_«Cantar es lo más personal que puedes hacer. Es como respirar»_: Celin Dion (cantautora canadiense).

Por *Ramiro Elías Álvarez Mercado*.

La música es como un medio de comunicación profundo y transformador: capaz de conmovernos, desafiarnos y despertar nuestra imaginación, es un lenguaje universal que trasciende barreras culturales y lingüísticas, que se caracteriza por tener el poder de emocionar, inspirar y transformar a quienes lo experimentan.

A todos nos gusta de una u otra forma cantar pero a la mayoría nos parece una catarsis porque no tenemos una buena voz o bien sea por temor a hacer el ridículo, pero hay personas que saltan ese muro de la timidez y se arriesgan a exponer ese talento que tienen oculto y se lanzan al ruedo musical. En este competido medio de la música vallenata hemos sido testigos de un fenómeno que viene sucediendo hace varios años y es la aparición de muchas mujeres que con sus talentos, bellezas, carismas, fuerzas y valentías vienen refrescando y haciendo un aporte significativo en la construcción de esta gran pirámide en la que se ha convertido esta expresión musical: compositoras, acordeonistas, cajeras, guitarristas, guacharaqueras y por su puesto cantantes que le han dado un nuevo oxígeno a la música vallenata.

Una de esas nacientes figuras que promete continuar con el legado de esas grandes voces que por años nos han deleitado en la música de Francisco el Hombre es Valeria José Lozano Beltrán: hermosa, talentosa y carismática mujer que llegó a este mundo terrenal el jueves 25 de abril del año 2002 en el hospital Fray Luis de León, en una esplendorosa y soleada tarde en la tierra donde se desarrolló la historia de «El Hombre Caimán», el municipio de Plato, departamento del Magdalena.

Este exótico pueblo de mitos y leyendas, fiestas algarabías y alegrías posee una privilegiada posición: está ubicado en la ribera oriental del majestuoso e imponente río Magdalena: fuente de sustento, vida, flora, fauna silvestre e inspiración de sus pobladores; en su territorio se encuentra gran parte del complejo cenagoso de Zárate, Malibú y Veladero considerado como el segundo más importante del territorio colombiano. Allí en el hogar conformado por Ítala María Beltrán Marenco y José Lozano Andrade nació Valeria rodeada de mucho amor, pero también de parrandas vallenatas dado que su padre, un abogado de profesión que nunca ejerció y se dedicó a los negocios independientes como la ganadería, la agricultura y otras inversiones, conocido como «el gran Pepe Lozano», fue un animador de interminables parrandas y gestor cultural, saludado por distintos cantantes de la música vallenata. Su madre una instrumentadora quirúrgica también amante del vallenato gustos que desde un principio fueron heredados por su hija  de donde claramente viene esa inclinación musical ya que su padre siempre le cantó desde niña, cantos con los que la arrullaba hasta conciliar el sueño. Es la mayor de tres hermanos: María Josefina, de 16 años quien también tiene una buena voz y en algunas ocasiones le hace coros a su hermana mayor y el gran José José de 12, a quien le gusta la guitarra y toca la lira en la banda de su colegio, lo que quiere decir que la música ha estado en su vida desde antes de ser concebida por sus padres.

Lozano Beltrán sintió ese llamado musical desde muy niña en su terruño y poco a poco lo fue desarrollado y mostrando en su colegio Inmaculada Concepción de las monjas terciarias capuchinas donde realizó sus estudios de básica primaria y bachillerato en el que se destacó por ser una alumna sobresaliente en la parte académica y sobretodo con un buen oído musical. Sonidos como el tic tac de un reloj marcando la hora, el canto de los pájaros, las notas de un acordeón y una guitarra siempre la inquietaban; es decir, que la música se convirtió en algo cotidiano para ella, la relajaba, le mejoraba su estado de ánimo y ese magnetismo la hacía sentir feliz.

Aprendió a tocar guitarra y sumado a su voz hizo que su amor por esta expresión musical aumentara y esta razón le dio la claridad suficiente para pensar y soñar que con su talento y voz deleitaría a un público presente en los distintos escenarios donde se presentaría.

Valeria José es admiradora de la mayoría de los grandes cantantes que han escrito con letra indeleble la historia del vallenato, pero siempre estuvo seducida por la voz de su padre «Pepe» Lozano, quien le cantaba las canciones que se escuchaban en la radio que eran éxitos del momento, pero sobre todo la de los Hermanos Zuleta Díaz en razóna que era un «Zuletista» de tiempo completo. 

