Por: Hernán Maestre Martínez
Valledupar, Ciudad ecológica de Colombia. Recuperemos y conservemos las cuencas de los ríos Guatapurí y Cesar. Hagamos causa común para que el Embalse de Besotes sea una realidad, es agua para la vida en Valledupar, La Paz y San Diego.
Hoy por hoy el Planeta Tierra, así como el hombre, exige ser comprendido, aceptado y amado, tres condiciones necesarias para poder seguir viviendo, porque, así como el ser humano necesita amor, también lo necesitan los animales, las plantas y todo lo que compone la naturaleza, entonces con razón ella reclama que cambiemos la violencia por caricias para poder vivir en paz, escuchémosla y entendamos que si hay comprensión, hay respeto; si hay respeto hay justicia y si hay justicia hay amor y donde hay amor indefectiblemente tiene que haber paz; esa paz que tanto añora la naturaleza, decir aquí que nosotros, los hombres, debemos dejar a un lado la propensión a exigir primero ser amados que amar. Nos preguntamos, ¿por qué no ensayamos lo contrario, amar primero? Y todo porque a estas alturas la naturaleza nos ha amado siempre primero desde que nacemos y ¡cómo le hemos respondido? Ahora está cansada de brindarnos amor y exige que cambiemos; si es que queremos que esa “Mamá Grande” siga viviendo por nosotros y con nosotros.
Abramos nuestros corazones, para que entre el amor por la naturaleza y, claro está, que la tierra es de todos nosotros, es el gran patrimonio tanto nacional como mundial; por ello, debemos velar todos para que ella se mejore; aún más, el Planeta no es solamente de nosotros sino también de las generaciones futuras y, como tales, debemos considerarnos como fideicomisarios honestos y honrados de esas generaciones, defendiendo sus derechos para entregarles su herencia en buen estado. Así, la naturaleza no va a seguir mirando desgracias ni tampoco seguirá llorando, sino que más bien va utilizar sus ojos para recrearse y para su propia satisfacción al verse recuperada.
Para estos planteamientos, los colombianos y los demás pobladores de los otros países del mundo tenemos que empezar a mirar global y responsablemente por el futuro y por la subsistencia se su propia humanidad y su ambiente total; hay que subvertir los paradigmas de nuestro comportamiento hasta ahora frente al Universo, vale decir hay que dejar atrás esa condición miope y desenfocada de lo que verdaderamente significa el mundo natural, tenemos que empezar a considerarnos como hijos legítimos del Planeta Tierra y saber valorar el legado encontrado desde que nuestra madre accidental nos trae a respirar el primer sorbo que nos brinda, esa sí, nuestra definitiva y permanente Madre Naturaleza. Ya dijimos que lo que encontramos es una herencia o transferencia que tiene calidad de préstamo para vivirla mientras estemos en el Planeta Tierra, lo anterior significa que no somos propiamente dueños y señores absolutos de ella, haciendo y deshaciendo, gastando y malgastando y como si fuera poco, despilfarrando irresponsablemente a nuestro libre albedrío algo que debemos multiplicar y transferir en condiciones de fertilidad a las generaciones que deben sucedernos, para lo que cabe la siguiente pregunta ¿será por ignorancia crasa?. De nosotros depende todo, este problema en que se debate la Madre Naturaleza es de nuestra única responsabilidad, o sea, que si paramos o hacemos un alto en nuestra condición depredadora y empezamos su recuperación es preciso salvarnos. Continuará.
Gracias. En este escrito, debo agradecer sinceramente al saliente director de este nuestro medio liberal de expresión Carlos Alberto Maestre Maya por su sindéresis y consejo como comunicador social, por tanto, esperamos que donde continúe su proyecto de vida siga cultivando éxitos.
Nota: Los puntos de vista aquí expresados, no comprometen a la entidad para la cual trabaja su autor.
*Especialista en Gestión Ambiental

