I
En su hamaca se mecía
el gran Adolfo Pacheco,
sintió molestia en el pecho
un dolor lo estremecía;
él muy triste se veía,
sus amigos asustados
creían que estaba golpeado
por la maldita pandemia;
pero por fiesta y bohemia
estaba era enguayabado.
II
Adolfo el magno trovero
ya presenta mejoría,
en los Montes de María
vuelve a cantar el mochuelo.
Su esposa mirando el cielo
le da gracias al Creador,
porque su amado cantor
aún florece en el camino;
entre más viejo más fino
es el jardín del amor.

Atentamente
José Antonio Atuesta Mendiola
Cel: 3015734205
BLOG DEL AUTOR: José Antonio Atuesta Mendiola