EL FESTIVAL VALLENATO Y EL REY DE REYES HUGO CARLOS GRANADOS GRANADOS

Giomar Lucía Guerra Bonilla

Un ejemplo interesante, de la importancia de este Festival, lo encontramos en el concurso, denominado Rey de Reyes, que se efectúa cada diez años, y en el cual solo compiten, quienes previamente se hayan consagrado en la categoría de Reyes. Menciono a los cuatro grandes exponentes del genuino folclor Vallenato, quienes con su calidad y destreza, obtuvieron en su respectivo momento, el más preciado galardón. Hago mención, cronológicamente, porque a través de artistas de su talante, continúa nuestro folclor vigente, para detenerme en Hugo Carlos Granados el penúltimo Rey de Reyes .Los mencionamos en orden sucesivo:
Nicolás Elías Mendoza daza – “Colacho” (1987)
Gonzalo Arturo Molina Mejía – “El Cocha” (1997)

En 1997, al llevarse a cabo la segunda versión del Concurso Rey de Reyes, Gonzalo “Cocha” Molina fue coronado como el sucesor de “Colacho” Mendoza, tras haber vencido a los acordeoneros Omar Geles, que quedó en segundo lugar y a Raúl “El Chiche” Martínez, quien ocupó el tercer lugar.

Hugo Carlos Granados Córdoba – (2007)
Álvaro López Carrillo “Alvarito” – (2017

Un 24 de febrero de 1966, nació en Mariangola, Corregimiento de Valledupar, Hugo Carlos Granados, hijo del acordeonero y técnico de acordeones Ovidio Granados, quien desde los 5 años se interesó por la ejecución del acordeón. En 1980, A los 13 años de edad, obtuvo su primera corona, como Rey en la categoría infantil en el Festival Vallenato, que anualmente se realiza en la capital del Departamento del Cesar. En 1986 retornó al Festival, para competir como aficionado, y obtiene una segunda corona. Allí no para su encadenamiento de éxitos, ya que en 1997 lo erigen como Rey de Reyes aficionado. Su marcha ascendente lo conduce a lograr en 1999 ser el nuevo Rey Profesional y en 2007 es galardonado como el tercer Rey de Reyes, luego de una lucha, ante unos competidores de reconocida experiencia en este ámbito musical, como Omar Geles y Saúl Lallemand.

En realidad, escuchar las notas vibrantes que emanan del acordeón de Hugo Carlos Granados, es recordar a los viejos juglares, pero con escalas técnicas y refinadas. Esto no es de extrañar, ya que desciende de una de las dinastías, que ha hecho considerables aportes al folclor vallenato clásico y tradicional. Hugo Carlos, como acordeonero se dedicó a lo de él: perfeccionar su arte y escudriñar buenos arreglos que lo distinguieran como el mejor en el Festival Vallenato, por esto dejó de lado el canto y la composición. Esto, manifiesta en parte lo relacionado con su personalidad Hugo Carlos es extrovertido, de genio vivo apropiado para ser alma de las parrandas. Y la de su hermano, Juan José habla menos, es silencioso. El tercer Rey de Reyes, pertenece a una estirpe musical precedida por su padre Ovidio quien al lado de su bisabuelo, abuelo, su padre, hermanos, tíos, conforman toda una tradición familiar que se conserva con las viejas y nuevas generaciones. Lleva sobre sus hombros la honrosa herencia de una preclara progenie. De la calidad Granados quien desciende de su bisabuelo Juancito Granados, el famoso juglar de Camperucho, llamado el “gallo camperuchero” nieto de Juan Granados Ochoa, su padre Ovidio Granados Melo, símbolo viviente de la ascendencia de los Granados. Legado grandioso que perdura con su música autentica, al interpretarla, espanta cualquier sufrimiento. Como vemos surge de un florecido tronco de tres familias de músicos: su abuela materna, Camila Durán prima de Alejo Durán. Por la línea paterna: su abuela, Ángela Ochoa, era tía de Calixto Ochoa.

De Juan nace Ovidio Enrique Granados Durán, cariñosamente denominado “El Viejo Villo,”quien retomó la herencia del abuelo en la ejecución del acordeón. Por parte de Ovidio Granados, el símbolo viviente de la dinastía son 11 hermanos, de los cuales 3 son reconocidos músicos: Almes, Acordeonero, Rey Vallenato, y Adelmo, un gran cajero. Ovidio se casa con Nimia Córdoba, y cuatro de sus hijos heredan su vena artística, sobresalen: Hugo Carlos, Rey Vallenato en todas las categorías y Rey de Reyes. Juan José Granados Rey Vallenato en la categoría profesional, Eudes, quien falleció en accidente aéreo con Juancho Roys, era afinador de acordeones, arte que también ejerce Ovidio Júnior. Instrumentos que al decir de algunos las “resucitan”.

