Heriberto Fiorillo, en diálogo con Leandro Díaz.
“Yo he cantado todos los tópicos. He cantado a la miseria, a la alegría, a la tristeza. He cantado, por ejemplo, sobre aquellos que no les gusta pagar”. ¿Y a qué no le cantó Leandro Díaz, si lo que no veía con sus ojos , lo veía con el alma?. Pues a las mujeres que tenía. Nunca le compuso versos a quienes estaban con él, siempre le dedicó sus canciones a la realidad de amores truncos. Así, sincero y abierto a todas las preguntas de Heriberto Fiorillo, Leandro le cantó su vida y su pena hace más de 10 años.El escritor comparte su libro, Cantar mi pena, donde se lee a Leandro Díaz , echando el cuento de su vida.
Esta es la segunda edición del libro, escrita por Fiorillo, de un recorrido cercano con el cantante.
En 28 cortos capítulos, se conmemora la vida de este ilustre del vallenato, fallecido el pasado 22 de junio a causa de una aguda infección renal.
Desde su nacimiento hasta la historia de su más famosa canción Matilde Lina, el libro responde al porqué Leandro será inmortal, como lo dijo su hijo Ivo, en el día de su entierro.
capítulo matilde lina. Entonces lo dijo: Matilde Lina…Qué nombre magnífico. Le prometí que la visitaría en El Plan y nos despedimos. Casa uno a lo suyo.
No nos volvimos a encontrar, pero la visita estaba pendiente.
Cualquier día fui y ella no me esperaba. Para un hombre con mis limitaciones ir a El Plan era muy difícil, pero lo hice. Ella se enteró de que yo la buscaba y se escondió. Lo que yo ignoraba que Matilde Lina era ya una mujer comprometida cuando nos conocimos en Manaure. Ahora estaba, además, embarazada y no me quería dar la cara.(…)
“-Yo quizá voy otra vez al Plan a visitar a Matilde, dije. Volví en efecto. La visité y nos hicimos amigos. Matilde Lina tenía algo que no tenían las demás mujeres de El Plan. Matilde Lina se paraba en la puerta y si pasaban tres personas, dos le hablaban.
Y si pasaban veinte, le hablaban diecinueve. Esta mujer tiene algo, pensé yo. Resulta muy atractiva y simpática para los demás.
Y yo de esta mujer también me voy a enamorar (…) En 1970 todo el mundo iba a El Plan a conocer a Matilde Lina y yo me sentía incómodo al llegar y encontrar su casa llena de gente y de carros. Me dije no, hombre, esto no es para mi. Y no volví. Pero no nos disgustamos ni nada. A Toño Salas era el que no le gustaba esa canción porque hablaba de su cuñada.
Se encelaba. Y un día le dije: compadre, va a tener que aprendérsela bien, porque esa es la que va a salvar los contraticos. Matilde Lina era en todas partes la canción del momento y Toño Salas tuvo que aceptar esa realidad”.
El Heraldo
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AL MAESTRO LEANDRO DÍAZ DUARTE
Por coronel Héctor José Corredor Cuervo
Se marchó a la eternidad
el gran maestro Leandro
en medio de la amistad
a su Matilde cantando.
Se esfumó por el sendero
con música de acordeón
ese gran guacharaquero
que nos robó el corazón.
Hoy lloran los tocaimeros
y los del Valle de Upar
que fueron con él pioneros
en vallenatos cantar.
Dios lo mando a la Guajira
con una noble misión
a demostrar que con lira
no se requiere visión.
Él regó en muchas naciones
las semillas de hermandad
para que broten canciones
de amor, paz y libertad.
Él por siempre vivirá
en mentes de colombianos
y su antorcha brillará
entre los seres humanos.
A grandes compositores
y directores de orquesta
les pido sean seguidores
para trepar en la cuesta.
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