Fiestas de gaita, joropo y tambor para bailar en Venezuela

venezuela-fiestasgaiterasPor Ibis Frade*

Caracas (PL) En fechas de celebraciones por fin de año y comienzo de otro nuevo, de hallacas navideñas (tamales) y lechón asado, a los venezolanos les parece casi un sacrilegio armar la fiesta sin escuchar su tradicional gaita zuliana.

Por estos días a nadie sorprende encontrar, entre la música de moda de emisoras locales, varios temas de ese ritmo nacido en el occidente del país, pero tan propio de todo el territorio.

Nada tiene que ver la venezolana con esa gaita escocesa o irlandesa de fuelle, bolsa y caños de diversos tamaños: en esta nación, la gaita es un género interpretado con instrumentos de percusión, maracas, charrasca (especie de guayo), cuatro y en ocasiones, se incluyen otros de cuerda como guitarra o violín.

Al furruco -descendiente directo de la zambomba española- y a la tambora, acompañan a veces el clarinete o un piano, mientras mantiene intacta su esencia, fusión de lo africano, lo ibérico y lo indígena.

Según los entendidos, la palabra gaita procede del gótico gaits, término utilizado en el oriente europeo para nombrar a las cabras, cuya piel se emplea como forro del furruco (tambor).

Desde cantos al sentimiento regionalista y a figuras religiosas como la Virgen de Chiquinquirá o La Chinita, hasta contenidos románticos, humorísticos y políticos, pueden ser inspiración en esas composiciones, surgidas alrededor de los años 50 del siglo pasado.

Para muchos venezolanos, las gaitas resultan una melodía nacional que marca el inicio de la temporada decembrina: Viejo año, Sin rencor y Amparito vuelven cada fin de año y desentumen las caderas y los pies. Chinita de Maracaibo, Navidad sin ti, La grey zuliana y La cabra mocha retoman su puesto en el hit parade y Sentir Zuliano parece un himno: «Cuando voy a Maracaibo / y empiezo a pasar el puente, / siento una emoción tan grande / que se me nubla la mente».

La gaita, inicialmente expresión del folklore regional del estado de Zulia, se impone a los ritmos comerciales y la mayoría de los venezolanos sienten que la Navidad está incompleta sino suena su melodía, Patrimonio Cultural de la nación desde noviembre de 2014.

Otro favorito de las fiestas decembrinas -sobre todo en el llano- es el joropo, género representativo de este país tanto en el plano nacional como en el foráneo.

Según el director del Centro Nacional de Danza, Omar Orozco, las figuras y los pasos de ese baile están muy vinculados a las faenas del campo, además, es una representación de enamoramiento muy sutil, ideal para las fiestas.

Los expertos en la materia coinciden en que hay tantos tipos de joropo como pueblos en Venezuela, cada región le confiere sonidos particulares u otros aportes rítmicos, explicó el especialista.

Por ejemplo, el de los llanos caracteriza su danza por la relación con trabajos campesinos, como el ordeño o el manejo del ganado. La mayoría de sus pasajes y golpes son temas de amor, desamor y querencias a la tierra, acompañados por zapateos y pasos fuertes, detalló Orozco.

El joropo central, también conocido como tuyero porque nació en las zonas cercanas a la cuenca del Río Tuy, tiene mucha influencia de lo afro y la voz del intérprete juega un rol especial, Además, el baile es más acelerado, agregó.

Mientras, al andino lo distingue un suave «valseo» (paso básico en el que la pareja se toma de las manos y pasea por la pista), no hay zapateo y en la música predomina el violín y la guitarra.

A juicio de Orozco, existen dos versiones en la proyección: el de los escenarios y el cotidiano que se hace en las comunidades.

Hay creaciones artísticas sobre las tablas muy alejadas de la forma original del joropo y eso puede crear confusiones, dijo.

De acuerdo a José Jesús Gómez, director del Instituto de Artes Escénicas y Musicales, en un mundo tan globalizado como el actual las culturas autóctonas corren el peligro de desaparecer o pasar de moda si no reciben apoyo, sustento y visibilidad.

Antes era muy difícil ver en la televisión o en las grandes salas las expresiones populares del joropo, porque solo había bailarinas con grandes faldas y tacones, en lugar de alpargatas y batas cortas, como en los campos donde nació esa música.

Pero ahora el venezolano marca su pasillo joropero y puede que hasta se aventure con un tambor, legado musical de los esclavos africanos

El género, de fuertes raíces afro, prosperó en la región costera y aún hoy es usado en las procesiones de junio, dedicadas San Juan y San Pedro, sincretismo de lo católica y las religiones negras.

Pero de vez en vez se cuela un tambor en Navidad, porque en esta tierra, como en muchas tantas de Latinoamérica, quien no tiene de congo, tiene de carabalí.

* Corresponsal de Prensa Latina en Venezuela.

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