La madrugada se tornó plena de alegría. No fue tan fácil lograr el triunfo por la calidad de los contendores. En la edición número 40 del Festival de la Leyenda Vallenato, Hugo Carlos asumió con la seguridad que da la disciplina y la tradición de los ancestros, desde muy niño, como su bisabuelo, abuelo y su padre, aprendió a tocar el acordeón solo, a escondidas, oyéndolos a hurtadillas. A la manera de los grandes juglares, entrenar era su mejor recreo, reto que ya venía preparando año tras año, cuyo estilo como él lo afirma sigue la escuela de su padre Ovidio Granados, en combinación con el de Luis Enrique Martínez, Nicolás-Colacho-Mendoza y Juancho Roys.
Fue un concierto para la historia. Retumbaban los cuatro aires musicales: merengue, puya, son y paseo interpretados con la versatilidad propia de quien domina su arte, la nota alegre y segura, “no peló una.” Desciende de una familia donde la música es una forma de vida. De las canciones que interpretó mencionamos: “El vicio no me domina“(merengue) “Las mujeres” (Paseo), de Isaac Carrillo, “Mujer incomprensiva” (son) de Adaulfo Herrera. La sensación fue la “Puya Rebelde” de Alfredo Gutiérrez. Había escuchado los consejos de su padre Ovidio: darle un ritmo más lento. Su éxito va de la mano con la interpretación de las cadencias tradicionales.

Es el estilo que siempre ha cultivado, el que evidenció en su participación por el galardón, que hasta ahora sólo lo habían obtenido dos leyendas del acordeón: ‘Colacho’ Mendoza y ‘El Cocha’ Molina en un histórico abril de 2007. Al conocer el fallo a su favor, salió a recibirlo con una camiseta que decía “gracias a Dios”. Cuando expresa su agradecimiento, dijo “Yo lo que tengo que decir de ahora en adelante lo digo con el acordeón”. Sensible, sentimentalista no faltaron las lágrimas. Lloré en dos oportunidades: momentos antes de ser declarado rey cuando mi hermano me felicitó y al confirmar la noticia por parte de la Fundación. No fue fácil la competencia al lado de Harold Rivera, quien ocupó el segundo lugar, José María Chema Ramos, tercer puesto y Álvaro Meza Reales, cuarto puesto. Con Jorge Celedón el gran ídolo de la canción vallenata, el recién declarado “Rey de reyes” Hugo Carlos Granados ejecutó la primera canción.

Con la corona dorada y roja sobre su cabeza, respondía con amabilidad, sin mostrar el cansancio del duro pique con importantes contrincantes, incansable y con el buen humor y sencillez que lo caracterizan, atendió las interminables entrevistas de los periodistas, en las que con insistencia repetía que dedicaba este premio a Dios y a su familia. Triunfo que le sirvió para rendir tributo a su hermano Eudes Granados, quien falleció en el fatídico accidente aéreo con Juancho Roys en 1994

Con serenidad , concentración y disciplina es el único rey en todas las categorías, demostrandole al mundo vallenato lo que se ha aprendido.
Treinta años al rescate de lo nuestro en honor a su padre. No es de extrañar, al ser hijo de Ovidio Granados, que quedó en cuatro ocasiones a punto de hacerse con la corona, siendo su participación más importante la de 1968, en el primer festival, perdiendo ante Alejandro Durán. Granados es conocido como uno de los acordeoneros más técnicos y talentosos de la historia, y por lo tanto, también uno de las personas más respetadas en el mundo vallenato.

BLOG DE LA AUTORA: Giomar Lucía Guerra Bonilla

Ovidio Granados Melo “EL Viejo Villo”

Giomar Lucía Guerra Bonilla

Ovidio Granados Melo, casado con Nimia Córdoba. De este hogar descienden cuatro de sus hijos que heredan su vena artística: Hugo Carlos, rey vallenato en todas las categorías y rey de reyes. Juan José, rey vallenato. Eudes fallece en accidente con Juancho Roys, Ovidio y Raúl, quienes han heredado el arte de su padre: arreglar acordeones.
“Lo que se hereda no se hurta”. El entorno le invitaba a la laboriosidad del campo y a tener un oído avivado para escuchar la música del entorno que lo abrigó siempre. A temprana edad mostró su inclinación por el acordeón y muy poca disposición para las labores de vaquería. Es cuando recibe el apoyo de su progenitora: Isabel Melo Durán, quien lo resguarda de los regaños de su esposo Juan Granados Ochoa su padre. A pesar de que en su juventud era obsesivo practicando la caja vallenata a tal grado que la víctima fue su antecesora por un buen número de ollas que le rompió, por la resonancia de los fuertes porrazos con que tocaba la caja. Sin embargo, a los 20 años se le ‘rebeldizó’ a la caja y en un arranque de inspiración tomó el acordeón de su hermano y, en un día, le sacó las primeras notas a la canción el ‘Tigre de la montaña’, de Pacho Rada. Su padre al darse cuenta del talento de Ovidio, acepta que su mundo este es su mundo.

