Tú, macho cabrío, te enojas
y a tus amantes maltratas,
con la boca y las patas,
dejando sus pieles rojas,
y en su alma las congojas,
por una ilusión perdida
y por tu acción producida.
Abuzando de tu fuerza,
sometes a quien se esfuerza,
en dar por su amor la vida.
Más la mujer, un ser digno,
con ímpetu se levanta,
dolor por valor suplanta,
combate a ese ser maligno,
que del machismo es signo,
eleva su frente en alto
y avanza sin sobresalto,
sobre su camino digno.

BLOG DEL AUTOR: Alberto Lacouture.