*Félix Carrillo Hinojosa

Las agremiaciones artísticas de Colombia, ante todo aquellas que ya tiene por lo menos tres décadas de existencia, deben hacer al interior una gran reingeniería, para cortarle las alas a esos excesos burocráticos, prácticas que para infortunio de sus agremiados se han hecho muy recurrentes y han llevado al traste unas mejores conquistas que tanto merecen los Autores, Compositores e Intérpretes. No encuentra uno, una explicación lógica, ante el serio compromiso que tienen los Consejos Directivos de las mismas,  de crear unas políticas que proyecten de la mejor manera esas agremiaciones, las cuales deben ser desarrolladas por el Gerente de turno, pero que han terminado en un súper poder que es ejercido por el representante legal, cuyo desborde lleva  a perder toda la razón de ser, de los Consejos y direccione sin miramiento alguno, quienes deben ser los conformamente de sus actuales consejeros. Eso ha llevado, a la total desnutrición de las posibles figuras que dirijan esas agremiaciones. Pero si esto es un hecho evidente, no lo es menos, la manera pobre e irresponsable en que obra el Comité de Vigilancia, cuya labor ha quedado en la mera labor domestica de realizar investigaciones a los autores, que se atreven a desarrollar las críticas que pocas veces, son resueltas favorablemente a los quejosos. Es lamentable que las agremiaciones, en el caso especifico de SAYCO, se haya llenado de tantos compositores que no reúnen las calidades necesarias para ser considerado como tal y todo porque su ingreso se volvió una acción de bulto y ante todo politiquera, que sirve para sumar en las votaciones y no como una muestra de calidad que le sume a la agremiación en mención. Ese tema, al igual que el prestacional que vive SAYCO, debe servirle a las nuevas agremiaciones, para mirar con mayor detenimiento esos serios problemas que han sido folclorizados por los directivos y que deja el siguiente cuadro, en donde no es raro encontrar más de un caso de trabajadores pensionados y ninguno de sus agremiaciones o de ser dirigidos por personas ajenas al gremio, mientras hay una mano cesante de profesionales que son autores, compositores e intérpretes.

Así como urge una reinvención al interior de nuestras agremiaciones, que bueno sería lograr la profesionalización de nuestros Autores, Compositores e Intérpretes, que tanto bien, estoy seguro le haría al presente y futuro del artista colombiano. Hay que romperle el pescuezo a  la lenta acción del creador frente al recorrido de su obra, lo que ha llevado a plantear una postura llena de soberbia que sobredimensiona la misma y que hace desnaturalizar a ese hombre, que produce una  creación artística y todo, porque no hay una concepción clara de humildad en esa tarea cultural. Es decir, que mientras no haya una madurez en la psiquis de nuestro creador, el mismo irá desfasado frente a la real dimensión de su obra. Urge encontrar creadores que se parezcan a la obra generada y no la terrible sensación de querer escuchar más su obra que al creador. Que buen ejemplo sería, encontrar artistas aterrizados, comprometidos y con una gran responsabilidad social, frente  a cada uno de los hechos que ocurran en la Patria y no, a un conglomerado que levita, porque todo lo planteado está más amparado en lo personal que lo colectivo.

Otros aspectos que debemos mejorar, es el tema de Comunicaciones y Jurídico. Nuestras agremiaciones poco hacen en el tema de comunicar lo que desarrollan nuestros directivos, trabajadores y ante todo sus agremiados. Quienes están al frente de esa labor, han sectorizado y privilegiado a un reducido grupo, cercenando la posibilidad de conocer otras historias, que pueden nutrir todo el proceso de saber con qué contamos realmente. Se cuenta con una revista que presenta serios problemas de contenido, cuya publicación es aburrida sin alternativas que permita encontrar algo distinto. Igual ocurre, con un premio que exalta más los formatos externos que a las músicas locales. En cada uno de esos proyectos, se percibe una improvisación que ha llevado al traste a los mismos.  Falta en ellos una profesionalización y son productos más de un ego visible que de una propuesta seria. Estamos frente a “más de lo mismo”, lo que permite decir sin temor, que los mismos tienen los días contados. En lo pertinente a lo jurídico, tenemos serios res quebramientos, que deja siempre a unas Sociedades de gestión colectiva en posición perdedora, frente a los proyectos de ley que cursan en el legislativo y ante los usuarios de los Derechos de Autor y Conexos. La pobreza de gestión y desarrollo jurídico que se hace, deja mucho que pensar y por ello, es determinante encontrar mejores vías para desmitificar el tema de derechos de autor y conexos frente al usuario, que termina siendo rotulados como “Impuestos”, hecho que ha puesto en serio riesgo su cobro, ya que ha faltado más pedagogía por parte de SAYCO, ACINPRO y la organización recaudadora ORSA, estas últimas merecen un capitulo especial que estaremos abordando, ya que el usuario la mayoría de las veces se refiere a la primera, con los más feos calificativos, sin que sus compañeras de gestión, tengan hacia ella una acción solidaria. No hay explicación valida para entender como ACINPRO y ORSA pasen de agache frente a todos estos problemas que vive SAYCO,  cuando el debate debe ser parejo para los tres entes, por las razones que existen y que merecen un mejor tratamiento por todos los involucrados en este proceso. Porque aunque parezca ilógico, lo más lamentable del caso, es que el sector gremial es el más fácil y frágil de caer en el comentario ligero contra las mismas instituciones que desarrollan el cobro y el pago de los derechos de autor y conexos. Como mejorar todo esto. No es fácil, pero sugiero, que entre todos podemos construir nuevos mecanismos y no caer en el repetido proceso que tiene un profundo desgaste, que tiene en profundo sueño a las agremiaciones y quienes la dirigen. Tenemos que escucharnos, discutir propuestas y hacer un gran disenso, que lleve a mejorar el proceso de inscripción y selección sería de sus directivos y no el repetido proceso de la famosa “bolsa directiva”, que ha permitido que no exista una renovación durante estos últimos nueve años. Por ello es urgente, la aplicación de un “tarjetón virtual nacional” que reduciría en un 95% los gastos innecesarios, que se hacen en esas asambleas regionales y nacionales, al que llevan a los delegados amordazados y cuyos gastos son más de doscientos millones de pesos, dinero que ha sido tomado en muchas ocasiones del rubro de salud.

El agremiado tiene muchos retos, ante todo, el de su formación. Hay quienes todo lo dejaron al quehacer de su oficio y no construyó otras alternativas, que ayuden a sustentar ese bonito don. Es urgente formarse profesionalmente en su oficio. Necesitamos verdaderos líderes, gente que lleve a las agremiaciones a unas verdaderas conquistas y no a privilegios personales que no suman en lo colectivo. El tema de vivienda, educación y estabilidad laboral en su oficio, es un tema que deben abordar de la mejor manera SAYCO y ACINPRO y las nuevas agremiaciones, que aspiro no caigan en los errores que las primeras han desarrollado, en detrimento de sus agremiados. Esas conquistas no deben ser producto de una salida mágica del pensador de turno, es decir, “el a mi se me ocurrió y hagámosle”, acción irresponsable que ha cundido en la mayoría de las agremiaciones y que ha dejado en total indefensión a sus agremiados, ya que muchos gerentes y directivos siguen pensando que pagar derechos y cubrir la salud es el todo de las mismas. El derecho de autor y conexos, debe ir más allá de esa maniquea sensación del comercio y deshumanización, que a diario padecen sus agremiados, postura que hacen muy bien los eternos directivos y gerentes.

*Compositor Colombiano

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