Ovidio concursó en dos oportunidades en el Festival de La Leyenda Vallenata, al lado de Alejandro Durán Díaz en abril de 1968 y con Luis Enrique Martínez en 1973.Logró ganar en cada una de las rondas, hasta llegar al último duelo. El premio fue huidizo con él. En una y otra oportunidad ocupó el segundo puesto. Por eso algunos lo han denominado, “El monarca sin corona”

Del Paso (Cesar) a las Sabanas de Mariangola
En la década de los años treinta llegan a las Sabanas de Mariangola, un buen número de familias oriundas de El Paso (Cesar), parejas de las cuales destacamos a Camila Durán y su esposo Ambrosio Melo con sus siete hijos. La más distinguida por su juventud, exótica belleza, ondulantes caderas, era Isabel Melo Durán, quien muy pronto cautiva al joven Juan Granados Ochoa. Lo atrajo su temperamento alegre, además de ejecutar con maestría la caja, era buen domador de caballos, a quien une su vida en matrimonio. Con el transcurrir del tiempo la denominaron “La matrona la dinastía Granados” por su espíritu generoso. Fue muy bien correspondida por el pueblo. Muere a los 91 años, su sepelio estuvo acompañado de las notas musicales de sus hijos y nietos.

Nace en Mariangola, para la historia de la música vallenata el símbolo vivo de la dinastía de los Granados: Ovidio Granados Melo, casado con Nimia Córdoba. De este hogar descienden cuatro de sus hijos que heredan su vena artística: Hugo Carlos, rey vallenato en todas las categorías y rey de reyes. Juan José, rey vallenato. Eudes fallece en accidente con Juancho Roys, Ovidio y Raúl, quienes han heredado el arte de su padre: arreglar acordeones.

Músico antes que artesano, organizó la afamada agrupación de ‘Los Playoneros del Cesar’, junto a Wicho Sánchez, Miguel Yaneth, los hermanos Calderón, Rodolfo y Cirino Castilla, era el acordeonero del conjunto. La música ha sido la eterna compañera del “Viejo Villo.” Con las exquisitas notas de su acordeón grabaron, la popular canción “Diana,” de la autoría de Calixto Ochoa vocalizada por el inmortal Diomedes Díaz.

Ostenta varios reconocimientos por su quehacer en el arte de afinar acordeones que eligió hace más de 30 años. Técnica que aprendió desde muy joven, “mirando de reojo cuando llevaba el acordeón de mi papá a afinar”. Más adelante sería Ismael Rudas quien vivía en Caracolito, Cesar, yo iba a llevar los acordeones y me sentaba a observar con disimulo paso a paso lo que hacía y así viendo fui aprendiendo”. Es uno de los más reconocidos afinadores de acordeones por lo cual es denominado por algunos como el ‘médico’ que cura los acordeones, El “cirujano de las acordeones”, porque él y otros han logrado develar la magia, el misterio del instrumento con el que han descubierto cómo lograr nuevas armonías que generan variados matices, logrando así los cantantes de este género caso de Juancho Roys, llamar la atención y al alcanzar la fama como intérpretes de la música vallenata. Grandes figuras del acordeón vallenato en sus gestas folclóricas y artísticas, necesitan que la sonoridad de sus instrumentos sea la más apropiada para cada una de las melodías que interpretan Ha logrado ser uno de los más reconocidos afinadores de acordeones, por los más talentosos ejecutores de este instrumento.

El buen humor, la picardía lo acompañan siempre, en su expresión sencilla, en su amabilidad, campechano, a pesar de las duras pruebas por las que ha pasado, su arte le estimula la alegría al escuchar que de sus manos brotan las notas musicales de este instrumento parte de nuestra identidad, con los que se van a lucir muchos en festivales y famosas fiestas.

En el taller de “Villo”, hay un ordenado reguero de instrumentos. Ha derivado tanto de la experiencia que el diagnóstico es inmediato. Su oído no falla, día a día está más desarrollado.

BLOG DEL AUTOR: Giomar Lucía Guerra Bonilla

Semana por la paz

“Demos el paso el encuentro es con la paz”

Giomar Lucía Guerra Bonilla

La patria se ha ido, sin ruido, previniéndonos de ello el desarraigo, el desorden social, la insolidaridad, se fue sin que nadie haya hecho un gesto o dicho una palabra para retenerla” (Raíces de Existir”-(Simona Weill)

Bajo el lema “Demos el paso, el encuentro es con la paz,” la Iglesia católica realizará este año la Semana por la paz del 6 al 13 de septiembre con varios actos conmemorativos, según informó el Padre Jesús Torres Líder de Pastoral Social en La Diócesis de Valledupar. De igual manera la festividad de San Pedro Claver, consagrado como día de los derechos humanos.

