Donaldo Mendoza

No hubo pasos ni sahumadoras
No hubo multitudes ni alumbrantes
Pero transcurrieron en nosotros
Pasaron horas en tranquila procesión
Olor de azucenas que no hay
Y el vapor de puertas cerradas
Los tonos de una voz al otro lado
La gracia de ser existentes en un mundo
El pensar
La incertidumbre
El cuaderno con sed
Un grito en las calles desiertas
El ladrar de un perro blanco
Días calurosos
Días fríos
Días húmedos y lluviosos
Días tibios
Días de sombra y luz
Días de descanso y caminos en redondo
Días como espejuelos brillando
Mostrando las voces de uno mismo
El zumbido de un mosco que huye
Retornos dentro de nosotros
Estar ante el humo de la espera
La región de los rincones abismados
Y allá lejos
Se sabía de una queja o una pena
Migas de pan caídas en el piso
La danza de las horas y el vuelo de una mariposa
Qué tan cerca es el reino de este mundo
El ruido de sí mismo en la piel y pensamientos
El ruido de la ropa y los deseos
El ruido
Que siempre retorna a calentar la sombra
RVQ
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(Texto y foto: RVQ)
