personas de Medellín apoyan mucho nuestra música. Bacano sentir el eco».

Por su parte, una de las agrupaciones más representativas del metal que se hace en la ciudad desde hace 20 años, Morbid Macabre, gozó de todo el furor del público.

Álex Oquendo, dueño de esa voz gutural que era inconfundible para el público, dejó claro a lo que llegaba la banda: «Entramos con ese sonido crudo de la década de los 80, del buen metal que se ha hecho en Colombia».

Y Oquendo recuerda que en su época lo que recibió, en vez de aplausos y ovaciones, como ayer, fueron naranjazos, «porque nos satanizaban, para la gente éramos anormales, pero vea hoy, Altavoz es una bacanería».

A las 6 de la tarde cayó la lluvia en la cancha Cincuentenario, para confundirse con el sudor de las cabezas que se agitaban al son de las vibraciones que emitían los parlantes de Altavoz.

» Opiniones

 
«Altavoz está una bacanería y definitivamente las bandas de metal estuvieron muy buenas, sobre todo Vitam et Mortem y Morbid Macabre. Me gusta mucho que hay buena convivencia y que no falta el respeto».
Sandro Ballesteros
Asistente

«Este festival siempre es buenísimo y, aclaro, me gusta mucho el metal, pero vengo los tres días. Me gusta el rock y vinieron bandas excelentes que saben hacer lo propio con su género, el sábado, por ejemplo, Velandia y la tigra estuvo genial».
Eduardo Saquer
Asistente

«He estado todo el día y creo que la banda de Ecuador, Descomunal, es muy buena, mucha energía la que dejaron en el escenario y, por Medellín, Morbid Macabre, lo mejor, tienen mucha fuerza y hacen un espectáculo muy completo».
Adriana
Asistente