“Son miles las iniciativas territoriales que están con la paz, lugares que se han declarado territorios de paz, que trabajan con voluntad por lograr una paz con justicia social, convivencia, desarrollo humano y cuidado del medio ambiente” expresa Fernando Sarmiento de Red ProdePaz.
Monseñor Fabio Henao, Director del Secretariado de Pastoral Social, dice que la Semana de la paz se realiza en medio de unas circunstancias muy especiales, en las cuales el país está y personas comprometidas con el tema de la paz realmente conmovido por los asesinatos de miles de personas entre ellos. Defensores de derechos humanos
Los colombianos padecemos una serie de experiencias dolorosas, causadas a través de un periodo que supera las cinco décadas que testifican unas memorias de alteración del orden interno, de la paz ciudadana y de la concordia.
La convivencia entendida como la condición y circunstancia de vivir con otros, demanda una comunicación permanente y la expresión de sentidos y saberes que al ponerse en escena, y al ser desarrollados procesos de conciliación, conducen a una relación armónica entre los miembros de una comunidad.

Por lo cual hay que definir los criterios para la convivencia y el progreso referidos a una manera de pensar, de ser y de hacer, así como las formas de ver y entender el mundo, modos de amar y cómo lograrlas en la relación social y, en especial la familia desarraigada víctima del desplazamiento forzado, donde es necesario abordar programas de apoyo a la educación pluricultural, adoptar una pedagogía del amor que orienta el ser y el quehacer, la interacción de las personas con su entorno, proteger la libertad sobre la cual debe basarse la organización social, promover la solidaridad con el individuo y el colectivo convocados por el derecho de todos los seres humanos a dar sentido a su existencia.
Desarmar la palabra para no agredir a los demás, actuaciones que pueden desarrollarse en el diálogo social en el hogar, en la escuela, con organizaciones cívicas, sociales, políticas. En la reflexión colectiva, la experiencia compartida, la proximidad cultural. Sin embargo estas políticas son letra muerta si campean la pobreza y la miseria, si no hay solución y voluntad política para zanjar los problemas sociales.


Si no somos capaces de frenar toda esta oleada de violencias, vamos a dejar perder entonces un momento crucial de la historia, Y entonces no podemos “seguir dando pasos” para hablar de la intolerancia, del rechazo al diferente, del desempleo y del subempleo, de quienes destruyen y no cuidan los parques de sus barrios no preservan el medio ambiente, desperdician el agua, tiran basura a la calle, taponan alcantarillados de aguas lluvias, acequias, los ríos, (Laudato Si Papa Francisco) escombros que impiden el uso de las vías, estacionan en sitios peatonales, generan caos vehicular, incomodan a los enfermos en los hospitales.
En medio de la angustia y del apremio que genera la situación de emergencia y la magnitud del problema, son muchos las personas que desde su quehacer cotidiano, hacen modestos pero significativos aportes a la reconciliación para la convivencia pacífica, la tolerancia, fomentando la formación integral de las nuevas generaciones, recuperando la identidad cultural, en un proceso de reconstrucción y fortalecimiento del tejido social. El núcleo familiar tradicional se ha trastocado, la violencia intrafamiliar, la madre cabeza de familia ausente del hogar y/o el padre que no está presente por una u otra razón, y otra serie de elementos de este tenor nos muestran un ambiente no propicio para la educación regular, nada fácil de asumir. Es la madre, la que de pronto ya no puede guiar, dar las bases fundamentales, arrullar, ni amamantar, sino luchar por la subsistencia de su hijo, por el apremio de un trabajo casual.

“Este año, en medio de esta semana de trabajo, oración y reflexión, nos proponemos dialogar y reconocer los esfuerzos que, desde todos los niveles, se hacen por la paz. La paz es una tarea confiada a la responsabilidad de todos, es una certeza, una esperanza que tiene a su favor el porvenir y destino de Colombia. La paz es necesaria”. (Monseñor Óscar Urbina Presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia)

Vivir la vida es rechazar toda forma de violencia.

BLOG DE LA AUTORA: Giomar Lucía Guerra Bonilla

Soad Louis Laka La perla morena del Sinú

Giomar Lucía Guerra Bonilla

Soad esa mujer polifacética nacida en Ciénaga de Oro, sus ancestros llegan de ese mundo de las mil y una noches. Con un corazón tan grande y una personalidad arrolladora, que alberga en él elementos de distintas culturas y allí le hizo un espacio a los vallenatos, cuya tierra estuvo visitando por más de diez años invitada al Festival vallenato como Jurado de la canción inédita por la inolvidable Cacica Consuelo Araujo Noguera. Es cuando inicia amistad con varios miembros de esta institución: Cecilia La Polla Monsalvo, Rafael Escalona, Gustavo Gutiérrez, Santander Durán, Lo Hermanos Zuleta entre otros muchos. Participa del Festival en homenaje al Nobel García Márquez. De su belleza diría Gabo que se parecía a los cuentos de Hans Andersen en los que no se saboreaba sino poesía y belleza.

