Cuando el hombre enamorado,
logra a su amada convencer
y a su suegra no conocer,
es incierto el resultado.
Con la suerte de su lado,
el mundo será glorioso,
será el yerno más hermoso,
el orgullo de la suegra,
a la que su vida alegra,
ese hombre tan primoroso.
Más si el destino condena,
al yerno con bruja suegra,
su vida será una friega,
se acaba la dicha plena,
a comer cocina ajena,
ver solo telenovelas,
colocar caucho en las suelas,
su cuarto será embrujado,
no chistar será obligado
y nada de francachelas.
No podría pretender cambiar,
los edictos de la bruja,
sin armarse de una aguja
y con vudú neutralizar
a quien no quiere conciliar
y desea su vida embromar.
Solo así podría disfrutar,
sin recato ni remilgos,
con su esposa y sin testigos,
de su amor y deseo sin par.

BLOG DEL AUTOR: Alberto Lacouture.