El “Solar Impulse”, el primer avión tripulado que sólo necesita energía solar para poder volar, despegó hoy de Madrid rumbo a Marruecos, la última escala de una hazaña que inició el pasado 24 de mayo en Suiza y que le hará recorrer 2.500 kilómetros sin utilizar una gota de combustible.
El aeroplano despegó del aeropuerto madrileño de Barajas pocos minutos antes de las 05:30 horas local. Según lo publicado en la página web del proyecto, el “Solar Impulse” tenía previsto llegar a Rabat 18 horas después.
Tras su despegue, el primer avión solar tripulado alcanzó los 3.600 metros de altura. En su recorrido hacia Marruecos iba a sobrevolar Sevilla, en el suroeste de España, y posteriormente Gibraltar, la colonia británica en el sur de la Península Ibérica.
Los dos pilotos del “Solar Impulse” son los suizos André Borschberg y Bertrand Piccard. Este último, padre del proyecto aeronáutico, tomó el mando del avión entre Madrid y su destino final.
En su cabina apenas hay espacio para una persona sentada, por lo que los dos pilotos se han alternado a los mandos de la aeronave en esta hazaña. Borschberg pilotó el avión entre Suiza y Madrid, donde aterrizó el pasado 24 de mayo.
El “Solar Impulse” realiza el viaje a Marruecos en respuesta a una invitación de la Agencia de la Energía Solar local, para participar en la ceremonia de inicio de la construcción de la mayor planta termosolar en la ciudad de Ouarzazate, en el sur del país.
El aeroplano, que sólo necesita la luz del sol para mantenerse en el aire hasta 26 horas seguidas, está construido con fibra de carbono y pesa unos 1.600 kilos -tanto como un vehículo familiar-. Con algo más de 63 metros, tiene una envergadura similar a la de un Airbus 340 y vuela a velocidad de motocicleta (entre 50 y 90 kilómetros por hora, aproximadamente).
Sus alas poseen miles de células que se encargan de captar la energía del sol para transferirlas a las baterías de litio que lleva.
Al no necesitar carburante, el avión no emite dióxido de carbono.
El “Solar Impulse”, cuya fabricación requirió siete años, no busca revolucionar la industria de la aviación, sino “contribuir a cambiar la idea de la gente sobre las energías renovables”, según se menciona en su web.
La máquina superó su primera gran prueba en 2010, cuando voló sobre Suiza durante 26 horas seguidas sin problemas. Su próximo reto es realizar la vuelta al mundo, probablemente dentro de dos años.
(Con información de DPA)
