Queda cada vez más evidente que principios tan caros, que son parte de la quintaesencia de la Constitución Política de Colombia, como lo son la descentralización y la autonomía territorial quedan heridos de muerte con la reforma del régimen de regalías, que además de fiscalista es recentralizadora.
Hemos sido reiterativos al señalar que tal y como está montado el SGR, en el que so pretexto de la equidad se le quita a unas regiones para darle a otras, aliviando de paso la presión sobre las finanzas del Gobierno central, este ha quedado con el sartén por el mango. Ni siquiera aquellos recursos que corresponden a la participación directa que le dejaron como premio de consolación a las entidades productoras y portuarias podrán ser manejdos con autonomía, pues están mediadas por la intervención del Gobierno central a través de los OCAD, en donde tiene una gran preponderancia.
Como antecedente, es bueno recordar que a través de los actos legislativos 01 de 2001 y 04 de 2007 se habían recortado los recursos del SGP creado por la Constituyente de 1991, reduciendo de esta manera la participación de las entidades territoriales en los ingresos corrientes de la Nación. Por eso hemos dicho que aquella reforma es del mismo corte y de la misma estirpe de estas.
La última palabra en materia de viabilización de los proyectos que sean presentados para ser financiados con los recursos del FCR o del FDR la tiene Planeación Nacional. Esta, como ya lo hemos dicho, tiene la llave maestra para acceder a tales recursos. En este sentido esta reforma constituye un retroceso para el país, nos está retrotrayendo a la retrógrada y confesional Constitución de 1886, a través de la cual Nuñez le arrebató a las regiones la propiedad del subsuelo, como consta en el artículo 202 de la misma, dejándole a cambio – a manera de compensación – las regalías que ahora la administración Santos les quitó, consumándose de esta manera el despojo.
Y de contera este esquema contribuye también a dejar como letra muerta en la Constitución Política la posibilidad de que las regiones como tales se puedan erigir en regiones administrativa y de planificación (RAP) y a la postre en región como entidad territorial (RET). Ello, en razón de la promoción e impulso que se hace con los recursos del SGR de los esperpentos de las regiones de planificación y gestión (RPG) y de la Asociatividad, contemplados en la LOOT light aprobada el año pasado por parte del Congreso a instancias del Gobierno, para suplantarlas. De allí la frase que acuñó el Sudirector de Planeación Nacional Juan M. Ramírez, “la palabra clave es Asociatividad”. De modo que el Departamento que quiera aplicar con sus proyectos para acceder a los recursos de los fondos debe, de preferencia, hacerlo a través de la Asociatividad con otro u otros departamentos, así no tenga ninguna afinidad con ellos y no a través de la región propiamente dicha.
Ningún gobernador o alcalde querrá malquistarse con el alto Gobierno porque caería en desgracia y ello le significaría el fracaso de su administración; por eso los vemos a todos de Cumbre en Cumbre, de la ceca a la meca y en romería permanente en Bogotá, pues el que desatienda sus llamados se arriesga a no contar con los recursos para concretar sus planes de inversión, porque ahora el Gpobierno central se ha erigido como el gran dispensador de los recursos. No importa que buena parte de estos sean los de las propias regiones, como es el caso de los recursos del SGR.
Al obnubilado Gobernador de Bolivar y a muchos de sus colegas les pasa lo de la paradoja de Huidobro, que los árboles no les dejan ver el bosque. Dicho sin rodeos, de lo que se trata es de ir derecho a la presa antes que le caiga otro. El Gobierno central ha logrado su propósito, empezando por la región más caracterizadamente autonomista como es la del Caribe y de paso se burla de los dos millones y medios de ciudadanos que sufragaron en la consulta que se hizo en la Región Caribe en marzo de 2010, manifestando su voluntad y su decisión de constituirse en RET. Así las cosas, el Gobierno central se está saliendo con la suya, fallándole de paso a su compromiso electoral con el Caribe colombiano, no sabemos hasta cuando.