Su casa en Montería se convirtió en una mini embajada vallenata donde iban y venían a visitarlas estos connotados cantautores. Uno de esos viajes motiva la canción del rey de la canción inédita Santander Durán. Que dice: Estoy sentado aquí frente al Sinú / Y a mis espaldas la ciudad dormida/ como la noche en que llegaste tú/ para brindarme tu ilusión, tu vida/sobre las aguas la brisa me trae el cantar que entona un viejo barquero… (Grabada por Otto Serge)
Cuando muere el Maestro Alejandro Durán Díaz primer Rey vallenato, fue la anfitriona de la comisión que llegó de Valledupar, encabezada por la Cacica Consuelo Araujo Noguera y miembros de la Junta Directiva

Soad nace en Ciénaga de Oro de ancestros árabes cuya riqueza cultural heredó en especial de su padre, quien desde niña le narraba los cuentos de las Mil y una Noches y le arrullaba escuchando la música tradicional de Damasco, el Líbano de la región de dónde provenía. Edmond Edmundo Louis Saba, nació en Damasco. Llega a Colombia por Cartagena en 1933.hablaba el español y otros idiomas. De espíritu bohemio interpretaba el violín. Doña Lila Esther Lakah la madre de Soad nace en Ciénaga de Oro. Lo que nos dice que nuestra escritora no está muy lejos de la magia de la sherezade de las Mil y una noches en ese ambiente exótico desenvolviéndonos el ovillo todas las noches para contándonos una nueva historia. Todo estos ingredientes aunados a la riqueza legendaria de Ciénaga de Oro nombre que surge porque de los cerros en épocas de lluvia, descendían pepitas de oro que las recogían sus habitantes, aunado al Sinú legendario y a su acervo cultural, así como a su preparación académica, como ella afirma fue autodidacta y como tal una buena lectora y seguir inspirada en ese mundo de la literatura contribuyen a hacer de ella una escritora destacada, cuyo acervo cultural, mítico y su tradición son el germen de su creatividad como narradora de cuentos, novelas, ensayos.

Así como el cultivo de amigos cercanos cuya ilustración fue muy aprovechada caso del Doctor Yances “la pluma crítica del Sinú”, nació también en Ciénaga de Oro de quien ella misma afirma aprendió mucho.
Ejerció gran influencia en generaciones de intelectuales. No podemos pasar desapercibida su amistad y aprecio a David Sánchez Juliao de quien asevera cuando no veíamos “incendiábamos un mar”. Dice: Él nos logró interpretar, era un genio, hizo algo nuevo”, menciona además a Gustavo Tatis Guerra, Guillermo Valencia Salgado (Compae Goyo) , José Luis Garcés con quienes creó el grupo El Túnel y en cuya revista hizo varias publicaciones. De igual manera el médico, novelista, antropólogo Manuel Zapata Olivilla, Antonio Mora Vélez, al poeta Raúl Gómez Jattin de quien afirma: dejó una huella muy profunda en ella recibí una carta de este inolvidable poeta, a quien le hizo varias presentaciones en la Casa de la Cultura de Montería. Ella vive siempre alegre, espontánea, la mamadera de gallo a flor de labio, el chiste siempre están presentes.

Como Directora de Extensión Cultural departamental semejaba una hormiguita arriera, la observábamos en silencio en ese trajinar día a día, no descansaba en su diario gestionar tras la búsqueda de recursos para la promoción de eventos culturales, la ayuda a los gestores de los diversos ámbitos de la cultura. Llámese pintor, escultor, poeta escritor, ensayista, artesano. O la sorpresa de una buena velada con la presentación de reconocidos poetas como Raúl Gómez Jattin Abelardo de La Espriella. Se imponía un estímulo sencillo pero significativo. Es cuando le hicimos el homenaje como Miembro de número de la Academia de Historia y todos acudieron. El primero su Presidente Víctor Negrete, junto con el Gobernador, sus hijas Luisa Fernanda y Antonella y otros amigos que estimaron su compromiso por el desarrollo cultura de Córdoba.


Su ayuda llegaba a los artistas necesitados, de una u otra manera apadrinó a varios de ellos con ayuda pecuniaria, tramitando la consecución de becas, dándoles alojamiento. Germán Morales Guerrero pintor nació en Cartagena. Desde niño se estableció en Chima después de una larga temporada de estudios en Europa. En la década 1970-1980 Gloria Triana fue su invitada en eses viaje que emprendió la antropóloga que le permitió adentrarse por el rico y diverso universo de la cultura popular de nuestro país a través de su labor de docente y académica con la creación de hitos culturales como Yuruparì, Aluna, hoy referentes sobre el patrimonio inmaterial de nuestro país para un programa especial a Pablito Flores, referidos a su obra musical.
Por la década de los noventas (1994) la Editorial Plaza y Janès publica su libro La Lío y Otras Mujeres. Aquí plasma esas creencias y vivencias de su pueblo, narración que hace con realismo y el desparpajo que la caracteriza trasunto en las vivencias y creencias del ayer de su pueblo natal. No puede una mujer que subyuga, encanta como La Lío, no hay hombre que se doblegue tras el efecto a sus embrujos, llevándose en barrena hogares sin el menor miramiento del daño que hace a las buenas costumbres del momento, ni a la autoridad instituida. La narradora echa mano de un lenguaje fluido, agradable con algo de socarronería que te lleva a soltar una sonrisa o a imbuirte en momentos de ficción por el ambiente chisme y la argucia en que se mueve. En su fluir y variado discurrir literario divulgó los cuentos “Razones de Peso” y la leyenda “Los caprichos de Dios”, financiada esta última por el Ministerio de Educación, destacada no sólo como cuento-leyenda para todo público, pero en especial niños (as), jóvenes, sino para adultos por sus ilustraciones verdaderas obras de arte del maestro gran pintor cordobés Cristo Hoyos acreditado con una obra pictórica reconocida dentro y fuera del país. Ha publicado en distintas revistas y diarios, Puesto de Combate, Café Literario y la revista del grupo El Túnel. También ha colaborado en varios diarios como El Tiempo, El Espectador, Vanguardia Liberal, El Universal, El Heraldo, El Colombiano y El Meridiano de Córdoba. Su hermano Germán Louis (hoy médico) me cuenta que en Barranquilla le vendió casi toda la producción de la novela “Razones de peso” editada dos veces. Y Jorge Pretelt en su tienda La Lio y Otras Mujeres.
Como Secretaria de Cultura de Córdoba desarrolló una excelente labor en el rescate de los valores culturales del departamento, editando numerosos libros profundizando de esta manera los estudios sobre la cultura zenù, y discos compactos para recoger la música, cantos y literatura cordobeses. Durante su desempeño impulsó através de la sección del programa de proyectos y fomento de las artesanías y las artes populares de Córdoba y estimuló la labor de los investigadores en este campo. Promovió y editó discos compactos sobre distintos ritmos y bailes de la música tradicional de la región.

