Bogotá, 6 abr (PL) Entre el abigarrado paisaje de comerciantes y artistas callejeros, ancestrales tejidos amerindios asoman hoy en calles y parques bogotanos, muchos confeccionados al momento por miembros de la etnia embera chami, a la usanza de sus antepasados.
Recostadas en las paredes de muros y edificaciones, varias mujeres tejen a mano sus típicos collares y brazaletes, hechos con hilos de llamativas tonalidades.
Como María Zenaida muchas vienen desde el departamento de Risaralda, donde radica el principal asentamiento de ese antiguo pueblo, aunque existen también comunidades en Quindío, Valle del Cauca, Antioquia y Caldas.
Dedicados fundamentalmente a la agricultura, los embera chami cultivan café, cacao, maíz, frijol y caña de azúcar, además de practicar la caza, la pesca y en menor medida, la extracción de madera y oro.
Su población supera las cinco mil personas, quienes han estado en contacto desde épocas remotas con agrupaciones mestizas y afrocolombianas.
Los dibujos que crean las embera chami son un medio de expresión artístico para representar la cosmogonía de la etnia, con técnicas que combinan telares de madera, ensartado a mano y tejido con aguja.
Luego de recorrer una gran distancia, a cientos de kilómetros de las selvas húmedas donde habitan, las artesanas elaboran y comercializan los preciados adornos en plena ciudad de Bogotá, para asombro de sus insaciables caminantes.
Acompañadas en ocasiones de sus pequeños hijos, permanecen por tiempo prolongado en céntricos espacios para moldear los Okama -el camino que recorre el cuello-, un collar de alto contenido simbólico, exclusivo de la mujer, en el que predominan refinados diseños geométricos, alegóricos al entorno natural.
Según creencias, la prenda confiere gran distinción a las wera (sexo femenino).
Mientras para los hombres crean los Otapa, en forma rectangular, todo un espectáculo de colores y tradición, a la vista de bogotanos y visitantes.
Aprendimos de nuestras madres y abuelas, ahora continuamos esa costumbre, comentó a Prensa Latina una de las artistas.
En Colombia sobreviven cerca de 90 pueblos originarios, distribuidos en diversos parajes del territorio nacional.
arc/ ap
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