La música: otro modo de narrarnos


POR: PALOMA MUÑOZ

(Investigadora musical, antropóloga y pedagoga de músicas tradicionales contemporáneas)

“Soy de Tierradentro, Cauca. Crecí incidiendo por las carreteras, los programas del Estado, en especial la educación y las religiones impuestas. Desde niño, me hice músico, pero con el tiple y la guitarra. Hacia finales de la década del setenta, inicié el complejo retorno hacia el conocimiento ancestral […] Compenetrado con la música andina, conformé el Grupo Kwe’sx Kiwe – “Nuestra Tierra”. Con la música soñamos grandes retos: Retomar células rítmicas propias para componer en nasa yuwe. Tras 500 años de invasión, no es fácil encontrar música ancestral cantada en nuestras lenguas originarias”.

El anterior relato, nos lo comentó el músico indígena nasa Inocencio Ramos, en uno de los Encuentros-talleres Nodo Cauca, del proyecto Piloto de formación de investigadores en música, del Ministerio de Cultura (en el 2017, en Popayán). Una experiencia con músicos académicos y líderes culturales de las distintas regiones del departamento del Cauca.

Y agregó diciendo: “No vivan para sentir, sientan para vivir ́, nos dice el thë’ wala Gerónimo, mientras la mayora Carmen Vitonas sostiene: “Investigar no es escribir, investigar es saber revivir eso que se está muriendo”. Flauteamos y le danzamos a los espíritus, consolidando así la armonía, la unidad y el sentido de reciprocidad y de lo colectivo. Considero que el conocimiento de las academias, poco está contribuyendo a la sanación de nuestra madre tierra, por el contrario, legitima los sistemas de dominación y nos conduce hacia el conformismo y el consumismo.

La descolonización del pensamiento se forja respetando y dando espacio a nuestros sabios ancestrales. Conceptos como pachacuti, es decir, el retorno a lo ancestral; suma kawsay o en nasa wëtwët fxi’zenxi, nos invitan al buen vivir y a vivir bien. ¿Pero qué papel juega la música y el arte en los procesos de construcción de unidad y de dignidad? Hemos sostenido: Si no hay paz para la tierra, jamás habrá paz para la humanidad. Nos preocupa tanto el país como la armonía para el mundo entero.

La institucionalidad debe cambiar, debe transformarse para asegurar pasos firmes hacia un equilibrio social duradero. ¿Cómo se explica la presencia de flautas traveseras y ritmos similares en países tan distantes? Procurando sinergias, para que la investigación musical y artística, pueda encontrar su razón de ser”.

Estos comentarios de Inocencio Ramos, nos revelan cómo la gente tiene una memoria musical y muchas maneras de contarnos, para no olvidar lo que hemos sido. Cómo a través de sus relatos, cantos, sonidos, ritmos, figuras, palabras, silencios y cuerpos que se contonean al son de sus sonoridades de arraigo, tanto en las veredas y resguardos; como otras más contemporáneas, cotidianas, urbanas (rock, jazz, reggae, rap, reggaetón, entre muchos otros), en donde se enuncian a través de los tiempos y también de nuevas tecnologías.

Unas con compromisos sociales, de denuncia y de re-existencia. Otras dedicadas a la educación musical. Y estas dos palabras son las que nos han convocado al debate nacional, porque tiene que ver con el “como”, porque no se puede instaurar un modelo único de educar. Lo cierto es que todas estas maneras musicales han querido dejar sus legados. Es decir, la gente busca otras maneras de narrar para no olvidarse.

Así entonces, ¿por qué nos cuesta entender la diversidad cultural y musical de la nación? Siendo que este país tiene tantos sonidos diversos y distintas maneras de aprender. Me pregunto entonces: ¿Cuáles son nuestros problemas? en los que el ministerio de Cultura (paradójico ahora con su nuevo nombre “de las artes y los saberes”) ¿pretende resolver? ¿a qué necesidades responde? Pareciera que el gobierno nos dijera “te traemos la solución”, hay que crear una política pública y, ¿En términos de política pública de la música qué pretendemos solucionar? ¿si pareciera que no se le ha preguntado a la gente?

Porque desde hace 4 meses hemos venido el gremio de los músicos a nivel nacional, insistiendo que nos escuchen, para contribuir en alertar lo nefasto que sería instaurar un sistema único musical (al parecer ya dilataron el sistema de orquestas sinfónicas venezolanas, en palabras del maestro Jorge Zorro, vice y ahora ministro encargado de Cultura), sin tener en cuenta la realidad musical de los distintos territorios. Porque no solo nos hemos expresado con las denuncias, sino con más de 30 propuestas para llegar a acuerdos con el ministerio de Cultura y entre ellas está la conformación de unas mesas técnicas de trabajo de manera conjunta, porque la música, es otra manera de narrarnos.

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