Por: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi

Cuán refrescante para toda alma, es retornar a las raíces de la música vallenata, esa nacida mirada con recelo en las altas esferas sociales, por haberse gestado en medios pueblerinos y rurales, a quienes tildaban de ‘corronchos’ o campechanos en forma despectiva, para diferenciarse en todo sentido de los llamados juglares del denominado ́Magdalena Grande’. Estos recopiladores de noticias, cuentos y leyendas, muy comunes en todo el caribe colombiano, sin que tuviesen una preparación cultural – educativa, sino guiados por sentimientos del corazón, fueron quienes escribieron y nos deleitaron con bellas composiciones, sin tener conocimiento de pentagramas o de enseñanzas musicales primarias, letras a las cuales luego agregaron un sentido melódico, acorde con lo que en ellas expresaba.

Podríamos enunciar una larga lista de narradores de crónicas, sucesos e historias, al igual que verdaderos poemas, que se transformaron en lindas y sencillas canciones, las cuales aunque hayan pasado los años, aún permanecen grabadas en las mentes y los corazones, de todos aquellos que valoramos estos aires musicales, reflejo de una cultura y de una idiosincrasia genuina, puesto que con ella se identifican con agrado, orgullo y alegría.

Es preciso recordar que, antes de llegar a nuestra amada tierra colombiana, ese instrumento bello y sonoro, conocido con el nombre de Acordeón, las razas nativas de la región caribe, ya poseían Flautas y Gaitas con las cuales interpretaban melodías, bien fuesen llevando alegría o sentimientos de dolor a sus corazones. Esas notas que surgían de los instrumentos citados, debemos reconocer que provenían de esas etnias originarias, que habitaban desde entonces lugares como la Sierra Nevada de Santa Marta, la denominada Depresión Momposina, el sur del Atlántico y los Montes de María, entre otros.

Fue en el denominado Magdalena grande, el Estado notable, en donde se dieron a conocer compositores y cantantes, en medio de las´colitas’ o parrandas inolvidables, características de las clases populares, en donde al sonar de bombos, maracas, platillos y flautas, reemplazadas posteriormente, con la llegada de los Acordeones, al territorio colombiano, particularmente por los puertos de Riohacha, Santa Marta y Coveñas.

Son muchos los nombres que fueron apareciendo espontáneamente, a lo largo y ancho de la franja Caribe de Colombia, y en múltiples historias recogidas por notables folclorólogos, que han dedicado parte de sus vidas, a investigar hechos o sucesos de esa índole, para plasmarlos en sus escritos. Por estos investigadores, ha sido posible ir reconociendo, a esos varones que en diversos pueblos se dieron a conocer paulatinamente, unos como compositores y otros como músicos intérpretes de sus propias canciones, entre otros como Francisco ‘Pacho’ Rada, Abel Antonio Villa, Alejandro Durán, Emiliano Zuleta, Juancho Polo Valencia, Luis Enrique Martínez, etcétera, los cuales dejaron una huella imperecedera para las futuras generaciones.

ALEJANDRO DURÁN

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1. SIELVA MARÍA

LUIS ENRIQUE MARTÍNEZ

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2. LA TIJERA

Muchas personas de toda Colombia y del exterior, a pesar del despliegue dado la música conocida hoy en día como Vallenata, se encuentran desinformadas acerca del orígen, trayectoria y aires musicales que conforman este folclor, y todavía no la distinguen de otros géneros, que la industria fonográfica ha impulsado de tiempo atrás, creando confusión con este proceder. De allí la necesidad de establecer diferencias entre unos falsificadores, que han hecho creer que, por ejecutar ritmos con instrumentos similares, se les puede dar la misma denominación. Muy lejos están aquellos que llaman ‘Vallenato’ a nuevos géneros que nada tienen en común con aires como el Son, la Puya, el Paseo o el Merengue, que han desfigurado una imagen ganada tras muchos años de lucha. Las empresas discográficas se dieron a la tarea, de impulsar ciertas figuras, con el propósito de obtener mayores utilidades, abriendo espacios en territorios en donde prevalecen géneros de despecho, los cuales se escuchan a diario y a través de muchos medios, canciones de índole llorona, pues les han abierto puertas acudiendo a la payola, desechando a los verdaderos cultores. Por ello, es menester insistir que ‘no todo lo que suena con Acordeón, Guacharaca y Caja, se le debe reconocer como Vallenato’.

El otro caso, es ese que ha tomado impulso en muchos jóvenes, pero a diferencia de los anteriores, no se basan en canciones de despecho, pero tampoco nada tienen en común con los 4 aires que definen la música vallenata. ¿Qué se les critica? Que están siendo usurpadores al darse a conocer como exponentes del género vallenato. Que sean serios y le asignen otro nombre que los represente, como por ejemplo ´Brinca Brinca´ o ´Raspacanillas´, y entonces sí comparar cual de ellos, el público prefiere. Cada cual tiene su propia fanaticada y eso no se puede negar, pero en los diversos medios de comunicación que no vengan a sustituir lo autóctono por algo que no es fú ni fá. Eso se le llama, sin mayores rodeos: Ignorancia o Comercio.

A la música diversa y sabrosa producida durante muchos años en las Sabanas de Córdoba, Sucre, Bolívar y Atlántico, se le debe la influencia positiva que vino a incidir en el Vallenato, ante todo porque el uso dado a otros instrumentos, tales como tumbadora, timbales, bajo eléctrico en particular, vinieron a proporcionar un mayor ímpetu a las nuevas generaciones tradicionales, que apoyándose en ello, abrió paso al Vallenato para ir más allá de las fiestas parranderas, para incursionar en presentaciones masivas, en conciertos y bailes en casetas. Fue así como entraron en escena grupos renovadores, que sin salirse de los marcos tradicionales, como el de Los Hermanos López y Los Hermanos Zuleta, iniciaron una nueva etapa, atrayendo un buen número de seguidores alrededor de sus figuras. De allí en adelante, ha surgido de todo (como en Botica).

En aquellas personas, más afines con la cultura e idiosincrasia, del Cesar, la Guajira y el Magdalena, fue donde se arraigaron esas canciones, por sentir en ellas mayor alegría, por causa de ese estilo tradicional que se escucha en parrandas o fiestas familiares, con el solo sonar de Acordeones, Cajas, Guacharacas y, en otras ocasiones, acompañadas de guitarras, como a continuación veremos:

HERMANOS LÓPEZ – MIGUEL

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3. DINA LÓPEZ

HERMANOS ZULETA

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4. NATIVO DEL VALLE

´COLACHO’ MENDOZA

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5. LA BRASILERA

ALFREDO GUTIÉRREZ

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6. EL TROYANO

RODOLFO DE LAVALLE

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8. LA CRECIENTE DEL CESAR

LUCHITO DAZA

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9. EL PARRANDERO

CRISTHIAN CAMILO PEÑA

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10. EL CHUPAFLOR

ORLANDO ACOSTA

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11. LA DAMA GUAJIRA

EL BINOMIO DE ORO &
JEAN CARLOS CENTENO

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12. EL SINIESTRO DE OVEJAS

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BLOG DEL AUTOR: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi