diomedez (1)Ayer nos congregábamos para gozar de tus alegrías y de tus canciones.

Ayer nos reuníamos en torno tuyo, para seguir las huellas de tu experiencia, recibir generosamente tu sabiduría y aprender de la nobleza de tu corazón.

Ayer y siempre eras inmenso en todo lo bueno que hay en un ser humano.

Hoy venimos todos los presentes y los ausentes, los del pasado y del mañana, para expresarte nuestro dolor supremo y perpetuar para siempre tu sagrada memoria.

Hoy todo es triste hasta tu recuerdo, aquí no estás postrado ante la muerte, porque tu vida y ejemplo serán los ecos de nuestras vidas.

Tu fatiga fue la fatiga de los músicos que te acompañaron, sus penas tus pesadumbres. Su bienestar tu anhelo permanente.

Comprendiste como nadie sus vidas y sus tormentosos destinos. Por eso fuiste su guía, su luz, su esperanza. Jamás desfalleciste, porque estabas hecho de raíz fuerte y noble.

En ti se han conjugado el dolor y la gloria, el asombro ante la vida y la muerte. Y esa ansiedad desgarradora, ante el poco tiempo que te dio la vida y esa aflicción tan grande que nos da tu muerte.

Ha llegado el día más desventurado de los que podían ser. Todos esperábamos más primaveras de tu existencia. Pero la muerte perdió su tiempo contigo porque más dolor le causara haberte llevado dejándonos tus canciones.

Jamás extraviaremos el rumbo de tus días, porque en todos estos trozos de vidas que hoy te acompañan, hay espacio para el consuelo, fe, fuerza y amor, para repetirlos en toda la dimensión de tu grandeza.

Adelante eternidad ¡llévate a DIOMEDES DIAZ, para que bajo otra abundancia siga regando el árbol de nuestra fe en sus ideales y para que nunca vuelva a olvidarse su memoria.

Cuantas palabras y recuerdos hermosos hay en este silencio inmenso que hoy te acompaña, de parte de todos y cada uno de tus compañeros y de tus amigos del alma en la música.

Dichoso tú, que a todos nos hiciste sentir la generosa dimensión de tu existencia. Que buen amigo, que buen compañero, que buen cantante al servicio de la comunidad, que buen padre. Que herencia tan grande la que nos dejas, tus canciones y tus nobles recuerdos.

Las compañías disqueras llevaran tu nombre para enaltecerse. Y nosotros no seremos testigos silenciosos de toda la honra que nos has dado con tu ejemplo de humildad. Escúchame una vez más DIOMEDES, tus compañeros de todas las horas han puesto sobre tu cuerpo una rosas rojas para que se confundan con tu sangre, para que sigas siendo semilla de justicia social, y una corona que solo se dispensa a los héroes.

Perdona este canto desesperado a tu memoria, pero comprende que solo así son más bellas las penas, tarda un poco tu viaje DIOMEDES DIAZ y ancla en nuestras vidas tu hermoso recuerdo.

¡DIOMEDES DIAZ……. PRESENTE!

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ORLANDO DÍAZ ROJAS
Gerente de FAE DE COLOMBIA