Quisiera tener el don de adivinar,
para así poder su pensar auscultar
armonizando mi estrategia al hablar,
y su discusión poder neutralizar.

Pero el destino mi deseo ha truncado
y me somete a tan mala situación,
frente a su inmenso poder de convicción,
que mi argumento deja anulado.

No hay mujer que no discuta con razón,
afirman las abuelas sin dudarlo,
sobre cosas del alma o del corazón.

Aquel que con mucha ilusión intenta,
a su dama poder argumentarle,
ah ingenuo que su condena acrecienta.

Alberto Lacouture
Diciembre 2024

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