Escribir un poema sin emoción,
es como hacer el amor sin quererlo
sin saber si se podrá mantenerlo,
hasta llevar a cabo la ejecución.

La emoción es para el poema su vida,
es la savia que alimenta su alma,
la que el poeta creativamente empalma,
con el quehacer de experiencia vivida.

Emociones muy diversas sentimos,
unas muy agradables y otras menos,
mas todas igualmente las vivimos.

Pero sin duda, la más grande emoción,
que al poeta somete sin dar tregua,
es aquella que brota del corazón.

Alberto Lacouture
Noviembre 2023

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