kingston cityPor Waldo Mendiluza *

La Habana (PL) Bañada por las aguas del mar Caribe, Kingston, la capital de Jamaica, representa una mezcla de tradición y modernidad que atrae a visitantes al ritmo seductor del reggae.

La urbe fue fundada en julio de 1693 por los colonizadores británicos después de que un terremoto devastara la antigua capital, Port Royal, asentamiento este último famoso por ser en el siglo XVII guarida de piratas como Henry Morgan y Calico Jack Rackham.

Poco a poco, Kingston comenzó a convertirse en lo que es hoy, la mayor ciudad de habla inglesa del Caribe, con emblemáticas construcciones, alrededor de un millón de habitantes y uno de los principales centros culturales y comerciales de la región.

Frondosas planicies costeras, blancas playas y verdes montañas acogen una población -la inmensa mayoría de raza negra- hospitalaria y alegre, que muy pronto se hace notar por estos atributos y por una manera particular de hablar el inglés: el criollo jamaicano o patois.

Se trata de una combinación del inglés con dialectos africanos y alguna influencia del francés y del español, que solo parece posible familiarizarse con ella después del contacto frecuente con los nativos en las calles de la ciudad y sus coloridos mercados, donde llaman la atención las frutas, las tallas de madera, la cestería y otras artesanías.

Adentrándose en la urbe, resulta fácil dejarse seducir, además de por el encanto de sus moradores, por su mezcla de tradición y modernidad, a partir de la presencia de casas del siglo XVIII, varias al estilo de pan de jengibre y no pocas con balcones especialmente adornados, junto a nuevos edificios y apartamentos.

Entre los sitios históricos descuellan la Iglesia Parroquial, la Plaza Parade -donde las tropas británicas hacían ejercicios militares en la época de la colonia- y construcciones del siglo XIX como la restaurada Devon House, una mansión georgiana levantada por un magnate local que hizo fortuna en el negocio del oro, y el Jardín Botánico Hope, con su invernáculo de orquídeas.

También sobresalen los museos de Port Royal, dedicado a la antigua capital, y el White Marl Arawak, que cuenta con objetos y reliquias de la antigua cultura indígena Arawak, los primeros pobladores de Jamaica, pueblo que incluía a los taínos.

Por su parte, dan el toque de actualidad a Kingston el Centro de Conferencias, la Galería Nacional, el Banco de Jamaica, el Scotia Bank Centre, modernos edificios, avenidas ajardinadas, centros comerciales y gran variedad de hoteles.

No menos emblemáticas resultan instalaciones como los parques William Grant e Independence, que acoge el Estadio Nacional de Jamaica, hogar de los Reggae Boyz, nombre popular dado a la selección jamaicana de fútbol.

Desde su fundación, la capital jamaicana y sus habitantes han sabido sobreponerse a no pocas calamidades, entre ellas un devastador huracán en 1784, un gran incendio en 1843, una epidemia de cólera siete años después e incendios como los de 1862 y 1882.

Preocupaciones actuales constituyen reducir los índices de criminalidad que afectan a la ciudad, el problema de las drogas y su impacto en los niveles de inseguridad, además de dejar atrás contrastes sociales que no resulta difícil apreciar.

BOB MARLEY, LA LEYENDA DOMINA POR DOQUIER

Más allá de su rica historia, la principal ciudad de la isla se ve dominada por una leyenda, el músico Bob Marley, a quien bastaron apenas 36 años de vida para inmortalizar el reggae y a su país natal.

Afiches, souvenirs con su imagen, una fantástica estatua de bronce a la entrada del complejo Independence Park y un museo en lo que fuera su hogar y estudio de grabación hacen posible el contacto con Robert Nesta Marley, intérprete de éxitos como «No woman, no cry», «Redemption song» y «I shot the Sheriff».

En Hope Road, el tiempo parece detenerse para que los visitantes se encuentren con el rey del reggae a través de fotografías, objetos personales relacionados con su carrera y múltiples reconocimientos, como discos de oro y platino recibidos alrededor del mundo.

Particular impresión causa un holograma tridimensional a tamaño real que evoca a Marley en su One Love Peace Concert de 1978, evento en el que mostró su compromiso con la reconciliación nacional y el fin de la violencia política.

VIDA CULTURAL

Llamada en ocasiones «la capital cultural del Caribe», Kingston ofrece espectáculos variados, exposiciones y una vida nocturna que en discotecas, clubes y otras instalaciones puede satisfacer los gustos más diversos, desde el reggae, la salsa, el jazz y el rock hasta las noches de karaoke.

Aunque quedaron en el tiempo las temporadas únicas de pantomima que desde 1941 acogieron el Ward Theater -reconstruido sobre las ruinas del Teatro Real luego del terremoto de 1907- la capital jamaicana brinda representaciones al aire libre en el Teatro Nacional de la Danza y atractivas colecciones de pintura del pasado y de la actualidad de la isla, exhibidas en la Galería Nacional.

También destacan las actuaciones de los Folk Singers (cantantes folclóricos), la Filarmónica de Jamaica y la Coral Nacional.

El ambiente cultural de Kingston se complementa con sus museos, centros como el Instituto Afro-Caribeño de Jamaica -con sus muestras de máscaras y joyas-, el Mercado Victoria de Artesanías y los souvenirs disponibles en su geografía gracias a una inimaginable diversidad de vendedores.

A lo anterior habría que añadirle una riqueza histórica dada por la mezcla de culturas (indígena, africana, española y británica), las peculiaridades idiomáticas de sus moradores y una cocina que invita al paladar con opciones como el bacalao salteado, el cerdo picante, el pescado frito ofertado en puestos junto al mar Caribe, el patty jamaicano (empanada rellena) y el conejo al ron, entre otros.

COMERCIO

La capital de Jamaica cuenta con el principal puerto del país, el más grande del Caribe y el séptimo del mundo entre los naturales.

Por la estratégica posición geográfica de la isla, esta instalación procesa decenas de miles de contenedores que enlazan a la región con países de varios continentes, y recibe majestuosos cruceros.

Se trata de una profunda bahía rodeada por los Palisadoes, cabo de arena fina que es uno de los rasgos distintivos de Kingston y protección natural de su puerto.

Estas formaciones arenosas resguardan además al Aeropuerto Internacional Norman Manley y a la histórica Port Royal.

Actualmente, Kingston es un activo centro comercial para las cosechas de café jamaicano, producciones de derivados del petróleo, tabacos, alimentos procesados, telas y calzado.

* Periodista de Prensa Latina