Por Mary Daza Orozco
“El gobierno busca la paz, los indígenas la practican”, me dijo, en una entrevista para El Espectador, el cabildo gobernador arhuaco Luis Napoleón Torres, pocos meses antes de que fuera secuestrado y asesinado, junto con Ángel María Torres y Hugo Chaparro, en mil novecientos noventa. El crimen conmovió al país y Valledupar compungida vio los tres féretros llevados en hombros de sus semejantes hasta sus poblados. Era la época en que fuerzas oscuras ya campeaban por territorios de la Sierra Nevada.
Las comunidades del Cauca, por el contrario, ya sabía de luchas indígenas por sus tierras desde Quintín Lame, líder que combatió a partir de la Guerra de los Mil Días, más tarde, en mil novecientos setenta y cinco su nombre sería tomado por un grupo rebelde, en junio del año pasado se conmemoraron los veinticinco años de su desmovilización en Caldono; sí ya en Cauca sabían de invasión a sus territorios, contra las que luchó Álvaro Olcué, primer sacerdote indígena de esa región, asesinado por sicarios en mil novecientos ochenta y cuatro, en Santander de Quilichao; sabía el Cauca de violencia, de mantazas; sabía de toma a sus poblaciones, de dolor y de bombazos en la noche, de enfrentamientos entre el ejército y los grupos subversivos.
Mucho han aguantado los pueblos indígenas, maltratados, expoliados desde el momento que nuestro territorio fue “descubierto”; ahora los rebozó la indignación, y la paz que practicaban se esfumó y le dio paso al momento que vemos con preocupación y que tiene al gobierno enredado, también el anterior se vio en dificultades para solucionar el problema y no lo logró.
Es complejo y altamente delicado el conflicto de los indígenas. Estudiosos saben que se enmarca dentro de muchas aristas y es atizado desde distintos flancos, y se escuchan voces, la mayoría, en contra de los nativos, otras a favor, en fin, es un trozo agudo y vidrioso del conflicto total del país. Sin embargo, la ira indígena no debe llegar al extremo de zaherir a un miembro del ejército, un hermano; el sargento Rodrigo García, fue vejado con saña: escupido, golpeado, sus lágrimas expuestas ante el mundo, la imagen figuró en las primeras páginas de los periódicos más importantes, y también su mensaje de la no violencia, “Llorar es de humanos”, fue la sencilla frase que usó para responder a los desfasados que lo tildaron de débil y llorón y no sopesaron su grandeza. ¿Qué tal si hubiera dado la orden de disparar a los treinta y cinco hombres a su mando? Hoy estaríamos contando más muertos, sí, muertos de la violencia, abono diario de nuestra tierra.
Tampoco debió morir un indígena que hizo caso omiso de la orden de detenerse, en un momento como ese de tensión ante una posible mortandad, lo mejor es dejar las armas quietas. Si bien, desde la lejanía el conflicto se ve así, quizás allá, en la confusión, la turba enfurecida no piensa.
En una de mis columnas anteriores dije que el país crepita, y así sigue a punto de una conflagración de impredecibles proporciones; se necesita que el gobierno revise sus políticas sociales para los pueblos indígenas y para los campesinos, se necesita respeto por el ejército, jóvenes, que exponen su vida aunque bañados en lágrimas, hay que tomar las palabras de Luis Napoleón Torres, parafrasearlas: buscar la paz y practicarla de manera constante, aunque hay miedo porque aquí al que habla o se mete a trabajar por la paz lo matan.
Por Mary Daza Orozco|MI COLUMNA|El Pilón
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A LOS PUEBLOS INDIGENASA HAY QUE INSERTARLOS EN EL ORDENAMIENTO JURIDICO Y ADMINISTRATIVO DE LA NACION, CON EL FIN DE QUE TENGAN DERECHO AL PROGRESO EN IGUALDAD DE CONDICIONES. Y QUE NO HAYA IMPUNIDAD PARA LOS LIDERES INDIGENAS, EN CONTRAPOSICION CON LOS INDIGENAS HUMILDES SIN LIDERAZGO ES DECIR COMO SIMPLES CIUDADANOS INDIGENAS DE CUALQUIER ETNIA. UNICAMENTE ES DIGNO DE CONSERVAR LA CULTURA DE CADA ETNIA, Y SU LENGUAJE. EL ATRASO NO SE PUEDE SEGUIR GUARDANDO O CONSERVANDO. EL LIBRO DE MORMON ES UN TESTIMONIO QUE ELLOS ERAN PUEBLOS MUY DESARROLLADOS CUANDO LLEGARON A AMERICA, Y QUE SON DESCENDIENTES ISRAELITAS DE LA TRIBU DE JOSE.. Y SU LENGUAJE TIENE RAICES EN EL HEBREO ANTIGUO Y EL EGIPCIO REFORMADO.
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