Una edición original de ‘El pensador’ de Auguste Rodin (1840-1917), de un valor incalculable y único en su tipo en Sudamérica, fue víctima de vándalos en Buenos Aires, lo que provocó enojo y encendidos debates en el Congreso.

“Es escandaloso. ¡Es la edición número 3. Se hizo en vida de Rodin!”, declaró a la AFP Teresa Anchorena, miembro de la Comisión Nacional de Monumentos y destacada defensora del patrimonio en Argentina.

El monumento, una de las obras emblemáticas del padre de la escultura moderna, apareció pintada de rojo por desconocidos que dejaron escrito en el pedestal, con grosera pintura blanca: “De qué te sirvió tanto pensar, antes que se termine”.

Peor aún, sin consultar a expertos, la alcaldía de la ciudad de Buenos Aires se apuró en hacer limpiar la estatua… pero con una hidrolavadora.

“Este sistema de hidrolavado no se utiliza para este tipo de restauración”, alertó en un informe la experta Cristina Lancellotti.

Lancellotti recomienda recurrir al restaurador francés Antoine Amarger, quien trabajó para el Museo Rodin de París, por el temor a que se produzcan daños irreversibles en la pátina original o incluso en la estructura de ‘El Pensador’.

Teresa Anchorena afirma que ‘El Pensador’ no habría sido víctima de vándalos si hubiera sido colocado en lo alto de las escalinatas del Congreso, según lo estipula una ley sancionada en 2008 que ella misma impulsó y que era el sitio previsto para su colocación cuando fue adquirida en 1907.

Esa ubicación seguía el ejemplo de la instalación de ‘El Pensador’ en el Panteón de París en 1906, pero el palacio legislativo estaba en construcción en 1907.

Más de un siglo después, la escultura sigue perdida en medio de una plaza, a 200 metros del Parlamento, y sin ninguna protección.

La Legislatura de la ciudad de Buenos Aires (parlamento comunal) acaba de votar una nueva ley que ordena enrejar la escultura para protegerla de cualquier nuevo ataque, a la espera de que el Congreso se digne a recibirla.

“La realidad es que la obra agredida en parte ha sufrido daños porque no fue trasladada a tiempo adonde correspondía”, lamentó el legislador porteño Carlos Abrebaya, de la opositora Coalición Cívica (CC), uno de los autores de la nueva norma.

En el Senado federal, los debates fueron especialmente encendidos en una sesión en el que se abordó el tema el 31 de agosto pasado.

“Cualquiera que vaya a la plaza en este momento puede observar el estado de degradación en el que se encuentra la escultura”, lanzó la senadora María Eugenia Estenssoro (CC).

“Este convenio que se celebraría entre el Senado y la ciudad de Buenos Aires, se puede hacer realidad rápidamente”, agregó la senadora, ilusionada en lograr que se apruebe el reemplazamiento de la estatua en lo alto de las escalinatas del Congreso.

No obstante, su colega, la oficialista Beatriz Fellner, indicó que “nunca se aprobó la colocación de esta estatua de Rodin en el Congreso Nacional”.

“No es la estatua (original), es una copia, tal como hacía Rodin sus cosas. Es decir, hay un original y varias copias. Así que esta es una copia”, advirtió Fellner, provocando con sus dichos murmullos en el recinto.

La legisladora recordó que el Congreso es en sí mismo un Monumento Histórico y consideró que el lugar donde se pretende colocar la estatua “no es de libre circulación por la gente común, que tiene todo el derecho de observar y gozar de este tipo de obras”.

Regreso al punto de partida…

En 1927, Eduardo Sciaffino, director del museo de Bellas Artes y responsable de adquirir en Paris esta edición original de ‘El Pensador’ escribía: “Han pasado veinte años y todavía la obra maestra continúa sacrificada. En esa plaza inmensa, parece una mosca en un billar”.