Su último libro es sobre los árabes donde desarrolla la llegada de estos a Colombia y se detiene de manera especial en el departamento de Córdoba en Ciénaga de Oro, donde pernocta su familia después de detenerse en Barranquilla. Allí destaca cómo a su llegada fueron rechazados, ellos enseñaron a los nativos a negociar con el sistema de trueque y van incursionando unos en el ámbito comercial, otros en la política. Destaca la población situada en la Costa Caribe y en los distintos departamentos del país. Es una gran investigación es los aspectos de agricultura, ganadería, comercio, sistema político, Lo considera un libro didáctico, para el aprendizaje.
En su discurrir por la administración pública desempeño con eficiencia el cargo de Secretaria de Educación departamental. Más tarde sería Secretaria de Educación y Cultura, época sin precedentes en el desenvolvimiento de este ámbito en Córdoba donde hubo publicación de libros atinentes a los distintos temas sobresalientes y que identifican la cultura cordobesa, discos sobre manifestaciones musicales.

*Pablito Flórez Autor de canciones como La Aventurera, el porro “Lo sabores del porro” entre otras muchas

Iba a pie y con su mochila tercia en el hombro izquierdo como la mejor guardiana de sus mas íntimos secretos sobre el porvenir cultural de su tierra querida. En su diario trajinar por los avances del CultuComo Miembro de la Academia de Historia le hicimos un merecido homenaje
Son destacadas sus novelas:.
Razones de peso, Los caprichos de Dios LITERATURA Y ARTE PICTÒRICO B y La Lío.

Este ensayo trata sobre los aspectos que fundamentan la poética de la escritora cordobesa Soad Louis Lakah. Lo suyo es la recuperación de la memoria y para ello apela al discurso oral que la re-presenta, re-produce, actualiza.

El trabajo también revisa la propuesta desde lo femenino que se inaugura en el arte de contar, en una época marcadamente machista. Contar su historia de vida y la historia de una región con todo su acervo cultural, mítico y de tradición es el propósito soslayado de los tres libros analizados: Razones de peso, Los caprichos de Dios y La Lío.

Que, según sus palabras, parece un pesebre grande de tierra roja, en el que «cuando llovía la corriente arrastraba por sus calles pequeñas pepitas de oro, que las gallinas se tragaban como bolitas de maíz». Este territorio, con vida muy propia y lleno de magia donde pareciera ser que las historias son más importantes que la realidad.

Se entrelaza con las tradiciones de sus antepasados sirios, en un estilo muy personal desde el cual la escritora logró convertir la nostalgia de su abuela en literatura. «Soy autodidacta, he retomado lo que fue mi vivencia en Ciénaga de Oro porque considero que para escribir se debe partir de las propias realidades, de los entornos, para poder llegar a la ficción, a la magia».
Soad Louis Lakah dentro de sus amistades conoció al poeta Raúl Gómez Jattin quien dejó una huella muy profunda.

Estilo muy personal desde el cual la escritora logró convertir la nostalgia de su abuela en literatura.

ARTICULOS DE LA AUTORA: Giomar Lucía Guerra Bonilla

Un bolero azul


“Chabuco” pasea el vallenato por varios países del mundo con distintos estilos musicales

“La añoranza más grande de mi vida es volver a caminar por las calles de mi viejo Valledupar, la nostalgia por la ausencia de mi padre, el deseo de ir al río Guatapurì, bañarme bajo un aguacero, jugar a “la lleva” con mis amigos de infancia, disfrutar al lado de mi familia”

Por Giomar Lucía Guerra Bonilla

Jesús Martínez Acosta conocido en el mundo artístico como Chabuco, nació en Valledupar, ha incursionado con innovaciones de su música natal armonizando sus producciones entre sus raíces vallenatas y trabajos en los que explora sonidos de otras culturas musicales. Es así como nuestro artista irrumpe con el flamenco. Su álbum” De ida y vuelta” fue grabado con un exintegrante de Ketama un grupo musical español de flamenco.

