La Gobernación inició la entrega de ayudas, al tiempo que anunció que las familias del refugio afectado serán reubicadas en casas tomadas en alquiler, durante el tiempo que dure la construcción de las nuevas viviendas.
En el sur del Atlántico, la gente busca una explicación para comprender el porqué la naturaleza se ha ensañado con estos sufridos municipios.
Este fin de semana, unas 885 familias resultaron nuevamente damnificadas, al paso de un vendaval que destechó centenares de viviendas en Santa Lucía, Luruaco y Repelón. Además de afectar el 80% del albergue donde habitan más de 120 familias en esta última población.
Hacia la medianoche del sábado, un ensordecedor viento, acompañado de fuertes lluvias y tormenta eléctrica, sacudió a los habitantes de esas poblaciones, mientras la mayoría ya dormían.
En momentos, se vieron sorprendidos al ver volar por los aires sus techos, mientras que sus pertenencias quedaron expuestas a las inclemencias de la lluvia.
De acuerdo al censo adelantado por personal de la Defensa Civil, unas 300 viviendas resultaron afectadas en Santa Lucía.
En ese municipio, el hogar infantil para la atención integral de la Primera Infancia resultó totalmente destechado, mientras que la iglesia perdió parte de su cubierta, al igual que la Estación de Policía. La concha acústica recientemente inaugurada en la plaza también resultó averiada.
“Es muy deprimente, porque con mucho esfuerzo hemos conservado este hogar infantil, para atender a esta población que es muy necesitada, vulnerable”, expresó Enalvis Quiñónez, funcionaria administrativa del Hogar Infantil del Bienestar Familiar, quien lamentó que los 90 niños que atienden entre los dos y cinco años no tendrán, mientras se realizan las adecuaciones, un lugar para recibir sus alimentos, educación y servicios de salud.
En Repelón, más de 400 familias quedaron sin techo en el casco urbano, siendo afectadas además cien viviendas en los corregimientos de Las Tablas, Cien Pesos y Arroyo Negro.
En el albergue ubicado en cercanías al estadio municipal, el panorama no podría ser más desolador. El 80% de las endebles estructuras resultaron destruidas o parcialmente afectadas.
Ante esta situación, el gobernador José Antonio Segebre anunció que las más de 120 familias que allí se encuentran tras perderlo todo durante las inundaciones de 2010, serán reubicadas en viviendas arrendadas hasta el mes de diciembre, cuando deberá estar terminada la construcción de sus nuevas casa, en ese mismo punto del municipio. Para ello, el Departamento ha dispuesto el pago de un subsidio de arriendo de 150 mil pesos mensuales.
También se reportaron afectaciones en 65 viviendas en los corregimientos de Pendales, Límites, La Puntica y Santa Cruz, en jurisdicción de Luruaco.
En las Compuertas, jurisdicción de Manatí, resultaron afectadas otras 20 viviendas, el puesto de salud y el sitio en donde reciben clases los niños que están en el albergue de El Limón.
El servicio de energía se vio afectado en la mayoría de las poblaciones debido a la caída de árboles sobre las redes, lo que averió el sistema de distribución.
Heridos. Doce personas resultaron con heridas leves, fueron atendidas por la Red de Urgencias y se encuentran fuera de peligro, según confirmó el secretario de Salud del Atlántico, David Peláez.
Un lugareño fue trasladado a la ESE Cari de Alta Complejidad, luego de que fuese alcanzado por un rayo, cuando se transportaba a caballo.
De otro lado, dos pescadores que a la hora del vendaval se encontraban en plena faena en El Guájaro, fueron reportados como desaparecidos.
Reacción. Desde las primeras horas del domingo, las autoridades departamentales y organismos de socorro se apersonaron de la emergencia, luego de que se activara el sistema de prevención y atención de desastres.
El subsecretario de gestión del Riesgo de la Gobernación, Edinson Palma, destacó que “hubo coordinación de todos los estamentos. La Defensa Civil adelantó las evaluaciones de daños y necesidades; los bomberos de Soledad, Sabanalarga y Puerto Colombia nos apoyaron con las moto sierras para retirar los árboles caídos; mientras que Electricaribe reparó los daños por cables en el suelo y reconectó la energía”.
La capacidad de reacción de la Gobernación del Atlántico ha sido puesta a prueba durante los últimos 15 días, cuando se han presentado unos tres fenómenos similares. Sin embargo, ayer en la tarde empezó a llegar la ayuda a las familias afectadas, consistente en colchonetas, kit de alimentos, kit de aseo y láminas para reparar los techos.
Por Marly Obredor Salazar
