
JUGLAR LORENZO MORALES
Por José Atuesta Mindiola
I
De la tierra de Guacoche
de ese Palenque famoso,
vino un juglar portentoso
con el color de la noche.
Y trinaba como un toche
con su garganta sonora
se despertaba la aurora
en los floridos rosales,
y era Lorenzo Morales
el cantador de las horas.
II
Espigas de melodías
regó por esta región,
notas de su acordeón
iban sembrando alegría.
Él no tuvo dinastía
de músicos y cantores
para extender los honores,
grandeza de su talento.
Su cantar está en el viento
como perfume de flores.
III
Negro de los cardonales
dijo Emiliano Zuleta:
el músico se respeta
porque su talento vale.
Al gran Lorenzo Morales
también yo recodaré,
una noche le escuché
cantándole a una doncella:
“Yo siempre dejo la huella
antes de poner el pie”.
IV
Lorenzo Miguel Morales
un maestro de maestros,
desde joven fue muy diestro
con notas originales.
En todos los festivales
sus versos siguen cantando,
y lo viven recordando
por sus merengues y sones.
En la historia de acordeones
el suyo sigue sonando.
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KALETH MORALES
Por José Atuesta Mindiola
I
Tristes gaviotas volaron
en el mar de Cartagena
sobre las playas de arena
sus lágrimas derramaron.
Los niños también lloraron
más tristes que las gaviotas,
sus ojos brotaban gotas
como granizos de nimbo;
porque el que vivía en el Limbo
ya se llevaba sus notas.
II
Día de San Bartolomé
el veinticuatro de Agosto,
mi pecho se puso angosto
por un dolor, yo no sé.
Y lágrimas derramé
en silencio de raudales,
el cantor Kaleth Morales
se marchaba para el cielo;
los niños con desconsuelo
deshojaban los rosales.
III
Valledupar con dolor
aun llora la despedida,
inesperada partida
de este juvenil cantor.
Era un torrente de amor
un vendaval de ilusiones,
conquistó los corazones
con su voz de primavera,
pentagramas de quimeras
el jardín de sus canciones.
BLOG DEL AUTOR: José Atuesta Mindiola