El país se ha enterado de la férrea defensa que las comunidades indígenas asentadas en el norte del Departamento del Cauca hacen de su territorio, de su cultura y de su autonomía. Hastiados de los constantes enfrentamientos entre el Ejército Nacional y la guerrilla, donde son ellos los principales damnificados del fuego cruzado, tomaron la decisión de actuar de manera enérgica y expulsar de su territorio toda manifestación de violencia que afecta su derecho de vivir en paz y en armonía con la naturaleza.
Algunos medios de opinión, sin tomarse el trabajo de auscultar a la luz de la historia el comportamiento de los indígenas, se apresuran a exigir mano fuerte para ellos y a ubicarlos como unos idiotas útiles de la pretensión de la guerrilla de sacar al ejercito de la zona para facilitar sus labores de tráfico de armas y narcóticos. Para arrojar claridad al respecto, es ineludible ahondar un poco en la historia. La etnia Nasa- Paez, la segunda más numerosa de Colombia, con unos 186.000 miembros, ha resistido durante siglos, en defensa de su autonomía.Según su cosmogonía, Dxi’pam, el rostro del trueno, enfrentó a los pijaos con la honda i’suth y luego enfrentó sin tregua a los españoles.(La nación.com.co).
Las acciones de resistencia del pueblo Nasa comenzaron en el año 1535 cuando la cacica Gaitana conformó un ejército nativo para defender los territorios de los colonos españoles. A pesar de su fuerte resistencia contra los conquistadores, a partir de la segunda década del siglo XVII se establecieron las encomiendas y las misiones en el territorio indígena. Desde entonces los nasa (antiguos paeces) han emprendido múltiples luchas por su territorio.
En 1700, los caciques Juan Tama de la Estrella y Manuel de Quilo y Ciclos obtuvieron los títulos coloniales y bajo este reconocimiento iniciaron la declaración de los primeros resguardos nasa, reconocidos por el Rey Felipe II de España. En la era republicana, la declaración de los resguardos como tierras baldías, promovió un proceso de recolonización de los territorios indígenas paeces, desplazando a las poblaciones hacia las cimas de las cordilleras. El programa de Simón Bolívar y los primeros decretos del gobierno de la Gran Colombia reconocieron las tierras de resguardo indígena y propiciaban la devolución de las que habían sido usurpadas. Este programa no se cumplió y los hacendados caucanos estuvieron siempre acosando a los nasa por la tierra y reduciendo la extensión de los resguardos. Ante este tratamiento, el líder indígena Manuel Quintín Lame movilizó a los pueblos del Cauca, Tolima y Huila en la lucha por la defensa y el reconocimiento de sus derechos sobre los territorios ocupados, y logró realizar los más grandes levantamientos indígenas del siglo XX. Quintín Lame dirigió desde comienzos del siglo XX la lucha por la recuperación de los Resguardos indígenas en el Cauca. Perseguido y exiliado en él Tolima, donde siguió luchando, la dirección del movimiento indígena del Cauca fue sostenida por José Gonzalo Sánchez, presidente de la Confederación Campesina e Indígena, quien fue asesinado en 1952. Se desató, entonces, una ola de violencia contra los nasa, perdiendo buena parte de las tierras de los resguardos. En los años 80, el sacerdote Álvaro Ulcué Chocué, el primer sacerdote indígena, promovió el reconocimiento de las culturas indígenas y fomentó las prácticas de los saberes y costumbres de cada una de estas culturas. También fue asesinado el 10 de noviembre de 1984, en Santander de Quilichao.
La resistencia nasa, que le ha costado miles de muertos, ha permitido que 544.000 hectáreas sean reconocidas como territorio indígena en el Cauca. La Constitución de 1991 reconoció derechos fundamentales de los pueblos indígenas, como la autonomía y la inalienabilidad de los resguardos pero toda esa historia de resistencia, como ocurre con los otros movimientos sociales, ha tratado dedeslegitimarse acudiendo al expediente de siempre: “están infiltrados por la guerrilla”. Por eso, sigo con mi hipótesis: otra sería la suerte de los pobres de este país si no existiera el pretexto de la subversión armada para reprimir sus luchas.
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