Desde niño exploraba diferentes sonidos, buscaba hacer una música de colores. Seguía los gustos melodiosos de su padre el reconocido guitarrista Hughes Martínez, con quien escuchábamos lo mejor de la música latinoamericana: Pablo Milanés, Rubèn Blades, Òscar de León entre otros muchos. Era una época en que se deleitaban oyendo y bailando boleros, variados ritmos cubanos. Este legado me inspiró para hacer un vallenato de colores, la que en esos momentos se interpretaba en guitarra y es con este instrumento como se da a conocer en el Colombia y en varios países latinoamericanos. «Soy lo que soy por las madrugadas allá en mi casa, por las parrandas que mi papá hacía con Escalona, Colacho, Diomedes y otros; por la brisa, el palo de mango y todo eso. Es un talento natural.”Esa es la única herencia que yo tengo.” De estas vivencias nació la idea de hacer un vallenato con aires del mundo

La Habana en cierta forma es por donde debí comenzar, La cubana es la música que siempre tuve más cerca. Con ella me criaron. Me siento de ahí, conocedor de los ritmos, porque fueron años estudiándolos.

Pero hice primero algo con flamenco, con sonido latín jazz de Nueva York, bossa nova y samba. Asì manera revivì canciones de reconocidos juglares de la música vallenata. Por eso no la consideró extraña, sentí su música familiar y muy cerca a mis sentimientos, por eso no resulta extraño que Chabuco nos esté interpretando “Un Bolero Azul”, es una canción rubricada por esa nostalgia que lo acompaña con arreglos de cuerdas, es para escucharla y escucharla hasta derramar una lágrima. Tiene ese sonido tradicional que le da una atmósfera gloriosa y tierna propicia para el amor. Es la mejor dedicación que le puedes hacer a la persona que amas.

Dice que “este disco nació con la idea de crear una producción que sonara como en los años 50 “.La composición es del cubano Jorge Luis Piloto, grabada en mi voz con la participación de músicos cubanos. «Él me dijo: ‘Tengo una canción que no he dado a nadie, creo que tú puedes contribuir a darle la interpretación que es’, y la verdad me conmovió mucho. Al inicio él dirigió la voz en Miami. El disco fue grabado en Cuba, tocando en bloque todos tocando a la vez, dirigido por ‘Chucho’ Valdés. Mi permanencia musical en la mencionada ciudad, la considero «increíble», no extrañé nada: «Tengo amigos músicos por todo el mundo y allá conservo un hermano llamado Horacio ‘El Negro’ Hernández que es uno de los mejores bateristas de latín jazz del mundo. Estuve con mucha gente amante de la música, todo fluyó muy bien».

Así inicia la etapa titulada Chabuco en La Habana, con el que se da a conocer al público. Un bolero azul es una composición del cubano Jorge Luis Piloto, tiene ese sonido clásico que le da una ambiente de grandioso al amor, interpretada en la voz de nuestro reconocido cantante. Es así como aborda contenidos semejantes a los de esta producción discográfica, al incluir algunas de sus composiciones inéditas, pasajes sobre el amor en La canción la vida es como un son y con otros contenidos como en el Valle de ayer, un homenaje a Valledupar, la cual rememora en sus vivencias. Chabuco comenta en una de sus entrevistas, “…a veces me levanto y algún olor me hace añorar cuando estaba niño; por ejemplo, la tierra mojada, bañarme bajo un aguacero. Entonces comienzo a pensar en esos recuerdos, también en las canciones de los juglares. Una nostalgia que me hace preguntarme ¿dónde andará ese Valle de ayer?

Hice un disco con la idea de que sonara como en los años 50: Chabuco. Foto: Colprensa

BLOG DE LA AUTORA: Giomar Lucía Guerra Bonilla

Walter Arland : artista kankuamo reconocido en el mundo

Giomar Lucía Guerra Bonilla*

Walter Arlandt nace en el epicentro de la Sierra Nevada de Santa Marta, custodiado por el imponente cerro de Juaneta, Loma Blanca y Piedra Lisa. Circundado por las cristalinas aguas de los ríos Candela y Chicuinya en la paradìsiaca población de Atànquez. Su personalidad es cálida y transparente, nos dice:“ El mejor crítico de arte es el que se deja llevar por el sentimiento. Es desprevenido, espontáneo, saborea lo que tiene a la vista”. Al estilo de Gaudí quien nace de una familia de artesanos, guardadas las proporciones, Walter nació en el seno de una familia cuya vida y algunas memorias en parte giran alrededor de diseños y tejidos que transmiten su propia historia e identidad, simetría y variedad de diseños que comunican sus propios mensajes Donde desde su madre Doña Oilda Ariza de Arlandt, su abuela tejían mochilas y quien sabe cuántas generaciones atrás, diseñando caminos y arabescos guardianes de la memoria de sus ancestros, ambiente donde también pervivía la creatividad de su padre José Celestino Arlandt ebanista, quien en sus obras dejaba plasmado el buen gusto y creatividad al tallar la madera y de un abuelo con ancestros franceses.

