CON EL PASAR de las diferentes ediciones del festival, se ha notado una madurez, tanto en el cartel de bandas como en la organización, ¿cuáles son los retos que tiene el concierto de tres días?

Por un leve momento, los disturbios que se presentaron en las afueras de la cancha Cincuentenario, cuando Molotov estaba en la tarima de Altavoz, opacaron el festival.

Ya se sabe que fueron unos cuantos, y que sí, atacaron uno de los baluartes de la ciudad. El secretario de Cultura Ciudadana, Luis Miguel Úsuga, sostuvo que «claramente fue una infiltración de terceros, eso, para mí, fue algo planeado y no fue orquestado por los muchachos que asistieron al evento».

Y es que en las ocho ediciones que ha tenido el espacio de música contemporánea, nunca había pasado un incidente como el del lunes, algo que no puede oscurecer el evento más concurrido por los jóvenes de la ciudad.

Ciudadanos que se comunicaron con este diario señalaron que con los disturbios, a la organización, por un momento, se les salió de las manos el evento.

Un evento que evoluciona
Mucho ha cambiado desde la primera edición de Altavoz en 2004, cuando los asistentes llevaron víveres para una causa humanitaria.

En apenas ocho años, el festival pasó de ser una destacada vitrina para los músicos locales a una festival multitudinario que incorpora una variada oferta musical y que reúne a algunas de las más destacadas bandas internacionales.

Como un compendio de estos ocho años, la edición 2011 mostró tanto de lo bueno como de aquellos aspectos que le restan «madurez» al festival. Por un lado están los artistas locales que encuentran en Altavoz un impulso notable, la visita de artistas de gran calidad, la construcción de espacios de convivencia y la inserción de Medellín dentro del mapa de los grandes festivales musicales públicos.

Por otra parte, temas como la logística, el escenario, el transporte público y la fecha del festival siguen siendo interrogantes que la próxima alcaldía tendrá que resolver.

Rock al Parque, el referente más cercano del festival medellinense, se trasladó de octubre a julio precisamente por uno de los lunares de este año: la lluvia. No hubo jornada en que no lloviera. Por eso el festival bogotano, luego de 16 años de hacerse en octubre, este 2011 se hizo en el Parque Simón Bolívar, sin que cayera una gota de agua.

Yesid Henao, subsecretario de Metrojuventud, destacó que en los tres días sumaron más de 65 mil asistentes y cerca de 800 empleos, «el resultado de un trabajo planeado».

Sobre los problemas con la velocidad en la entrada, y que motivó quejas, el Secretario de Cultura Ciudadana recordó que hay que tener en cuenta que la Policía tiene que requisar a cada persona, «las medidas estuvieron más estrictas, no fue problema logístico».

Altavoz, que empezó como un pequeño toque, es un festival del que se adueñaron los jóvenes, que goza de reconocimiento, y que sobre todo, necesita, de ahora en adelante, más atención, para que la fiesta no pare.