Por: Alejandro Gutiérrez De Piñeres y Grimaldi
Colombia es mi patria natal, la cual aprendí a querer a muy temprana edad, pues a través de los años le fui tomando un amor muy especial, al escuchar las notas musicales que brotaban por doquier, dado que he tenido la oportunidad de residir en muchos lugares del territorio nacional, lo cual me ha permitido disfrutar en vivo, una variedad de aires y ritmos interpretados por grandes y talentosos artistas, que infortunadamente no son tenidos en cuenta por los diversos medios de comunicación nacionales y regionales, en tanto que abren sus puertas a una multiplicidad de vocalistas y agrupaciones foráneas, que poco o nada aportan a nuestra cultura, pero con el apoyo de emisoras y canales de televisión, han podido penetrar fuertemente en la juventud actual, desplazando de hecho todo aquello que en realidad refleja nuestra tradición artística y cultural.
Con el transcurso de los años, he aprendido a valorar más lo nuestro, pues siempre conservo recuerdos inolvidables de mi infancia y adolescencia, porque solía participar en todo aquello que espontáneamente salía de labios que con alegría expresaban costumbres y tradiciones, con una naturalidad tal, que aún guarda nuestra memoria. Amén de lo anterior, he tenido el privilegio de residir y compenetrarme con los moradores de varias regiones, conociendo sus costumbres y compartiendo gustos con ellos.
Y en esa floración de recuerdos, sigo mis huellas pretéritas en nostálgico caminar; entonces dispongo de un tiempo muy especial, para escuchar melodías y músicas enraizadas en mis congéneres, sin distingos de ninguna índole, y una alucinante variedad de instrumentos, tales como acordeones, arpas, requintos, tiples, tambores, cununos, marimbas, trompetas, clarinetes, saxos y bombardinos, que invaden mi alma y hasta me hacen derramar lágrimas, al desfilar por mi mente tiempos hermosos que dan vida a mi corazón.
¿Por qué razón tengo ese aprecio y amor hacía lo nuestro, musicalmente hablando? Desde el vientre de mi madre, comencé a sentir alegres vibraciones, en mi patria chica ‘Ocaña señorial’, y desde ese apartado lugar de nuestra geografía nacional, la radio se tornó en mi amiga incondicional, pues a través de las ondas hertzianas del orden nacional e internacional, degustaba las creaciones múltiples y exquisitas, que se escuchaban sin necesidad de ´payola’, ni se vendía una buena canción por ser un buen postor.
Esta sola observación bastaría para realizar un concienzudo estudio y mostrar la variedad expresiva y vertebral del cantar colombiano. A lo largo de toda Colombia, la poética y la música exhiben ricos matices y formas musicales muy expresivas, con giros melódicos muy singulares en sus danzas y bailes, con una imaginación creadora, cuyo carácter y espíritu, a veces disímiles de región a región, se encuentra vivo dentro de una vasta producción, ignorada por los pontífices de la radio y televisión, que se sienten como si fuesen ciudadanos de otros países, mientras que, en el exterior aprecian más y mejor, la creatividad que nuestra patria abunda.
Esas canciones que muchos ‘compatriotas’ rechazan, en muchos casos han sido asimiladas en el exterior, donde adquieren un ropaje que las transforma totalmente; melodías muy colombianas las hacen canciones propias. Las expresiones musicales en Colombia están muy determinadas por sus paisajes; el que haya viajado sin apresuramiento y con ojos avizores, podrá fácilmente explicarse las diferencias en las expresiones musicales colombianas. Ellos constituyen la clave de los cantares y decires de nuestros pueblos diversos.
Así como los aires andinos tienden a ser nostálgicos, la región caribe presenta una variedad de canciones y bailes de un acentuado sabor chispeante y jacarandoso. Es una música contagiosa, excitante, con mucha sensualidad a flor de piel. En todos los departamentos del caribe (incluido San Andrés), muestran un tipo de música diferente al del resto del país. Es una alegría constante la del costeño y la variedad de fiestas, de ceremonias y de bailes son insospechables. A todos los bailes y aires del resto de Colombia, bambuco, pasillo, danzas, valses, etcétera, se agregan los muy característicos de esa región: los porros, cumbias, el mapalé, los merengues, puyas y sones, y una extensa lista que resulta copiosa citar.
Reminiscencias de este espíritu están latentes en diversas regiones de Colombia y en las épocas de carnavales afloran públicamente. A los habitantes del caribe les entusiasma el carnaval hasta el delirio; los bailes, comparsas y la música comienzan y terminan con gran esplendor. Las comparsas y grupos colectivos son muy frecuentes en esta época de carnestoléndica, con las más extrañas vestimentas y alegres danzas y canciones. ¡Esta es mi Colombia querida!.
1. MOSAICO CARIBE COLOMBIANO
Interpreta: Banda Sinfónica La Estrella
2. LLORANDO POR AMOR
Interpretan: Hermanos Tejada
3. LA CAMA E’ GUAYACÁN
Interpreta: ‘Chane’ Meza
4. SOY YUBARTA/SOY CHOCÓ
Interpreta: Grupo Folclórico Chocoano
5. NATIVO DEL VALLE
Interpretan: Hermanos Zuleta
6. TORBELLINO VELEÑO
Interpretan: Cuerdas colombianas
7. LA COROCORA DEL LLANO
Interpreta: Virginia Rocha
8. FISHERMAN (MONEY)
Interpreta: Caribbean New Style (San Andrés)
9. MOSAICO SAMPEDRINO
Interpreta: Grupo Más Parranderos (de Neiva)
10. EL HILO
Interpreta: Grupo Yacambú
11. LA AGARRADERA
Interpreta: La Nómina del Pin
12. MARÍA VARILLA
Interpreta: Alfredo Gutiérrez y su conjunto

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