Amylkar D. Acosta M1
Queda cada vez más evidente que principios tan caros, que son parte de la quintaesencia de la Constitución Política de Colombia, como lo son la descentralización y la autonomía territorial quedan heridos de muerte con la reforma del régimen de regalías, que además de fiscalista es recentralizadora.
Hemos sido reiterativos al señalar que tal y como está montado el SGR, en el que so pretexto de la equidad se le quita a unas regiones para darle a otras, aliviando de paso la presión sobre las finanzas del Gobierno central, este ha quedado con el sartén por el mango. Ni siquiera aquellos recursos que corresponden a la participación directa que le dejaron como premio de consolación a las entidades productoras y portuarias podrán ser manejdos con autonomía, pues están mediadas por la intervención del Gobierno central a través de los OCAD, en donde tiene una gran preponderancia.
Como antecedente, es bueno recordar que a través de los actos legislativos 01 de 2001 y 04 de 2007 se habían recortado los recursos del SGP creado por la Constituyente de 1991, reduciendo de esta manera la participación de las entidades territoriales en los ingresos corrientes de la Nación. Por eso hemos dicho que aquella reforma es del mismo corte y de la misma estirpe de estas.
La última palabra en materia de viabilización de los proyectos que sean presentados para ser financiados con los recursos del FCR o del FDR la tiene Planeación Nacional. Esta, como ya lo hemos dicho, tiene la llave maestra para acceder a tales recursos. En este sentido esta reforma constituye un retroceso para el país, nos está retrotrayendo a la retrógrada y confesional Constitución de 1886, a través de la cual Nuñez le arrebató a las regiones la propiedad del subsuelo, como consta en el artículo 202 de la misma, dejándole a cambio – a manera de compensación – las regalías que ahora la administración Santos les quitó, consumándose de esta manera el despojo.
Y de contera este esquema contribuye también a dejar como letra muerta en la Constitución Política la posibilidad de que las regiones como tales se puedan erigir en regiones administrativa y de planificación (RAP) y a la postre en región como entidad territorial (RET). Ello, en razón de la promoción e impulso que se hace con los recursos del SGR de los esperpentos de las regiones de planificación y gestión (RPG) y de la Asociatividad, contemplados en la LOOT light aprobada el año pasado por parte del Congreso a instancias del Gobierno, para suplantarlas. De allí la frase que acuñó el Sudirector de Planeación Nacional Juan M. Ramírez, “la palabra clave es Asociatividad”. De modo que el Departamento que quiera aplicar con sus proyectos para acceder a los recursos de los fondos debe, de preferencia, hacerlo a través de la Asociatividad con otro u otros departamentos, así no tenga ninguna afinidad con ellos y no a través de la región propiamente dicha.
Ningún gobernador o alcalde querrá malquistarse con el alto Gobierno porque caería en desgracia y ello le significaría el fracaso de su administración; por eso los vemos a todos de Cumbre en Cumbre, de la ceca a la meca y en romería permanente en Bogotá, pues el que desatienda sus llamados se arriesga a no contar con los recursos para concretar sus planes de inversión, porque ahora el Gpobierno central se ha erigido como el gran dispensador de los recursos. No importa que buena parte de estos sean los de las propias regiones, como es el caso de los recursos del SGR.
Al obnubilado Gobernador de Bolivar y a muchos de sus colegas les pasa lo de la paradoja de Huidobro, que los árboles no les dejan ver el bosque. Dicho sin rodeos, de lo que se trata es de ir derecho a la presa antes que le caiga otro. El Gobierno central ha logrado su propósito, empezando por la región más caracterizadamente autonomista como es la del Caribe y de paso se burla de los dos millones y medios de ciudadanos que sufragaron en la consulta que se hizo en la Región Caribe en marzo de 2010, manifestando su voluntad y su decisión de constituirse en RET. Así las cosas, el Gobierno central se está saliendo con la suya, fallándole de paso a su compromiso electoral con el Caribe colombiano, no sabemos hasta cuando.
www.amylkaracosta.net
1 Ex presidente del Congreso de la República
Follow @portalvallenato / @pbolivariana

