El año pasado le fue otorgada la nacionalidad colombiana por el presidente Juan Manuel Santos.
El artista (argentino colombo venezolano) se presenta este sábado en Barranquilla luego de casi 25 años de ausencia. Viene con todos sus ‘pollitos’.
Es un cuerpo menudo que encierra un vozarrón para erizar. Abre la boca y es para sacar lágrimas o risas, ya sea con el romanticismo poético con el que compone, o bien, con las ‘mollejudeces’ con las que sale cada noche en La voz Colombia.
Ricardo Montaner es un corazón conversador que cuenta, con la misma fluidez, la historia de su primer viaje en tren y el nacimiento de la canción más popular de su último trabajo discográfico.
Toca tanta fibra que no solo ha logrado ser un artista de varias generaciones, sino que ha metido de cabeza a su familia entera al mundo musical, el lado más sensible y artístico de su persona.
Regresa a Barranquilla con sus primeras arruguitas, pero con un público más amplio, de madres e hijas, incluso de abuelas. A su concierto, el próximo sábado, se viene con el ‘paquete familiar’ completo: M&R, Evaluna y hasta su yerno, Andrés Parra. El bonus track de su lista de canciones: otro par de nuevos pollitos, Jorge y Rashid, dos exintegrantes de su equipo en La Voz.
Desde su casa en Miami, su fortín más íntimo, respondió cada una de nuestras preguntas telefónicamente.
Montaner viene con su gira ‘Viajero frecuente’, luego de pasar por Bogotá.
¿Ser colombiano nacionalizado aumenta la presión sobre el escenario en Bogotá y Barranquilla?
La presión no aumenta porque estoy yendo a Barranquilla a reencontrarme después de 25 años con un público que prácticamente vio nacer mi carrera. Lejos de sentir presión, siento una enorme alegría de volver allá y siempre dije que Barranquilla se parecía mucho a Maracaibo. Cada vez que fui para allá, dos o tres veces, era como una Maracaibo, el lugar donde me crié, y siento que estoy llegando a casa, que estoy regresando.
Nació en Argentina, se crió en Venezuela y ahora es colombiano. ¿Esa mezcla lo hace ser de ningún lugar, realmente?, ¿de dónde es?
Desde hace como 30 años que me dediqué a viajar profesionalmente, pero al mismo tiempo recuerdo que mi primer viaje, por hacer memoria, fue en tren con mi papá, desde Buenos Aires a la provincia de Tucumán, en Argentina, cuando yo tenía como cinco años. Todavía tengo flashback, recuerdos de esos dos días en el camarote compartiendo con mi papá nuestra primera aventura juntos. Fui muy feliz en ese viaje, lo recuerdo con mucha felicidad, pero voy hablando contigo y voy cayendo en cuenta de que yo comencé a ser un ‘viajero frecuente’, como llamo mi gira, y como se llama mi disco, como a los cinco años.
Entonces a los siete años más o menos viajamos de Argentina a vivir a Venezuela, o sea que se mantuvo ese axioma en mi vida de ser un viajero frecuente siempre. Si ahora mismo me preguntas qué soy yo, siento que tengo una parte de mi vida muy ligada a la Argentina obviamente por mis raíces y mis costumbres; otra parte de mi vida y de mi corazón tienen que ver con Maracaibo, que es donde me crié, donde conocí los amigos que tengo hoy en día.
Por otro lado surge esto que pasa con Colombia, que es como reavivar un vínculo que nació hace 25 años, pero que por cosas de la vida Dios me trajo nuevamente a quedarme un poco más. Dios tenía un plan conmigo y con los colombianos. Me quería poner una plataforma que todos conocemos que es La voz Colombia para que algo pasara en el corazón de todos nosotros, y eso provocó ese arraigo que hoy tengo y del cual me siento profundamente orgulloso y feliz. Cada vez hay más vínculos que me unen a Colombia: ahora hay una gira, tengo el programa, tengo muchos planes de hacer cosas en los próximos años allí.
Estamos ya pensando con la familia en tener un lugar fijo en Colombia donde llegar y donde pasar vacaciones. Cada vez hay algo que me nutre más y que me une más a Colombia.
