Hace ocho años falleció el artista vallenato Diomedes Díaz Maestre. Su vida artística ayudó a consolidar el gran edificio de la música vallenata. Tres pilares se conjugaron para lograr su inmortalidad. Su obra como creador, intérprete y verseador es inconmensurable, al que se unió su magia natural frente al seguidor.
Tuve la fortuna de conocerlo en 1974, cuando participó en la quinta semana cultural del Colegio Nacional Loperena. Me lo presentó Julio Díaz Martínez. Vi y escuché cuando le cantó de viva voz, las obras «Entre Lomas y sabanas», que luego se transformó en «El 26 de mayo» y «Cariñito de mi vida».
Recuerdo que al final, Diomedes dijo, «yo soy el poeta de Carrizal, el cantor campesino, soy el cacique de la Junta».Dos años después, en marzo de 1976, nos encontramos en el mercado de Valledupar. Allí me presentó a Martín Maestre. Me puso un casete con sus canciones, del que seleccioné el paseo «El hijo agradecido», que inscribí y obtuvo el tercer puesto.
Lo demás es una bonita historia para bien del vallenato, en donde fue un excelente protagonista. Nos quisimos mucho y siempre fui útil a sus requerimientos como lo que fuimos: unos familiares que nos valoramos. Paz en el lugar donde se encuentra»-Fercahino #álbumartísticocolombiano
