Ayer se cumplió la misa del novenario de ‘El Negro Guacoche’ un personaje que persistirá en el imaginario vallenato por sus anécdotas y repertorio.
Ayer se cumplió el novenario de ‘El Negro Guacoche’. Los Cardonales entregó a la eternidad otro juglar de la tierra del palenque guacochero.
La carrera octava de Valledupar perdió el olor a maíz biche que todas las tardes impregnaba uno de los costados del edificio Santo Domingo, al frente de la legendaria ‘Bomba de Gil Strauch’, todo porque la muerte ‘desgranó’ al anfitrión de ese punto criollo donde los vallenatos todas las tardes solían degustar una mazorca asada.
Nadie sabía, pero ‘El Negro Guacoche’ todo el año vendía el producto pese a que el maíz es un cultivo transiorio, además de eso los habituales compradores encontraban, aparte de degustar el fresco choclo, una retahíla de anécdotas, un concierto de chiflido o una nueva canción de las que solía componer este juglar sin gloria.
Hermes Alfonso Munive Márquez, como era su nombre, fue la fiel estampa del heredero del palenque de sus ancestros, que cantaba y cantaba para disipar sus penas, sus letras estaban basadas en la cotidianidad a las que les imprimía el lenguaje criollo que le daba vida a sus personajes cau-sando risa en algunos y disgustos en los protagonistas a quienes ponía en evidencia.
Llegó al disco
Esa manifestación natural para cantar le valió el reconocimiento de algunos amigos que lo convencieron para que grabara parte de ese repertorio, porque tam-poco le daba canciones a ningún intérprete, pues decía que nadé las cantaría como él.
De esa forma un grupo de seguidores le facilitaron la logística y el dinero para que plasmara en el disco esa autenticidad criolla que brotaba de su mente silvestre; dos producciones musicales alcanzó a grabar ‘El Negro Guacoche’ una al lado del rey vallenato Nafer Durán y la otra con el actual acordeonero del grupo Kvrass, ‘El Nene’ Carrascal.
“Soy negro porque la naturaleza me parió así”, era siempre su expresión de orgullo cada vez que su brazo de color de ébano daba vueltas a las mazorcas de sus clientes, con un humor que nunca lo abandonó.
A Munive Márquez se le consideraba en su pueblo Guacoche como uno de los tres grandes representantes de la expresión folclórica al lado de Lorenzo Mora-les y Vicente Munive, su pariente que aún vive.
Rey del chiflido
Otra particularidad de este talento fue su facilidad para silbar melodías, las que interpretaba con la naturalidad de cualquier instrumento en partitura y que le valió ganarse el Concurso del Chiflido, una pintoresca modalidad que se realiza en la población de Minguillo, en el marco del Festival de ese pueblo.
En su terruño no pudo ser profeta, allí concursó en el Festival de la Tinaja, pero no logró coronarse, pero sí estuvo en segundo, tercer lugar en un par de ocasiones. Lo que sí lo lle-naba de orgullo fue la escogencia que en una oportunidad hizo Consuelo Araújo Noguera de una de sus puyas, que era el ritmo en que más se destacaba para que la interpretaran Los Niños del Vallenato en la gira que los llevó a la Casa Blanca, en los Estados Unidos.
“Para el viaje de Consuelo ya todo lo tengo listo/ de la academia del Turco le tengo diez muchachitos/ también le tengo esta puya pa’que la bailen con Clinton/ y el que la ejecuta es el más chiquito”.
Cuentan sus coterrá-neos que Munive Márquez tuvo alrededor de ocho hijos, pero que nunca se enamoró de una paisana pues las consideraba como sus hermanas.
Dentro del repertorio de sus obras tenía cortes de caracter social como una titulada ‘La Droga’, en la que hacía un llamado a la juventud para que no cayera en el consumo de alucinógenos.
Otros cortes destacados de este personaje fueron: ‘La Muerte de Rafa’, una canción que hizo con motivo de la muerte del cantante del Binomio de Oro; ‘El pan del carnaval’; ‘De La Jagua a Becerril’; ‘La Mujer de la Calle’; ‘La Mala Vida’; ‘Magola’; ‘El Maestro’; ‘ El Antra’; ‘La Mujer Chiquita y Tetona’; entre otras.
‘El Negro Guacoche’ grabó la puya ‘La Casa Blanca’, con el rey vallenato Sergio Luis Rodríguez, esa fue la misma que llevaron hasta Estados Unidos.
Una de las pocas veces que se le vio llorando a ‘El Negro Guacoche’ fue de emoción, la vez que lo exaltaron por su aporte a la cultura con sus incursiones en el aspecto musical, destacamento que le hizo la Comunidad Afro del departamento del Cesar.
Ese episodio fue hace dos años el día de la Colombianidad. Ese momento lo vivió en su natal Guacoche, allí en medio de las lágrimas exclamó: “No pensé que en mi tierra me quisieran tanto, por eso siempre he dicho que me siento un orgullo de este pueblo.
Su amor por la música se lo intuyeron sus ancestros además de los pesados oficios que le tocó ejercer como la de ser recolector de café cuyas faenas mitigaba cantando, desde muy muchacho, cuando resolvió apartarse de sus padres José Tomás Márquez, y Ana Silvia Munive Vazquez.
En las grabaciones que logró hacer de sus obras siempre dejó impresa en ellas caratulas: “Director General: Dios Todopoderoso”.


BUENA ESA CRÒNICA WILLIAM DEL NEGRO GUACOCHE QUIEN TAMBIEN ENRIQUECIÒ EL FOLCLOR VALLENATO CON SUS CREACIONES MÙSICALES. PAZ EN SU TUMBA.
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