Y llevo en mi corazón a estos tres países, y se puede, no es cierto que no se puede. Se puede tener tres países a los que amas y a los que les estás profundamente agradecido.
El artista fue el entrenador ganador en la pasada edición de ‘La voz Colombia’.
¿Cuál es el secreto para ser un artista de varias generaciones, para estar así de vigente e igual de querido?
No tengo la más mínima idea. No tengo idea de lo que me estás diciendo, pero quiero que sepas que se siente sabroso. Fórmula no hay, no hubo nunca y no habrá. Nunca me planeé. Lo más largo que yo he planeado es un disco. No me manejé nunca con una estrategia para ver cómo me hacía más querido, ni puse a un equipo de estrategas a ver cómo manejaban exitosamente y de manera calculada mi carrera.
Lo que hoy somos, lo que hoy tengo como profesional, es algo que ha ido naciendo pasito a pasito. Es verdad, y lo digo con mucho orgullo, soy un artista que siempre está haciendo algo, nunca me quedo tranquilo. Pero las cosas me las va poniendo Dios en medio del camino, y yo las voy aprovechando y las voy agarrando. Las que me gustan y me hacen sentir paz en mi corazón, las agarro. Las que no me hacen sentir tranquilo, las dejo pasar, bajo el asombro de muchos.
¿Pensó que lograría hacer de una alabanza como ‘La gloria de Dios’ un éxito de masas?
Aquella tarde estaba sentado y Marlene (mi esposa) estaba al lado mío, y yo salía de mi estudio que tengo acá a escasos metros de aquí, en mi casa, y de vez en cuando, cuando ya estoy como medio embotado, salgo y me pongo a caminar un poco por el muelle para despejarme.
Marlene y yo nos estábamos tomando un tintico y entonces le digo: “algo me falta en este disco”. Y entonces ella me dijo: “sí, te falta el agradecimiento, porque mira (te estoy hablando de agosto, julio del año pasado): acabas de firmar un contrato que quisieran muchos tener con tu compañía Sony Music, firmaste un contrato con Caracol y estar por ir a Colombia. Tú tienes que cantar una canción en agradecimiento a Dios. Tú tienes una canción que se llama La gloria de Dios, y de eso se trata. Tú tienes que darle gloria a Dios por todo lo que estás haciendo ahora.”
A los cuatro días estábamos con Evaluna en el estudio. Fue la última canción del disco que grabamos. La incluí prácticamente en el cierre del disco, cuando ya estaban las mezclas prácticamente listas. La gloria de Dios nunca fue un sencillo, jamás la lanzamos como un single. Es una canción que estaba como quien dice de adorno, de cereza adentro de ese pastel como agradecimiento a Dios. Y la canción ahora ha superado las 16 millones de vistas en Youtube y aparte de eso es el tema más comprado de Viajero frecuente. Es la canción más popular de todo el disco. Jamás se le invirtió un solo centavo en promoción, en marketing. ¿Cuándo me di cuenta que era un fenómeno de masas? Cuando voy a los países que voy y si no la canto, ¡imagínate…!
¿Recuerda cuándo sus hijos le presentaron la primera canción que escribieron?, ¿cuándo le cantaron?
Lo que pasa es que tengo cinco hijos y los cinco en su momento han tenido inquietudes musicales. El mayor de todos, que es Alejandro, comenzó como cantante y luego terminó poniendo su atención en el mundo editorial y ahora es un ejecutivo en la misma compañía de discos en la cual yo estoy, de Sony en Estados Unidos, y disfruta la música como loco. Sabe mucho de música.
Héctor también inició una carrera como cantante y grabó un par de discos. Hace un tiempo decidió dedicarse a los negocios de la familia.
Del otro lado Ricky y Mau son los que últimamente están dedicados a la música como dúo, como M&R, y Evaluna justamente se lanza como cantante, como solista, después de todo el éxito que tuvimos con La gloria de Dios. Todos mis hijos me han venido algún día con esa inquietud. Algunos lo han dicho y a otros se la he descubierto, y puedo decir que todos los Montaner, incluyendo a Marlene, tenemos la vena de la música metida en nuestro corazón, así que ya no es un asombro que un miembro de la familia quiera dedicarse a la música.
POR: ANDREA JIMÉNEZ J./EL HERALDO
