Por Martin Mendoza*
Los Arhuacos del norte del departamento de Cesar reclaman un cerro sagrado que es utilizado por el Ejército como base militar. Los indígenas están dispuestos a ir a los estrados judiciales y buscar apoyo de organizaciones internacionales de derechos humanos para reclamar el territorio que según ellos les fue arrebatado hace 50 años.
En Nabusimake, capital del pueblo Arhuaco, ubicada en las entrañas de la Sierra Nevada de Santa Marta, los indígenas de diferentes asentamientos insisten en recuperar Inarwa, para ellos padre de los alimentos, que no es más que el cerro Alguacil, donde funciona una base militar del Batallón de Artillería Nº2 ‘La Popa’ de Valledupar, el cual custodia antenas de telecomunicaciones estratégicas del Ejército y de algunas empresas privadas de televisión y de telefonía.
“Los Mamos han detectado la necesidad de recuperar el Cerro, los alimentos nuestros van en decadencia y deterioro permanentemente, ya no existe la posibilidad de que los alimentos puedan obtenerse de otra forma y de asegurar la vida de la comunidad”, manifestó Gelber Zapata Izquierdo, líder arhuaco.
Para los indígenas de Nabusimake, Karwa, Simonorwa, Gamake, asentamientos que bordean el sitio sagrado bautizado por los colonos como cerro Alguacil, situado a unos 3 mil metros sobre el nivel del mar, la llegada de los militares a ese sitio en 1962 les trajo muchos problemas.
Así lo asegura Leonor Zalabata, integrante de la Comisión de Derechos Humanos y Delegada de la Confederación Indígena Tayrona, CIT. “Esta reclamación se han venido haciendo siempre, nos consta desde los años 60 cuando se agudiza la instalación de esta base militar, esto siempre ha sido un problema, antes eran mucho más fuertes los reclamos por la violación de mujeres indígenas por parte de los militares, la pérdida y robo de animales, siempre se llevaron estas denuncias y nunca pasó nada”, dijo Zalabata.
Según el Mamo, Cesar Torres, quien cumple el papel de autoridad y guía espiritual en el pueblo arhuaco, es preocupante el daño que ha sufrido su comunidad por la continua invasión tecnológica a los territorios sagrados.
“Así nos están desnutriendo de conocimiento, tanto en la espiritualidad y en la economía como alimentos y mucho más, y ahí como que todo nos afecta, tanto en enfermedad como en vegetación. Resulta que a Inarwa lo afecta Alguacil, Alguacil lo vemos nosotros que es una enfermedad que se ve clara, no ayuda en nada a nuestros padres espirituales”, sostuvo el Mamo.
Agregó que para la instalación de las antenas y la construcción de la base militar el Estado colombiano no hizo la consulta previa con los indígenas de la zona.
‘Invasión’ arhuaca
Desde el pasado miércoles cientos de arhuacos se han movilizado masivamente a la base militar de diferentes puntos de la Sierra han escalado montañas bajo el inclemente sol que filtra las bajas temperaturas de la zona, con el único fin de tomar posesión del territorio ancestral.
No obstante, el equipo periodístico de EL PILÓN presenció el momento en que los indígenas pretendían subir a la cúspide de Inarwa o Alguacil, para realizar las ofrendas o pagamentos, como lo indica la tradición ancestral, pero los militares que allí se encontraban les negaron el paso al lugar sagrado.
El Comandante de la Décima Brigada Blindada, Coronel Eduardo Zapateiro Altamiranda, explicó que las restricciones a los indígenas son por seguridad nacional.
“En estos momentos hay preocupaciones porque hay unas antenas, situaciones especiales que se salen del nivel del comandante del Batallón La Popa y del comandante de la Brigada, mi situación especial es garantizarle al Ejército que pueda establecer las comunicaciones con sus unidades de tipo pelotón, tipo compañía, eso es lo importante para el Batallón y lo vamos a mantener. No se puede circunscribir que la seguridad sea de una sola comunidad, tenemos claro que la seguridad es para todo el departamento del Cesar”, expresó Zapateiro.
El oficial además elogió las buenas relaciones de las unidades militares con las poblaciones indígenas de la Sierra Nevada como Arhuacos, Koguis, Wiwas Y Kankuamos.
“El comandante del Batallón La Popa, coronel Jesús Avendaño es una persona que ha estado muy de la mano con sus gobernadores hablando del tema, consolidando todos los problemas que se han podido presentar en épocas anteriores, porque las de hoy son relaciones muy estables”, acotó.
A los estrados judiciales
Alejandro Arias, abogado de los indígenas anunció que demostrará que hay irregularidades legales en la adjudicación del terreno sagrado y que no hubo consulta previa con los indígenas para construcción de una guarnición del Ejército y tampoco para la instalación de antenas para uso comercial en Inarwa.
“El municipio de Valledupar a través del Concejo en el año 1965 le escrituró a las fuerzas militares, en esa época el Ministerio De La Guerra, cinco hectáreas del cerro, bajo el argumento que como estaban en la jurisdicción de Valledupar ellos eran los legítimos propietarios, pero eso reñía con la Ley 200 y la Ley 136 que data de 1961 que definía estos territorios como baldíos.
En el año 1961 esa misma ley predicaba que todos los territorios que estuvieran bajo el uso de las comunidades indígenas no podían ser titulados como baldíos, entonces esa primera escritura que es la 104 del 25 de febrero de 1965 fue otorgada por el Municipio, sin tener facultades”, explicó el jurista.
Arias afirma que la Oficina de Instrumentos Públicos de Valledupar nunca debió escriturar los terrenos, como lo hizo en 1978, trece años después de la adjudicación del terreno de Inarwa al Ejército, cuando esos territorios ya eran declarados por el Gobierno Nacional como Resguardo indígena.
“Bajo el tema que esto es seguridad nacional han hecho un gran negocio con esas antenas, aquí hay antenas de empresas de telefonía celular, hay empresas de red y datos privadas estamos hablando de más de 400 empresas que le están pagando a alguien por el uso de este Cerro”, denunció el abogado de los arhuacos.
La población arhuaca actualmente asciende aproximadamente a 43 mil indígenas, su resguardo está conformado por 45 asentamientos distribuidos en 195 mil hectáreas, de las cuales cinco los tiene en ‘jaque’.
¿Sabía usted que…?
El pagamento es el ritual que los indígenas de la Sierra Nevada en jurisdicción de los departamentos de Cesar, Guajira y Magdalena, realizan para mantener el equilibrio y la armonía de todo cuanto existe. En esta ceremonia se contribuye, retribuye o agradece a la madre naturaleza por el uso que se hace de ella, por los favores recibidos, y se le pide para que haya buena cosecha, buena agua, buen aire, pocas tempestades, pocas enfermedades, para que los ancestros estén tranquilos.
“Así nos están desnutriendo de conocimiento, tanto en la espiritualidad y en la economía como alimentos y mucho más, y ahí como que todo nos afecta, tanto en enfermedad como en vegetación. Resulta que a Inarwa lo afecta Alguacil, Alguacil lo vemos nosotros que es una enfermedad que se ve clara, no ayuda en nada a nuestros padres espirituales”: Cesar Torres, Mamo.
*Martin Mendoza/El Pilón

