LA ÉTICA DEL ORDEN Y LA MOVILIDAD

Por José Atuesta Mindiola

La ética del orden es el principio universal de disciplina y respeto por las normas. Es un imperativo acatar de buena voluntad las normas y los mandatos legales para fortalecer una ética ciudadana y preservar la armonía de la vida, personal y social. Si hay orden en la mente y en el corazón, nos comportamos en orden y respetamos la ley.

En estos días, como principio de prevención ante la pandemia del Coronavirus (Covid-19), la ética del orden es fundamental. Es necesario acatar las recomendaciones de médicos especialistas y las entidades de Salud, y los decretos de los gobiernos nacional y locales. (Los invito a observar en youtube: Coronavirus, Consejos del Dr. Alfredo Miroli). Todos somos vulnerables al contagio, pero no llenarnos de pánico y decir que esto se va a poner peor; tengamos calma, fe en Dios y aptitud positiva de amor y defensa de la vida. Además, es importante que hospitales y clínicas tengan los recursos físicos y humanos para garantizar las atenciones a los pacientes.

De otro lado, quiero referirme a un tema que ha tocado el columnista Alberto Herazo Palmera: el caos de la movilidad vehicular en Valledupar. Sin duda, una de las razones es que la mayoría de los conductores incumplen la ética del orden. Es preciso fortalecer la inteligencia vial con jornadas pedagógicas y actividades publicitarias. Aplicar comparendos cuando sea pertinente; y a los reincidentes, las respectivas sanciones.

Para la muestra, un ejemplo patético que ya se torna crónico: la calle 12 entre carreras 8 y 9, de doble vía y alto flujo vehicular; allí muchos conductores parquean sus carros a ambos lados, a pesar de que están las señales de prohibido. En avenidas y zona céntricas se observan carros y motos estacionadas al frente de negocios y oficinas. A esto se le suma, otra infracción: algunos propietarios hacen rampas en los andenes y ponen cadenas para convertir el espacio público en parqueaderos privados.

Es cierto que hay conductores que se acostumbraron a la incultura de estacionar en las calles; pero también, muchos se quejan de falta de parqueaderos. Una queja oportuna, para sugerirle a la administración municipal que se reúna con los propietarios de lotes en el centro, a fin de adecuarlos como parqueaderos. Por ejemplo, el extenso lote de la calle 16 entre carreras 16 y 17, podría habilitarse para un gran parqueadero, a la vez que se convierte en oportunidad para generar nuevos empleos. Mejoraría la movilidad y el tránsito en esa zona donde hay tres clínicas, varios centros médicos, unidad de radiología, laboratorios clínicos y dos funerarias.

En los barrios residenciales, las personas que tienen carros sería conveniente que en horas de permanencia en sus casas utilizaran el mayor tiempo posible sus garajes, eso descongestiona las calles. Aquellas personas que no les gusta sembrar árboles al frente de la casa, que sean consecuentes y respeten la sombra de los árboles de las familias que sí dedican tiempo y recursos en el cuidado de ese espacio vegetal.

Termino con este clamor cívico: Orden de los peatones en las calles y parques. Orden de los gobernantes, funcionarios, legisladores y administradores de justicia. Que la honestidad y la decencia sean el espejo universal de una conciencia universal (“obra de tal manera, que tu comportamiento sea ejemplo para los demás”). Haciendo las cosas bien, fortalecemos una ética amigable de seguir las reglas de juego limpio en los contextos donde circulamos y habitamos.

BLOG DELAUTOR: José Atuesta Mindiola

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