Por Javier Rodriguez Roque

Asunción, 14 ene (PL) La constante negativa del gobierno paraguayo a aceptar una misión observadora de Unasur en el proceso electoral en marcha sigue afectando a los comicios, cuya transparencia es obligatoria para terminar con el aislamiento regional del país.

La administración de Federico Franco, que asumió el poder el pasado mes de junio tras la expedita destitución del presidente constitucional, Fernando Lugo, mantiene una fuerte campaña contra Unasur y también contra Mercosur, quienes le sancionaron por el quiebre institucional.

La suspensión de la membresía de Paraguay en esas organizaciones, afecta seriamente las relaciones exteriores del país y lo sigue excluyendo también de eventos internacionales como la Cumbre Iberoamericana y la de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, entre otros.

Aunque la sanción es solamente política, la interrupción de vínculos se refleja indirectamente en la histórica dependencia de la economía paraguaya de sus vínculos con Brasil y Argentina, sus dos grandes vecinos, con el consiguiente perjuicio para la nación mediterránea.

Esa tirantez se intensifica con la ratificada negativa a la misión observadora de Unasur a pesar de que, de acuerdo a la resolución adoptada por esa instancia conjuntamente con Mercosur, se establece la verificación del carácter libre y transparente de los comicios para levantar el castigo.

En busca de lograr el visto bueno internacional a las elecciones del próximo abril, el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) giró numerosas invitaciones para dicha verificación a organismos foráneos, algunos de ellos considerados, incluso, de carácter netamente conservador.

En definitiva, hasta el momento, está garantizada la presencia de una delegación enviada personalmente por el Secretario General de la OEA, José Migel Insulza, sin autorización expresa del Comité Permanente de la organización, y de antemano declarada como aliada del gobierno.

La Unión Europea, que envió una representación exploradora a esta capital, deberá decidir todavía su asistencia definitiva y otro tanto sucede con el Centro Carter, según el Tribunal, mientras otras de menor peso están en proceso de aceptación definitiva.

Sin embargo, y hasta contra el criterio del TSJE, la negativa se mantiene para Unasur y la rectificación o no de esa posición intransigente, puede tener un peso importante en el verdadero significado de las votaciones del próximo 21 de abril.