CUANDO MÁS OSCURA ES LA NOCHE…

Por Donaldo Mendoza

Dos razones se confabularon para obligarme a escribir este artículo: 1) La constante aparición del exalcalde de Codazzi, Luis “Luchito” Peñaloza Fuentes, en El Pilón. Aparece tanto que ya parece una pauta publicitaria. Y 2) un libro cuyas mil páginas estoy que termino de leer: Gargantúa y Pantagruel, un clásico de la novela francesa escrito en el siglo XVI por François Rebelais (1494–1553). Dos rasgos aproximan y alejan a los personajes de esta novela y al exalcalde: Gargatúa y su hijo Pantagruel son de fisonomía desmesurada, y ambos son solidarios y virtuosos; por ejemplo, a Pantagruel le otorgan el cargo del tribunal, pero él lo rechaza, “por ser un puesto que generaba gran corrupción”.

Como ven, hay afinidad en el primer aspecto, pero son antípodas en el segundo; al grado que con un prontuario semejante bien podría escribirse el manual de la perfecta corrupción. Aunque el exalcalde tiene todo el derecho a alegar el principio de inocencia, como no. Como anoté antes, la fuente para este texto emana de publicaciones aparecidas en el diario El Pilón, de Valledupar. Veamos.

En el período administrativo comprendido entre 2016 a 2019, el alcalde Luis Peñaloza protagonizó, dicen los informes de prensa, actos de corrupción y escándalos públicos que lo han tenido unas veces en la cárcel y otras en arresto domiciliario, por quebrantos de salud. A ver, las investigaciones por “peculado”, “celebración de contratos sin cumplimientos de requisitos legales”, “constreñimiento al sufragante”; con varios secretarios habría incurrido en “falsedad ideológica en documentos públicos y privados”. A todo eso se suman comisiones pedidas a contratistas y compras cuyas “ganancias” podrían llenar varias veces los bolsillos de Gargantúa y Pantagruel.

En razón de todos esos “procesos penales”, el exalcalde y su abogado han peregrinado durante más de un año por juzgados y órganos de control como Fiscalía General y Contraloría General. La periodista Marllelys Salinas Mercado hace un riguroso escrutinio en su informe del 25 de julio de 2020, en El Pilón. Y la víctima de tantísima desmesura (de comprobarse todo) es el municipio de Agustín Codazzi y por supuesto la comunidad. En agosto de 2019, en el oasis de cultura que es Aprocoda, dirigentes históricos del Moir me decían, con tono indignado: “Hoy Codazzi está peor que hace cincuenta años”. Mi reacción fue de escepticismo, pero ante tantas noticias…

Para cerrar ese círculo que Marllelys llama con propiedad “vicioso”, quiero llegar al fin de este artículo con noticias esperanzadoras. En efecto, en las elecciones de 2019 para la alcaldía, contra todo pronóstico un sector de la población, en su mayoría voto de opinión, eligió a un médico que como garantía de su programa ofrecía sus “manos limpias”, me refiero al Dr. Ómar Benjumea Ospino. En las actuales circunstancias, ante ese enemigo letal que es el Covid 19, ha logrado con acertada estrategia de disciplina comunitaria, disminuir el número de contagiados por día. No es un canto de victoria, pero sí una voz de estímulo cuando la realidad está dando la razón.

Bien dice el proverbio que, cuando más oscura es la noche, más cerca está el amanecer. Hasta finales del ochenta del siglo pasado, Codazzi era un municipio que aportaba argumentos para hablar de cultura, progreso, desarrollo, comercio e industria, de empleo y de gentes alegres y laboriosas. Quiero pensar con el deseo, y decir que en este nuevo amanecer Codazzi vuelve a tomar el rumbo. Que así sea.

BLOG DEL AUTOR: Donaldo Mendoza

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