En 1985 es seleccionado para participar en el Salón Nacional de Arte con 10 artistas más de la Costa, donde es premiado por su obra “El tinajero de mi abuela cuando era nuevo.” En algunas de sus obras es notoria la influencia de su entorno, de lo autóctono. De su cotidianidad de niño rescata la casa vallenata con su característica decoración taburetes, mecedoras, tinajeros, sombrereros. Esas ventanas por donde se cuela una luz tenue buscando preservarlo de los rayos fuertes, de los vientos, del aire frío de la Sierra Nevada. Son elementos de los interiores cuya evolución le imprime un sello abstracto. Comienza a incursionar en arte pop con el tinajero y “Después de la parranda”

Otro de los motivos de inspiración son los calabazos (1985-1986). A veces a manera de representaciones eróticas. Con una marcada influencia surrealista de Salvador Dalí. Sus bodegones con influencia minimalista donde trasluce la complacencia que experimenta al pintar la naturaleza con la que ha convivido, diversidad de frutas tropicales: mangos, mamones de colores fuertes ¿Naturalezas muerta? Así lo denomina el arte, pero sentimos el olor, sabor, las degustamos. Ahí está plasmada otra de las experiencias de su niñez “salir a manguear”, competir con su hermano a ver quién encontraba primero el mango más apetitoso. Es notoria la influencia de Francisco Zurbarán. Arlandt nos dice: “No es plasmar lo que uno ve, sino darle vida, imprimirle un toque mágico que surge espontáneo”. Tendencias clásicas embrolladas con el realismo mágico, caminando a la par con el arte contemporáneo. Resultado también de sus talentos innato, los estudios en la Escuela de Bellas Artes de Valledupar y en Bogotá en el Taller de grabado de los Maestro Humberto Giangandri, Taller de Escultura, Rafael Franco Seminario “acercándose al Arte Contemporáneo” Universidad Nacional Bogotá

La parranda vallenata es otro de sus temas recurrentes, donde orienta su cocina del arte al más mínimo detalle, no son sólo acordeón y acordeoneros, el conjunto musical, sino todo el desbarajuste después de la fiesta, el borracho desparramado en un taburete, botellas, colillas por aquí por allá, el caos.
No podía faltar el paisaje como motivo de inspiración, influenciado por el entorno de la Sierra Nevada de Santa Marta, surge por los años 2010 con una mayor madurez artística, más contemporáneo, resultado del estudio de Vermeer y Rembrandt y los pintores del renacimiento. A cuyo pincel no escapan a su pincel los algodonales. En su magnífica y diversa obra encontramos una serie de dibujos, algunos representan mujeres gordas inspiradas en las urnas funerarias precolombinas y un poco en el Maestro Grau. Trasciende lo local, nacional e internacional para trasegar por el Pop Contemporáneo.

Estudioso, disciplinado, inquieto siempre está explorando nuevas formas de ver el arte “He trabajado paralelamente los temas. En el momento hago énfasis en la escultura contemporánea ajustada a los fenómenos del arte actual”. Las concebidas en acero jugando con el equilibrio y la forma hasta logra una composición lo más cercano a la perfección, agradable a la vista. Los bronces, desde aquí ha llevado torsos femeninos a la escultura en las tres dimensiones. En esta serie están “Monumento a las víctimas de la violencia,” “El acordeón,” “Las trinitarias” “La Custodia” una de la serie denominada “Exposición a Escalona” realizada en 2010.

Es diversa y hermosísima la calidad, variedad de estilos e influencias, así como la dimensión de su obra caracterizada por líneas depuradas, colores con sabor a trópico, brillante, fúlgido. Cuando nos acercamos a él encontramos a un artista apasionado, de una sencillez envidiable, sin ostentaciones y más aún cuando nos abre un espacio para entrar por un visillo a su mundo de colores y texturas, de luces y sombras, descrito por él con las tímidas palabras de un hombre cuya fama prefiere conservar en las opacidades, en el claro-oscuro de sus firmes pinceladas, tonalidades y sensaciones cuya influencia inicial fue la noticia del fallecimiento de Pablo Picasso.

Acredita más de 50 exposiciones desde su natal Valledupar, pasando por Cartagena, Santa Marta, Barranquilla, Bogotá, Puerto Rico, Miami, Tampa Florida, Nueva York, Panamá. Reside en Bogotá sin perder el vínculo e interés por el terruño que lo alimentó en sus inicios y no pierde las relaciones que le permiten estar al día de lo que en este ámbito sucede en Valledupar.

Walter en el taller
Acordeonista


Walter Arlandt

Por *Giomar Lucía Guerra Bonilla