Quito, 21 dic (PL) El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, anunció en Guayaquil la terminación de los trabajos de reconstrucción del ferrocarril fundado por el general Eloy Alfaro en 1908, y dijo que su inauguracion será la próxima semana.

«Desguazaron el tren, lo dejaron morir, se robaron las locomotoras, los rieles, y recuperar todo eso ha sido una tarea titánica», subrayó el mandatario al referirse a la obra realizada por la Empresa Pública Ferrocarriles de Ecuador.

En abril de 2008, el Estado declaró Patrimonio Cultural a la red ferroviaria y anunció una millonaria inversión de 250 millones de dólares para rehabilitar un trayecto de 456 kilómetros y 22 estaciones que, hace más de 100 años, enlazó por primera vez a la Sierra y la Costa.

«La próxima semana se inaugurará formalmente», dijo Correa al comentar que viajará en el tren de Quito a Ambato, luego de Ambato a Riobamba, Guamote y Colta. «Este tren es una maravilla», añadió.

«Los que viajaron en ese tren saben que en Bucay hay que cambiar de locomotora para comenzar la subida de Los Andes, en un recorrido con unos paisajes maravillosos», comentó.

Tal vez no es la obra más importante para el país, dijo, pero ya se habla a nivel mundial de ese tren, esencialmente turístico, por lo cual en sí mismo nunca va a ser rentable para recuperar la inversión inicial, pero ese atractivo generará otras dinámicas en el país.

El tren entre la costa y la sierra andina va a potenciar mucho el turismo, enfatizó Correa, al comentar que el visitante viaja en el tren y se va hospedando en los poblados y ciudades en el recorrido, visita sus mercados, restaurantes y económicamente esto sí lo hace rentable.

Solo en la provincia Chimborazo se han invertido 108 millones de dólares en la rehabilitación del ferrocarril, que incluye un recorrido por el volcán más alto de Ecuador, en el cual el turista puede conocer el proceso de extracción del hielo en el glacial.

Además, puede disfrutar de una majestuosa obra de ingeniería, única en el mundo, por su forma peculiar de zig-zag en la Nariz del Diablo, un recorrido de 12 kilómetros y dos horas y media de duración entre altas montañas y abismos andinos de singular belleza.