DE DICHOS, REFRANES Y PROVERBIOS – I

Por: Donaldo Mendoza

    Recibí un correo de un excolega del INEM de Popayán, quien por décadas colaboró en la revista estudiantil RECONSTRUCCIÓN (1983-2018), incluso quince años después de su retiro. Me refiero al maestro José Óliver Aponzá, orgulloso hijo de la población de Guachené (Cauca). En la revista, José Óliver patentó un género escrito que oscilaba entre el artículo y el miniensayo, o una simbiosis de los mismos. Residente hoy en Cali, José Óliver estuvo poniendo orden en sus papeles y se encontró con el ejemplar de una edición donde él había publicado un escrito sobre refranes y proverbios. Leyó y vio que valía la pena compartir su contenido, porque, ¿acaso puede haber algo más actual que un refrán o un proverbio?

    Anillo al dedo ha sido este descubrimiento de Aponzá. Tenía en el tintero una reseña por escribir, basada en el librito (122 pp.) de COLCULTURA: Dichos y refranes oídos en Colombia (1973), recopilados por Carlos E. Pinzón y Graciela Fandiño, en el número 76 de la famosa ‘Colección popular’. Presento enseguida un resumen del texto de Aponzá, y al final una muestra de dichos y refranes del mencionado librito.

    En efecto, los dichos, refranes y proverbios son formas vivas de la expresión popular, cuyo recurso comunicativo está presente en el cotidiano quehacer y compartir de los colectivos sociales, sin distingo de ninguna clase, “desde mandatarios y soberanos hasta el más humilde obrero o campesino”. ¿Quién no ha usado en su vida un refrán o proverbio para agregar fuerza expresiva a su discurso, para matizar la solemnidad de alguna circunstancia o para añadir donaire y agudeza a una conversación?  

    El propósito de estos agudos dichos es establecer una verdad de validez universal, en virtud de las experiencias que le dieron origen, y a cuyo sustento solemos definir como «sabiduría popular», o ciencia de los pueblos. En tanto formas vivas de la lengua, los refranes y proverbios recurren a toda clase de artificios gramaticales y retóricos: metro, rima, elipsis, metáforas, prosopopeyas, ironías, antítesis, paralelismos, etc., … elementos artísticos, … también medios mnemotécnicos.

    Estas expresiones, de popular sapiencia, son próximas a la poesía; como ocurre en el poema, el proverbio ostenta también una capacidad de síntesis para decir mucho en pocas palabras; y como el buen poema, cifra en breve fórmula el mensaje que quiere comunicar, con una “frecuencia simbólica, la mayoría de las veces graciosa y siempre llena de ingenio”.

    Por su manera eficaz de interpretar la naturaleza humana, la universalidad de los refranes y proverbios es inocultable. Al grado que cada lugar en el mundo se siente cuna de estas agudas sentencias. Los dejo con la primera muestra de dichos y refranes que se escuchan en Colombia.

  • A donde el corazón se inclina, el pie camina.
  • Mano bien lavada, salud bien guardada.
  • A donde te quieren, no vayas a menudo.
  • Más vale ser el primero en una choza que el último en un palacio.
  • Acuéstate como la gallina y levántate como el marrano, y vivirás siempre sano.
  • No digas nunca todo lo que sabes, porque muchas veces dices lo que no conviene.
  • Al que le conviene, le viene.
  • No hay que nombrar la soga en casa del ahorcado.
  • Darle al pobre es prestarle a Dios.
  • Ovejas bobas, por donde va una van todas.
  • De los sesenta para arriba no te mojes la barriga.
  • ¿Quién es tu amigo? Tu pariente en el mal.
  • Donde se reza el rosario no falta lo necesario.
  • Quien no ahorra siquiera un fósforo en el día, no sabe qué es economía.

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Donaldo Mendoza

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