Contrólate abusador,
no te confundas amigo,
no puedes estar conmigo,
economízate el sudor.
De gallinas conquistador,
las loras de tu harem no son,
díjole con mucha razón,
mientras huía a todo correr,
para no dejarse aprehender,
de ese gallo sin corazón.
La lora en su loca huida,
desesperada gritaba
y a la razón lo llamaba.
Más con su razón destruida,
el gallo la veía servida.
Plumas vuelan en la ruta,
que susto tan hijueputa!!!,
eso pensaba la lora,
al escapar sin demora,
del gallinero la incauta.
Al salir del gallinero,
sudando la gota dura,
de su nerviosa aventura,
grita duro al romancero:
ser infame y pendenciero!!!,
de cerebro broquelado
y deseo degenerado,
yo soy un ave de naviero,
compañía del marinero,
no de gallo apasionado.

BLOG DEL AUTOR: Alberto Lacouture.