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Por Alina Tiel*

La Habana, (PL) Una de cada cinco surcoreanas acuden a la cirugía estética en un intento por cumplir con cánones de belleza impuestos por el entorno en que viven.

Según datos de la Sociedad Internacional de Cirujanos Plásticos Estéticos, el sur de la península coreana posee la mayor tasa del mundo en ese tipo de procedimientos, ya que los tratamientos incluyen a mujeres y a un número considerable de hombres.

Un artículo del diario Korea Real Time reseña una encuesta de la Agencia del Consumidor de Corea que confirmó que la mayoría lo hizo por mejorar su apariencia, pero también para optimizar sus perspectivas de conseguir empleo o recibir un ascenso.

Denominado por algunos medios como «la obsesión surcoreana», lo cierto es que gran número de féminas deciden transformar sus rostros y cuerpos, para insertarse mejor en una sociedad signada por estereotipos influyentes en la vida.

NUEVOS CÁNONES DE BELLEZA

La belleza es una cualidad tan subjetiva que sus arquetipos han cambiado a través del tiempo de manera asombrosa, pero siempre sus paradigmas exigieron sacrificios basados en las modas, el maquillaje o los peinados y hasta el tamaño por el pie y la medida del talle.

Actualmente, esos patrones van más allá de lo puramente cosmético o contra los signos de vejez, en tanto que contemplan barbillas perfiladas, ojos más abiertos, incremento de las tallas del busto o los glúteos que devienen cualidades físicas obligadas para quien desee estar entre las «bellas».

La mujer asiática persigue algunos ideales distintos a los de la sociedad occidental; ellas se someten con más frecuencia a la llamada blefaroplastia asiática o «cirugía de párpados dobles» para disminuir la oblicuidad de los ojos.

Otro tipo de cirugía demandada abarca cambios de contorno facial, cirugías de mama, formas del cuerpo, reducción de mandíbula y también la «cirugía de la sonrisa», más solicitada por los jóvenes, preocupados porque en sus trabajos se les exige sonreír mas.

¿POR QUÉ LO HACEN?

Con anterioridad, existía el criterio de que una cirugía estética mejoraba la autoestima o eliminaba problemas sicológicos, hoy se sostiene que lo hacen simplemente por vanidad o que, con una transformación corporal, recibirán un trato social más favorable.

En Surcorea abundan los anuncios referidos a que la confianza en la apariencia trae energía positiva y esta puede ser el fundamento en la felicidad, algunos simplemente rezan «Felicidad: tan fácil de encontrar con la ayuda de un bisturí».

Además del cambio de paradigma impuesto por la sociedad, la demanda de procedimientos estéticos tiene un creciente número de seguidores, a causa de que muchos no implican cirugía en sí o no son procedimientos invasivos, sino de técnicas «suaves» como inyecciones cutáneas, entre otras.

Por otro lado, al aumentar la demanda y por tanto, el número de clínicas, muchos centros rebajaron precios y crean facilidades de pago, aunque la tarifa sea elevada.

Por ejemplo, una de las grandes clínicas del barrio de Gangnam, en Seúl, la capital, cobra por una corrección de la forma de los ojos 1,7 millones de won (alrededor de mil 500 dólares), el precio se eleva a 12 millones de won (11 mil dólares) para un estiramiento completo facial con incisión.

De acuerdo con el diario Joongang, dos tercios de los turistas extranjeros que viajaron con fines de mejorar su estética en Corea del Sur, procedían de China, pero también lo hicieron rusos, mongoles y japoneses, no solo por la notoriedad de los cirujanos, sino por las ofertas de menor costo.

El cirujano plástico Kwon Seung-Taik, del Hospital Nacional de Seúl, declaró que un estiramiento facial promedio en Estados Unidos podría costar alrededor de 10 mil dólares, mientras que en Corea solo ascendería de dos mil a tres mil.

NO TODO ES COLOR DE ROSA

La cirugía estética se ha convertido en un negocio tan lucrativo que muchos médicos de otras especialidades deciden cambiarse a ella para aprovechar los beneficios económicos.

El periódico estadounidense The New York Times hizo públicas las afirmaciones del doctor Cha Snag-Myun, de la Asociación Coreana de Cirujanos Estéticos, sobre que por cada 10 especialistas en ejercicio, hay unos 100 sin calificación.

Ante tal situación, la mencionada institución comenzó a exigir normas más estrictas, pues la mala publicidad podría dañar la reputación de una industria poseedora de un gran segmento.

El Gobierno surcoreano castiga con penas de hasta tres años de cárcel y con multas de unos ocho mil euros a las clínicas acusadas de negligencia.

La cirugía estética, un procedimiento quirúrgico surgido en la Primera Guerra Mundial para la reconstrucción de los soldados heridos, constituye hoy un tratamiento de alimentación de ego y vanidad que pone en peligro, muchas veces, las vidas de sus pacientes.

*Periodista de la Redacción Asia y Oceanía de Prensa Latina

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