Como amante y seguidora de la música vallenata le gustan esos autores que cuentan en sus letras vivencias y contenidos profundos con un lenguaje literario de gran factura que con sus canciones llenaron de éxitos el pentagrama vallenato, pero tiene una mayor inclinación por la obra del maestro Hernando José Marín Lacouture, quien se caracterizó por su marcado estilo en el que plasmaba y reflejaba rasgos de rebeldía, romance, poesía, picaresca y costumbrismo.

Hoy en día Valerian Lozano es una de las mujeres dedicadas al canto vallenato que tiene mucha aceptación en las redes sociales y canales de difusión. Sus vídeos, sus interpretaciones de clásicos de la música vallenata son muy apetecidos por el sentimiento y la calidad vocal que le imprime a sus interpretaciones y es que después de escucharla con ese respeto y admiración por las versiones anteriores de esos exitosos cantos, nos demuestra que su cantar es una fascinante forma de arte increíble que nos atrae y sabe como tocar las fibras y emociones de quienes la escuchan.

Las palabras no son para explicar cuán profundamente los cantantes están apegados a la música, pero la demostración y entrega que Valeria hace en el escenario en cada presentación enciende ese fuego que lleva por dentro y esa dosis de inspiración es recibida con entusiasmo y alegría por sus seguidores.

Su voz conmueve por ser pura, vigorosa, pero al mismo tiempo agradable al oído, es como si llevara toda una vida dedicada al canto.

Valeria José Lozano Beltrán está dedicada a su pasión que es la música, sus presentaciones en el Caribe colombiano aumentan significativamente, pero no ha echado en saco roto sus estudios profesionales, antes por el contrario está que logra este objetivo que siempre se trazó en la vida y hoy en día cursa su último semestre de ingeniería ambiental en la Universidad del Magdalena donde está becada por su talento.

En su naciente carrera artística ha grabado varios ‘covers’ y producciones con canciones representativas de la música vallenata.

En este momento hace pareja musical con el joven y talentoso acordeonista natural de San Jacinto, Bolivar, Carlos Olivera, un muchacho que tiene una nota, pulcra, coherente, siguiendo los pasos de sus maestros antecesores en la ejecución del acordeón.

La primera canción que grabó es de la autoría del guitarrista y cantante Juan Pablo Marín Álvarez, hijo del maestro de la composición Hernando Marín, titulada «Pacto de Amor» que se la dedicó a su querido padre «Pepe» Lozano en el primer año de su fallecimiento. Colaboró con Miguel Herrera en la grabación a dúo de la canción «Mi Poema» del maestro Rosendo Romero Ospino, así como la participación en el álbum ‘Frente a La Poesía’ «Vallenato Auténtico Volumen III» que viene liderando Hernán «Nancho» Gómez en donde cantó una puya a dos voces titulada ‘Quien manda a quién’ con Aldair Velázquez, obra del compositor Pedro Otálora, y el acompañamiento en el acordeón de Óscar Correa.

Valeria sigue con sus actuaciones y también se vienen nuevos proyectos para este año 2024 de la mano de grandes exponentes del folclor vallenato como el acordeonista Horacio Escorcia Marchena y la participación en la producción ‘Guitarras del Alma’ al lado de los guitarristas Mancel Cárdenas y Juan Carlos Vargas «Mogolla» y Alma Parrandera.

Con la música metida en su alma empezó a darle rienda suelta a su imaginación y se estrenó como compositora y presentó una canción de su autoría titulada ‘Si el amor no te alcanza’ lo que seguramente será el preámbulo para que broten más inspiraciones de esta bella y diciente expresión musical.

Es probable que me quede corto de palabras al momento de expresar la admiración que me ha generado esta joven artista: Valeria José Lozano Beltrán, pero tengo el presagio que su seductora, fascinante y magnética voz estará dando de que hablar los próximos años y acaparando las portadas de los medios de comunicación porque es talentosa, sencilla, con ese temple de mujer visionaria, que emana energía positiva.

Así como los diamantes se van puliendo de la misma manera Valeria lo va haciendo sin afanes, pero con optimismo, dedicación, profesionalismo y responsabilidad. Diamante, palabra que proviene del griego «Adamas» que significa «inalterable, indomable, indestructible», eso mismo queremos los seguidores de esta bellísima artista que siga conservando ese estilo romántico, costumbrista y soñador, que su linda voz no se altere y que cante sin marchitarse de manera vitalicia, para que su nombre forme parte del firmamento vallenato y su estrella ilumine y quede plantada entre los grandes exponentes de esta música de origen provinciano que se ha convertido en la cara más amable de Colombia ante el mundo.

La pueden seguir y escuchar en sus redes sociales.

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