La divina providencia a buena hora, prefirió que usted, continuara librando las más duras batallas, en defensa de los más preclaros intereses de la patria, con sus argumentos e ideas, como libre pensador; en el legítimo derecho a expresarnos libremente, dentro de un país en el cual, nos jactamos de poseer una de las democracias mas sólidas del mundo; pero, contradictoriamente, se ejerce el derecho a la libre expresión bajo un riesgo que en ocasiones se paga con la propia vida. El caso suyo, Dios quiera que no este predestinado, como el de Jorge Eliecer Gaitán, Guillermo Cano, Luis Carlos Galán, Alvaro Gomez H, y tantos otros periodistas y políticos que han caído por el mero hecho de defender lo elemental: Que el ser humano piensa, medita y expresa sus ideas y sentimientos. De que lugar surge, nace o se deriva la tesis por él cual es válido asesinar al contradictor político como único medio para sobrevivir? Es una doctrina política?. ¡Claro que sí! Pero, son las doctrinas extremistas de la combinación de las formas de lucha. Son las ideologías que anhelan imponer, antes que convencer. Su fuente es el lavado de cerebro, la construcción de hegemonías y las dictaduras, denominadas, castristas, leninista, maoístas, del proletariado, agravadas en el carácter de perpetuarse como vitalicias en el poder. Antes era Fidel, ahora es Raúl, luego serán sus hijos o sus nietos. En todo caso, Dictaduras que intentan perdurar por siglos y con esa finalidad combaten en todos los frentes y con todas las armas legítimas e ilegítimas. Porque, resulta tan caro para los colombianos entender lo elemental ? No es la guerrilla la continuidad de la forma de lucha, cuya finalidad es imponer en Colombia el sistema político de la tenaza, la hegemonía, la uniformidad de pensamiento y la dictadura como sus principales banderas. Es entendible como, un conglomerado social,- sin un rechazo social contundente – mira como mero espectador el sufrimiento de millares de compatriotas, humildes, acomodados, niños y ancianos, que han sufrido el SECUESTRO, el delito más abyecto en contra de la dignidad y la libertad humana, precisamente por quienes predican la liberación de nuestro pueblo. ¿Que grado de conciencia nacional y sensatez es éste? Que decir, de nuestra clase política?. Que no se estremece, ni defiende a los millares de humildes soldados colombianos que han caído bajo las bombas asesinas por parte de quienes se visten de camaleón para disparar sobre seguro su viscosa saliva mortal, pletórica de explosivos, emboscadas de odios y rencores que destruyen el alma de la nación Colombiana; cada día más desgarrada por una guerra de guerrillas derrotada militarmente; pero contradictoriamente, que triunfa en el plano político al lograr lo impensable, se han beneficiado con un marco jurídico para ser amnistiados e indultados. El mismo día en que dos humildes escoltas como Rosemberg Burbano y Ricardo Rodríguez, fueron vilmente asesinados. El mismo día en que el alma de la republica se estremeció por el estruendo sórdido de las cobardes bombas asesinas que no distinguen entre ancianos y niños inermes. Como tampoco, diferencian entre vendedores ambulantes, transeúntes o estudiantes. La respuesta del gobierno y del congreso el mismo día resultó el del apaciguamiento, la entrega, el olvido, el sacrificio de miles de colombianos que han muerto dando su vida para defender la democracia. Es la democracia angustiada, callada, silente. No precisamente, por carencia de ideologías y valores supremos, sino por ausencia de Líderes y estadistas. Cuanta falta nos hizo en el congreso el día de la entrega del estado de derecho a la guerrilla,- el mismo día en que explotó en mil pedazos el corazón de sus escoltas- la voz democrática de Jorge Eliecer Gaitán, las luces encendidas del pensamiento de Gilberto Alzate Avendaño, la voz incorruptible e indeclinable de Luis Carlos Galán o las tesis fundamentales del político y periodista Alvaro Gomez Hurtado.

Cual es hoy, el mensaje del Congreso de la republica hacia los grupos explosivos insurgentes? Me temo que es la de prohijar, estimular y fomentar los hechos explosivos como delictivos a nombre de una ideología. Es así, la ley, el marco de….sigan con sus actos

deleznables que en la hora final, los colombianos les perdonaremos todo. Aún más, los elevamos a la categoría de ministros. Porque? ¡Nos preguntamos los colombianos¡ También nos preguntamos y no se agotan en preguntar con desconcierto de que clase de ideologías provino el arma cobarde y mortal ? Importa algo?. Para los deudos de sus escoltas y los lesionados transeúntes poco o nada importa. Que importa que las balas o explosivos asesinos provengan de un comunista, izquierdista, conservador, ateo o narcotraficante sin partido. Para los que tenemos una concepción mínima del derecho, tampoco hace ninguna diferencia. La ley es general, impersonal y abstracta, con efectos erga omnes. Pero en Colombia, esa premisa fundamental del derecho no se cumple; sino por el contrario, las leyes cabalgan a horcajadas sobre el burrito ideológico de la izquierda. Las leyes se tejen minuciosamente a medida y semejanza de quienes infringen la totalidad del código penal, para destruir en mil pedazos, como sus bombas la filosofía sancionatoria del sistema penal universal. Los izquierdistas son bendecidos por la justicia Colombiana con el indulto con una única condición y requisito: profesar una ideología extranjera izquierdista o comunista. De que lugar provino la tesis consistente en virtud del cual, es dable amnistiar las miles de muertes y secuestros? Porque, si los que profesamos una ideología política diferente y en un acto criminal, asesinamos o secuestramos algún compatriota colombiano, nos cae el peso de la ley obteniendo 40 años o más. Pero si asesinamos mil… nos indultarán? Porque, luego, a los enemigos del estado se les absuelve de todos sus crímenes?. Se incentiva y prohija – con políticos negociantes de prebendas -en el congreso de la republica su accionar criminal. Colombia, sufre el vaivén ideológico y llora su laberinto interminable de destrucción y muerte.

DR FERNANDO LONDOÑO, Podemos estar o no de acuerdo con sus tesis, pero le reconocemos su actitud franca y contundente para defender a Colombia de los cobardes portadores de la verdad revelada que se expresan a través de la violencia. Dios le permitió un sendero más en el camino pasajero de la vida, para un propósito inocultable. Prosiga y retome usted, las banderas de la defensa a ultranza de la libertad de prensa y de los más excelsos valores democráticos para bien de la mayoría de los Colombianos.

EDUARDO DANGOND CASTRO.