Por Maylín Vidal *

La Habana (PL) Jaime Nevado asegura que cuando la muerte toque a su puerta la recibirá tranquilo por haber dedicado su vida a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), de ser guerrillero y luchar por la libertad, la independencia y la soberanía.

Miembro veterano de esa fuerza insurgente, la más antigua de América Latina, dentro de ella se ha convertido no solo en uno de los más activos combatientes, también entre los más populares cantores de la tropa, como sus camaradas Lucas Iguarán y Julián Conrado.

Junto a su mochila de guerra y su fusil, carga con una guitarra y en la memoria conserva las letras de esas canciones que ha compuesto dentro de las selvas colombianas en estos años de enfrentamiento.

De voz fuerte y mirada noble, este guerrillero -quien sobrepasa los 70 años- forma parte de la comitiva de paz que está en La Habana para llegar a un acuerdo con el gobierno del presidente Juan Manuel Santos a fin de buscar una solución al conflicto armado, político y social que estremece a ese país hace casi 60 años.

En uno de los vestíbulos del hotel Palco, a un lado del capitalino Palacio de Convenciones, sede de las conversaciones de paz, charló en exclusiva con Prensa Latina:

PL: ¿Cuantos años lleva en la guerrilla?

JN: Años? (sonríe), los necesarios para saber que el compromiso adquirido es muy hermoso. Me siento realizado de ser miembro de las FARC. Los años no interesan, lo importante es lo que uno hace día tras día.

PL: ¿Usted es uno de los difusores de la cultura dentro de la guerrilla? Cuénteme de esa faceta.

JN: Nos preocupamos por elevar nuestro nivel cultural todos los días y los conocimientos desde el estudio individual y colectivo.

Las FARC somos una razón ideológica, estamos guiados por el pensamiento marxista-leninista, aplicado a nuestras condiciones y costumbres. Entendimos que el problema es tener una concepción del mundo sólida, conocerlo para transformarlo.

Nos inspiramos en los pensamientos de nuestro libertador, Simón Bolívar, del antiimperialismo, de la unidad latinoamericana y la felicidad del pueblo.

Tenemos un norte político -el socialismo-, enmarcando la libertad dentro de la igualdad, la democracia, la soberanía. Eso nos tiene que dar salud, educación, vivienda, empleo y recreación. Solo así podremos lograrlo. Es por ello que elevamos nuestra cultura mirando las costumbres de nuestro pueblo. Colombia está dividida en cinco regiones folclóricas, la costa atlántica, la pacífica, la zona llanera, la indígena y la andina.

En las FARC nos fusionamos todos y cada quién habla de sus tradiciones, bailes, de su poesía y música. Eso lo convertimos en arte, logramos obras bonitas.

Se imagina por ahí a un artista en la selva, escuchando el cantar de los pájaros, con esa vida, esa gente, eso lo hace a uno más sensible.

Recuerdo ahora una pieza teatral que creamos, El día que Dios nació, en la que comparamos ese nacimiento con lo que vivimos hoy en nuestro país, donde los niños nacen en las calles.

En esa obra, para nosotros Dios representa el pueblo desposeído, dominado por la ignorancia, y luchamos porque eso no ocurra, porque los hijos del pueblo nazcan donde tienen que nacer los seres humanos, en el amor, la verdad, en la justicia, la razón.

Todos esos sentimientos lo plasmamos haciendo arte. En nuestras filas existen cantantes, trovadores, bailarines, cada uno lo hace desde su región, con sus costumbres, y lo entregamos al pueblo con un mensaje: sembrando en la conciencia de que lo más hermoso que hay es la libertad y la independencia.

PL: Desde hace años, cuando cae la noche, los miembros de las FARC-EP dedican una hora a su formación cultural. ¿Cómo es, qué hacen?

JN: Todos los días hacemos una hora cultural, llueve, truene o relampaguee. Nos reunimos en las noches a cantar, a contar historias, a educarnos, leemos cuentos, opinamos, vemos alguna que otra película, la analizamos para recoger de ella los valores de los seres humanos y los antivalores que nos imponen.

Los guerrilleros de las FARC estamos hechos frente a eso de que tenemos que elevar nuestros conocimientos, para saber por qué empuñamos un fusil y contra quién.

La hora cultural es un relajamiento de las labores del día, cada uno expone lo que siente; si quiere cantar, canta, si quiere llorar, llora, si quiere reír, ríe. Nos reunirnos para hacer una actividad artística.

El guerrillero es muy creativo, escucha música y ve televisión cuando puede, trata de hacerlo con sus propias iniciativas. Si le gusta el rap, la ranchera, el torbellino, el bambuco, el son, lo expresa de la manera que lo siente.

PL: Ahora está en La Habana para intentar encontrar la paz en su país. ¿Cree que una Colombia en paz es posible?

JN: Sí, por eso lucho, porque creo en ella, tengo la convicción de que un día no solo Colombia sino todos los pueblos del mundo derrotarán el sistema que impera, ese sistema, que mira la muerte, las cosas materiales que no tienen que ver con la vida, el amor, la ternura, lo que necesitamos para ser más humanos.

Este es como el mundo de las bestias, donde usurpar, saquear, matar y hacer dinero fácil es lo que domina. Nosotros lo miramos de otra manera, desde el trabajo, desde el amor, la igualdad y la justicia, la fe, la esperanza y el deseo de que todos vivamos bien.

Creo que lo primero que debemos aprender es cómo lograr ser más humanos todos los días, ser mejores para agrandar nuestro planeta, cuidar nuestros recursos, porque de ellos vivimos y no acabarlos para enriquecerse.

Por eso es que combatimos y somos guerrilleros, guerrilleros de la vida, guerrilleros del amor y la esperanza, guerrilleros que creemos que otro mundo es posible.

Sé que un día tengo que morirme, pero moriré tranquilo gracias a las FARC y a que un día decidí unirme a ella.

*Periodista de la redacción América del Sur de Prensa Latina.