A pesar de que a la puya se le considera el aire que define a los reyes en el Festival Vallenato, por la pericia y talento que deben mostrar los acordeoneros en su ejecución; curiosamente no es el preferido de las casas disqueras en estos tiempos. Casi ninguno de los grupos de moda graban este aire, y por tanto no hay un solo disco a ritmo de puya sonando en las emisoras. La puya es junto al paseo, el son y el merengue, uno de los cuatro pilares en los que se soporta la rítmica del vallenato. De acuerdo con varios expertos consultados por AL DÍA, si no fuera por los festivales este aire hubiera desaparecido, y tal vez sería desconocido para las nuevas generaciones. “La puya mide al acordeonero en su ejecución, hay unos que se identifican con ese aire, pero hay otros que no les pega. Precisamente la dificultad de ejecutarlo es lo que llama la atención del público”, dice el acordeonero, compositor y arreglista, Rolando Ochoa. “Es complicado, porque si llega a medio trastabillar, estás listo”, agrega el artista.
LO DIFÍCIL ES CONSEGUIR COMPOSITORES
El locutor Javier Fernández Maestre cree que más complicado que la ejecución de la puya es conseguir quién la componga, y mucho más comercializarla. “Este aire es jocoso y alegre, gusta en vivo o en emisoras, pero no es comercial, no se les abren las puertas en el país. Además, no hay letras que se adapten al trabajo de un artista para promocionarlo”. Sin embargo, reconoce que Jorge Celedón se atrevió a grabar una puya (Me dejó solito) y le funcionó. “Lo que hay es que motivar a los compositores para que le apuesten más a este aire”, agrega el hombre de radio, y menciona otros intérpretes que han grabado temas en el aire de puya: Luifer Cuello, Quiero; y Nelson Velásquez, Esperando que vuelvas.
El también locutor y escritor Celso Guerra coincide con Javier Fernández en el sentido de que el ritmo de una puya es difícil de ejecutar, pero se aparta de su concepto en lo que tiene que ver con lo comercial del aire. “No es que no sea comercial, es que no lo ejecutan y se salen por la tangente con el cuento de que no es comercial”. Para afirmar esto toma como el ejemplo a Jorgito Celedón y a Carlos Vives: “A Celedón le fue bien con Me dejó solito, y a Carlos Vives con Mi pedazo de acordeón. Todos los aires son comerciales, antes los músicos grababan puyas y les iba bien, creo que con eso las disqueras hacen daño”, añade.
Celso Guerra asegura que el paseo es lo más fácil de ejecutar y por eso es lo que más graban, y agrega que en esa misma vía va el merengue. “La tendencia es no tocar merengue, y eso tampoco es saludable para el folclor”, concluye.
NO HAY QUIEN LAS GRABE
El locutor Isaac León Durán sostiene igualmente que ya no existen compositores para las puyas.
Recuerda que antes estaba Juan Muñoz (Q.E.P.D), al que le decían ‘el rey de la puya’; y permanecen Sergio Moya Molina y Julio Oñate, compositores de puyas, “pero ya no las hacen, y si las hacen no se las graban, porque se cree que no es comercial”.
El compositor Sergio Moya cuenta que tiene grabadas dos canciones en aire de puya: La cacería y La fiesta de los pájaros; y hace más de 10 años tiene compuesta otra y ha pasado por varios intérpretes, pero ninguno muestra interés.
“Tocar una puya tiene su dificultad porque es un aire muy rápido. Este aire debería tener más importancia, es la que define el rey vallenato. Es mi apreciación, pero puede tener relación con lo difícil que es ejecutarla, ya que es un aire demasiado rápido”, concluyó.
El compositor Alberto Murgas se refirió al tema, y se remontó a los comienzos del vallenato con acordeón.
“La puya cronológicamente fue el primer aire que incursionó con el acordeón, eso lo hace el más antiguo, son procesos que se dan a través del tiempo. La puya reinó en su época, después llegó el merengue, hasta hay músicos que son recordados como los reyes del merengue, entre estos Octavio Mendoza. Más tarde llega el son, con este aire ganan reconocimiento otros músicos como Pacho Rada, a quien lo llamaban ‘El rey del son’, pero realmente ninguno era padre de estos aires porque son expresiones folclóricas que nacieron colectivamente. Luego llega el paseo y se unen los cuatro aires, pero comercialmente el paseo llegó más a la gente”, sentencia.
La conclusión que surge es que parece ser que la puya es el ‘coco’ de los acordeoneros, que temen enfrentarla por su exigencia en la digitalización ritmica. Habrá que escucharlos.
POR: DAMARIS ROJAS QUINTERO AL DÍA/EL HERALDO

