Eduardo Dangond Castro

No existe ninguna cultura que no sea universal, porque la cultura no recae sobre la oscuridad, ni en  la clandestinidad, ni menos en la opacidad. La cultura es brillo propio y por ello mismo, trasciende fronteras. Así ha sucedido con el folclor vallenato. Se convirtió en una Cultura de actuar, de pensamiento, de convivencias, de historias,  de crónicas elevadas  a música. En la actualidad, por esas vivencias es ahora escuchado en México, Venezuela, Panamá, España y las islas caribes; para citar los principales países únicamente.

A contrario sensu, esa cultura ha venido degenerándose paulatinamente por efectos de la intromisión en algunos segmentos en su formación y  perfeccionamiento, como resulta de algunos  personajes como los ingenieros de sonido o grabación que tienen una formación diferente a la nuestra; a la cultura Vallenato. Como quiera que la mayoría de grabaciones se efectuaban en la ciudad de Bogotá por ingenieros de sonidos CACHACOS, o antioqueños, se inició allí el rasponazo de nuestra cultura Vallenato, al imponer estos ingenieros, nuevos gustos , diversos ritmos a los propios, como son el vallenato bolero, lirico o llorón para complacer a la audiencia cachaca. Nació allí el vallenato comercial apropiado y adaptado a otra idiosincrasia, a sus propios gustos, maquillado al ritmo del… ala cuando almorzamos?  Por los  su merced ingenieros cachacos. Es la explicación de cómo no se debería llamar el vallenato de la nueva ola, sino el vallenato cachaco.

El fenómeno del Vallenato ha sido inversamente proporcional a lo esperado. Si se trata de culturas es la  nuestra la que ha debido penetrar en todas las esferas de la fría ciudad capitalina. Pero, ante todos los pronósticos, es la cultura cachaca la que se ha apropiado de la música del festival y de su comercialización. Todavía, ha sido imposible unificar a los máximos exponentes y a todos los pioneros o conjuntos más exitosos  de la música vallenato, para constituir una sociedad o  disquera comercializadora de la música con la finalidad de que estos recursos se queden en nuestra tierra y se preserve la autenticidad de la obra de Escalona, Tobías Enrique Pumarejo, Leandro Díaz, Carlos Huertas, los Zuleta, Calixto Ochoa, etc, etc.

De contera, no se oirá el ´´ ay hombe´´ sino el  ´´ala como esta de lindo´´. El fenómeno transculturizador se inició y las letras de las canciones ya cambiaron, se tornaron ahora más frías, insípidas y elementales .Parecen canciones habladas en lugar de las originales historias cantadas.

Paralelamente,  los vallenatos en Bogotá y su representación política también  ha sido opacada y sometida a la licuadora de los cachacos y de todos los santos que han destruido toda posibilidad de figuración política; a los pocos que se han destacado a nivel y con proyección nacional. Su derrumbamiento ha sido más veloz por cuanto se han  entronizado en el poder nacional (léase ministerios) para solo beneficiarse familiarmente al no compartir con otros sectores vallenatos su incursión en las altas esferas del poder.

Así, ha sido el tratamiento de los cachacos con nuestra cultura musical y con nuestra clase política. Le han dado un fuerte rasponazo a nuestro folclor y a nuestra representación política a nivel nacional y sufrimos como huérfanos, las obras de gran impacto en el departamento del Cesar. A pesar de la gran amistad con dos mandatarios presidenciales  consecutivos, las grandes obras de infraestructura son maquilladas en anuncios y falsas esperanzas que hasta ahora hacen mutis por el foro.

Los cachacos, alá; Le propinaron un fuerte rasponazo a nuestra música en décadas y ahora el rasponazo  la recibieron…  nuestra regalías. En los próximos años por medio de la ley de regalías llegarán  en un 50% menos de lo que recibíamos. De tal manera que, sino se construyeron las obras para redimir al pueblo de la pobreza con  el mandatario moreno, que fue elegido bajo el sofisma de  representar a los pobres  recibiendo un billón anual, menos aún, ahora.

Consecuencialmente, estamos condenados a cien años de pobreza y de … rasponazos.

EDUARDO DANGOND CASTRO.