En el mes de la afrocolombianidad es pertinente preguntarse qué es lo que debe conocer todo colombiano a cerca de la presencia histórica y contemporánea de los afrodescendencientes y cómo avanzar en la construcción de la multiculturalidad en el departamento del Cesar. Esa respuesta parece estar en la implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, la cual se constituyó en un decreto reglamentario desde el año 1998 para su obligatoriedad y cumplimiento, por parte del Ministerio de Educación Nacional.

EL PILÓN, le preguntó a Ana Jiménez, líder afrocolombiana y etnoeducadora cómo va el proceso de implementación de la Cátedra en el departamento del Cesar.
Según la etnoeducadora, las dificultades que se presentan en la actualidad son de orden estructural. “Si bien los grilletes físicos desaparecieron, los grilletes mentales todavía están presentes, en una discriminación que se puede palpar en muchos escenarios, pero con particular énfasis en el ámbito educativo, teniendo en cuenta que la cátedra no fue diseñada para los afrocolombianos y tampoco debe ser necesariamente aplicada por un profesor afrodescendiente porque el decreto reglamentario 1122 del 98 es muy especifico cuando dice que “debe ser implementado en todas las instituciones públicas y privadas del territorio nacional”.
La líder afro explica que por normas no es, teniendo en cuenta que en otro decreto reglamentario, el 804 que establece la etnoeducación y está instaurado en la ley 115 en su capitulo II, pero muy a pesar de esto, ha sido desde los procesos de comunidades negras que se ha logrado medianamente instaurar procesos para la implementación de la Cátedra de Estudios Afrocolombianos.

Implementación de la cátedra en el departamento

En el departamento del Cesar se está implementando desde el 2007 en el municipio de Pelaya con un proceso de reivindicación de derechos de comunidades negras, específicamente en los corregimientos de Costilla y San Bernardo. También hay otros procesos en el departamento del Cesar desde lo municipal en los corregimientos de Los Venados, Guaimaral y El Perro. También en el corregimiento de Guacoche y hay inicios de la cátedra en el municipio de La Paz, en el corregimiento de Minguillo, donde también hay una comunidad negra.
En el departamento del Cesar se instauró un convenio con la Gobernación del Cesar y la UNAD donde se dejó en cada uno de los 24 municipios del departamento una capacidad instalada de aproximadamente 30 docentes aptos para implementar la cátedra de estudios afros. Si embargo, se requiere una segunda fase o de un capital social para ver si evidentemente están haciendo el ejercicio, manifiesta. Según Jiménez, para que la cátedra pueda crecer y avanzar, se requiere de hacer un seguimiento juicioso al proceso, así como una evaluación sobre lo que realmente existe en la práctica porque en el papel funciona a la perfección.
Por otra parte, en el municipio de Valledupar hay 35 etcnoeducadores, sin embargo, Jiménez manifiesta que es fundamental hacerles seguimiento porque en el año 2007 se nombraron docentes tanto en el Municipio como en el Departamento con el requisito de que desarrollaran la cátedra y en un seguimiento posterior se pudo constatar que muy pocos estaban haciendo las actividades para las cuales fueron nombrados.

El blanqueamiento mental

Otra de las dificultades que ha encontrado la Cátedra de Estudios Afrocolombianos es el blanqueamiento mental que no ha permitido descubrir las riquezas de la cultura afro en el departamento del Cesar. “El problema aquí es que si tu tienes la piel oscura, te catalogan como negro, pero si eres un poco más clarita, entonces ya no eres negro. Ahí incide mucho el tema del racismo y la discriminación, porque mucha gente nuestra que tiene ancestros afros, no se han dado cuenta que tan negros son todavía”, sostiene.
Jiménez manifiesta que el Ministerio de Educación Nacional propone tres formas de implementar la Cátedra de Estudios Afrocolombianos: la cátedra como asignatura con una intensidad horaria de una hora semanal; la cátedra desde la transversalidad de todas las áreas y propone la cátedra como proyecto transversal. Explica que debido a su flexibilidad es posible hacer la cátedra desde la ética, la lengua castellana, artística, matemáticas y sociales, pero esta implementación también depende del sentido de pertenencia y sensibilidad al tema, lo recursivo y lo innovador que puedan a llegar a ser los centros educativos.
Sostiene Jiménez que “entre las excusas que tienen los docentes e instituciones educativas para no dictar la cátedra está: no tenemos material bibliográfico, no tenemos un lineamiento curricular, no tenemos una biblioteca dotada, el Ministerio no nos ha capacitado para eso”.
Afirma, además, que para poder dictar la cátedra es necesario abrirse a la posibilidad del autorreconocimiento desde lo que cada uno es, revisar el árbol genealógico para encontrar más de un descubrimiento o un miembro de la familia con la piel oscura, dice Jiménez. “Es reconocer, valorar, exaltar de dónde venimos, quiénes somos, porque cuando uno pasa por encima de sus raíces está pasando por encima de muchos valores. La cátedra es una propuesta que va más allá del color de la piel”, afirma.